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challenging
funny
tense
slow-paced
Plot or Character Driven:
A mix
Strong character development:
Complicated
Loveable characters:
No
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes
challenging
dark
emotional
mysterious
reflective
sad
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Complicated
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes
emotional
mysterious
reflective
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Complicated
Diverse cast of characters:
Yes
Flaws of characters a main focus:
Yes
murdoch is simply too wonderful!!! pages and pages of meandering, unnecessary descriptions and yet I didn’t find myself bored even once. plot was a bit ‘soap opera’ at times but such is typical for her writing. :)
Graphic: Misogyny, Toxic relationship, Kidnapping
A really well written and engaging, I loved this book to begin but it faded over time, drawing out and getting lost in itself. But it rallied again towards the end. Overall a great book and worth the time.
dark
emotional
funny
informative
inspiring
relaxing
medium-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
Yes
Flaws of characters a main focus:
Yes
Love the story telling of Iris Murdoch. The main character is a retired playwrite/actor and the book revolves around events which unfold when he moves to a remote house by the coast.
reflective
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Complicated
Loveable characters:
No
Diverse cast of characters:
Yes
Flaws of characters a main focus:
Yes
I hated the main character so it was difficult to continue reading, but it is beautifully well written.
Loved the start, lost me toward the middle, found me, lost me again, really enjoyed the end. A bit drawn out, but some interesting ideas about people and relationships.
‘El mar, el mar’ es un novelón de Iris Murdoch. Más de 700 páginas. Y aún así, como se suele decir, se lee rápido, engancha de lo lindo. Es el primer libro que leo de esta escritora y me ha encantado el dominio que tiene del tempo narrativo, los sorprendentes giros argumentales que dan una fuerte sacudida a toda la trama, y la creación de una atmósfera que bascula entre el realismo típico de los novelones del siglo XIX y un aire de pesadilla onírico-fantástico muy particular y original.
El protagonista de ‘El mar, el mar’ es un director teatral que, después de una vida de éxitos y amoríos varios se retira a una casita de un pequeño pueblo costero con la intención de escribir sus memorias. Allí encontrará a su amor de adolescencia, aún no superado, porque a lo largo de los años se ha dedicado a idealizarlo hasta el absurdo, de modo que se emperrará en recuperarlo, por más que ella se haya convertido en un ama de casa casada algo anodina.
Pero este antiguo amor no será la única persona del pasado que se le aparecerá al protagonista; todo lo contrario. Se vuelve a encontrar con tantos fantasmas del pasado que llega un momento en que su casita parece el camarote de los hermanos Marx. El protagonista se reencuentra por casualidad con tantos conocidos en ese pueblo dejado de la mano de Dios que a veces resulta algo inverosímil. Y creo que esta sensación de inverosimilitud es buscada.
En un momento de la novela el hermano del protagonista (un soldado budista, poeta aficionado y esteta; Murdoch es una crack a la hora de crear personajes raros y aparentemente contradictorios) cuenta que algunos tibetanos creen que las almas de los muertos, mientras esperan la reencarnación, vagan por una especie de limbo donde se les aparecen visiones o demonios que dependen de la vida que ha llevado el muerto en cuestión. Algo parecido le pasa al protagonista en este pueblucho: se le aparecen demonios del pasado, reencarnaciones de viejos arrepentimientos o frustraciones. Y así se le presenta la oportunidad de quedar en paz con ellos o de volver a cagarla.
El protagonista de ‘El mar, el mar’ es un pájaro de cuidado, misógino hasta la médula y egocéntrico y egoísta hasta límites insospechados. En general, todos los personajes son bastante despreciables y sus motivaciones son enmarañadas y contradictorias. Pero es precisamente así como me gusta a mí; me parece más real. Además, como se trata de una novela en primera persona, sólo tenemos el punto de vista del protagonista y no se tiene que ser muy avispado para darse cuenta de que no nos podemos fiar de él, que probablemente nos está engañando, por la sencilla razón que también se está auto-engañando a si mismo. Pero esto también me encanta, porque me da la sensación que la autora me propone entrar en un juego y a mí me pirra jugar.
Se termina la novela y aún quedan muchas cosas en el aire, el protagonista no nos lo ha contado todo, y la historia no deja de tener un punto de ambigüedad casi fantasiosa. No creo que esté arruinando la novela a nadie si digo que el protagonista llega a ver un extraño monstruo marino. Es una novela extraña: sigue muchos de los cánones de la literatura realista más clásico y luego tiene ramalazos oníricos de lo más atípicos, hasta el punto en que ocasiones podemos llegar a dudar de lo que es realidad y lo que es fantasía. Pero creo que esto es uno de sus mayores encantos, lo que la hace original y duradera.
El protagonista de ‘El mar, el mar’ es un director teatral que, después de una vida de éxitos y amoríos varios se retira a una casita de un pequeño pueblo costero con la intención de escribir sus memorias. Allí encontrará a su amor de adolescencia, aún no superado, porque a lo largo de los años se ha dedicado a idealizarlo hasta el absurdo, de modo que se emperrará en recuperarlo, por más que ella se haya convertido en un ama de casa casada algo anodina.
Pero este antiguo amor no será la única persona del pasado que se le aparecerá al protagonista; todo lo contrario. Se vuelve a encontrar con tantos fantasmas del pasado que llega un momento en que su casita parece el camarote de los hermanos Marx. El protagonista se reencuentra por casualidad con tantos conocidos en ese pueblo dejado de la mano de Dios que a veces resulta algo inverosímil. Y creo que esta sensación de inverosimilitud es buscada.
En un momento de la novela el hermano del protagonista (un soldado budista, poeta aficionado y esteta; Murdoch es una crack a la hora de crear personajes raros y aparentemente contradictorios) cuenta que algunos tibetanos creen que las almas de los muertos, mientras esperan la reencarnación, vagan por una especie de limbo donde se les aparecen visiones o demonios que dependen de la vida que ha llevado el muerto en cuestión. Algo parecido le pasa al protagonista en este pueblucho: se le aparecen demonios del pasado, reencarnaciones de viejos arrepentimientos o frustraciones. Y así se le presenta la oportunidad de quedar en paz con ellos o de volver a cagarla.
El protagonista de ‘El mar, el mar’ es un pájaro de cuidado, misógino hasta la médula y egocéntrico y egoísta hasta límites insospechados. En general, todos los personajes son bastante despreciables y sus motivaciones son enmarañadas y contradictorias. Pero es precisamente así como me gusta a mí; me parece más real. Además, como se trata de una novela en primera persona, sólo tenemos el punto de vista del protagonista y no se tiene que ser muy avispado para darse cuenta de que no nos podemos fiar de él, que probablemente nos está engañando, por la sencilla razón que también se está auto-engañando a si mismo. Pero esto también me encanta, porque me da la sensación que la autora me propone entrar en un juego y a mí me pirra jugar.
Se termina la novela y aún quedan muchas cosas en el aire, el protagonista no nos lo ha contado todo, y la historia no deja de tener un punto de ambigüedad casi fantasiosa. No creo que esté arruinando la novela a nadie si digo que el protagonista llega a ver un extraño monstruo marino. Es una novela extraña: sigue muchos de los cánones de la literatura realista más clásico y luego tiene ramalazos oníricos de lo más atípicos, hasta el punto en que ocasiones podemos llegar a dudar de lo que es realidad y lo que es fantasía. Pero creo que esto es uno de sus mayores encantos, lo que la hace original y duradera.
Murdoch could have named her book "The Director Retires" or "The Loves of Charles Arrowby". But she didn't. She called it "The Sea, the Sea." And, indeed, the sea feels like a character. It is always there, by Charles' little house, and it is always described in his journal so explicitly that it feels you can see it. Maybe it's because the location is somewhat remote and so nature becauses a companion. (Maybe those of us who dwell in cities should take the same notice of our own surroundings instead of passing them by quickly in a car!). At any rate, the sea is simply the atmosphere of the novel and it envelopes you in its power.
That isn't to say there isn't a story. There certainly is, and it, too, draws you into its power. As Charles unfolds this strange interlude of his life in a memoir that records his pursuit of his first love, the reader will wonder who is mad here - the characters of whom he writes or the writer himself.
That isn't to say there isn't a story. There certainly is, and it, too, draws you into its power. As Charles unfolds this strange interlude of his life in a memoir that records his pursuit of his first love, the reader will wonder who is mad here - the characters of whom he writes or the writer himself.