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http://www.neapoulain.com/2018/02/el-carretero-de-la-muerte-selma.html
Selma Lagerlöf estaba calendarizada para noviembre, en el reto #WomenPNL (organizado por Todos mi ser), para leer a todas las mujeres que han ganado el Nobel de Literatura, pero como yo apenas me enteré que existía el reto este enero, pues decidí unirme y leer a las dos que ya habían pasado también. En enero, además de leer a Selma, también recordarán que leí a Sigrid Undset e hice una reseña de Santa Catalina de Siena. Pero bueno, hablemos un poco de Selma, antes de pasar a desmenuzar este libro. La escritora nació en Suecia en 1858 y fue galardonada con el premio Nobel de Literatura en 1909; provemiente de una familia de clase media donde la economía no era muy buena, fue maestra. Un periódico cultural sueco ofreció un premio de 500 coronas a la mejor novela, que ella ganó por haber enviado los primeros capítulos de La saga de Gösta Berling. Cuando le concedieron el Nobel fue por «en reconocimiento al altivo idealismo, la vívida imaginación y la percepción espiritual que caracterizan a todas sus obras», lo que la convirtió en la primera mujer en el mundo en recibir semejante distinción (y si lo piensan, es un poco triste que tantos años después sólo sean 14 mujeres las que lo han ganado).
Bueno, a mis manos llegó El carretero de la muerte por un juego del azar y lo único que quiero decir es que estoy interesada en leer otro libro de ella esperando que sea diferente. No, no me gustó El carretero de la muerte. Con la historia del carretero que tiene de fondo, esperaba algo mucho mejor y con menos hombres terribles. Pero me estoy adelantando y quiero desmenuzar este libro, es algo que me interesa mucho para que comprendan por qué mi opinión. Cuidado, que quizá deje un poco de sangre en el resto de la reseña, ahora sí, como dijo Jack el destripador: vamos por partes.
Una enfermera del ejército de salvación, Sor Edit, está muriendo. Su última voluntad es que quienes la acompañan vayan a buscar a David Holm y se lo lleven. A todos les extraña, porque David Holm es lo que yo defino como un hombre terrible merecedor de todos los horrores del infierno. Por otro lado, David Holm también está al borde de la muerte, prácticamente muerto y se encuentra con que la historia del carretero de la muerte es verdad. Y así, poco a poco, se entrelazan las historias de estos dos personajes. Cada segundo del libro que las mujeres tienen el foco de atención es glorioso, cada segundo que lo tiene David Holm me pareció la muerte y me quitó ganas de vivir. Vamos a hablar de por qué.
A mí la miseria de los hombres (hombres, varones, género masculino) me produce en general mucha hueva si no la escribe Kafka (pero yo amo a Kafka) y otros cuantos escritores (Steinbeck y Camus pueden encontrarse entre las honorables excepciones). ¿Por qué? Porque me la produce y ya. Pero bueno, ahora a la miseria de los varones le podemos sumar que el varón en cuestión merece menos que nada en cosas buenas y que deseas pasarle encima con una pickup (David Holm, te estoy hablando) y tienen mi cara de fastidio cuando notas que todo en el libro apunta a una historia de redención. Los hombres terribles no merecen ni una historia redentora más. Ni media. Ni una hoja. Merecen ser lanzados a las llamas del olvido y que nadie nunca más se acuerde de ellos y que todos los que sufrieron a su alrededor sean felices de una buena ves. ¿Sueno drástica? Perdón, es que me da flojera pensar la cantidad de historias que giran en torno a ello.
David Holm es un borracho que maltrata a su mujer y a sus hijos. Viven en la misería porque el cabrón ni trabaja ni deja que su mujer lo haga mucho y además de todo es un maleducado que se la pasa tratando mal a Sor Edit, que sólo intenta sacarle lo bueno que hay en su interior (la cantidad de esfuerzo y trabajo emocional que requiere intentar sacarle algo bueno a ese ser merece un premio, pero es un trabajo inútil). Durante todo el libro juro que me imaginé diversos escenarios en los cuales uno podía pasarle con una pickup por encima (aunque eso sea anacrónico, porque el libro es de 1912, más o menos), hacerle mal de ojo, condenarlo al infierno... y así hasta el infinito. Además aunque uno lo puede dudar porque los personajes no dudan en hablar mal de él, la historia intenta darle redención y justificación. En fin, hasta una novela que girara en torno a las mujeres que giran alrededor de David Holm y las consecuencias de sus actos hubiera sido mil veces más interesante.
Pero bueno, a veces pienso que tengo que ponerme un poco en el contexto histórico en el que la novela fue escrita. Lo intenté. Pero después pensé que en el siglo XII, Eloísa estaba hablando pestes de la iglesia (a pesar de ser monja obligada) por oprimir a la mujer y en el siglo XV estaba Christine de Pizan escribiendo un libro de cómo una ciudad de mujeres prosperaría (porque los hombres eran unos inútiles) y me acordé de Olympe de Gouges, que exigió que se reconociera a las mujeres como ciudadanas, lo que la llevó al patíbulo, y de Mary Wollotsencraft y su Vindicación de los derechos de la mujer. Y me acordé de Jane Austen y lo femenino de su universo y sus heroínas. Y me acordé de Charlotte Brontë y de Anne Brontë y de Emily Brontë, especialmente de ella, porque escribió una historia llena de personajes terribles que no consiguieron tanta redención gratuita como David Holm.
Quiero desmenuzar más partes de esta novela, así que, sin ir más lejos, voy a poner el anunció de SPOILERS. El que avisa no es traidor. De todos modos, son sólo hechos aislados de la novela que vale analizar con un poco de perspectiva de género.
SPOILERS, QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR
2. Kinf of un personaje intenta justificar el odio de David Holm a su mujer. Cuando sor Edit reconoce que la mujer ha sufrido un poco por su culpa y que lo siente y quiere arreglarlo, hay otro personaje que le dice más o menos que todo ello tiene un motivo, que no conoce la historia completa y procede a contar como estando en la cárcel David Holm imaginaba que al salir su mujer lo estaría esperando con sus hijos y tendrían una buena vida. Eso no pasa, porque cuando llega se encuentra la casa vacía. Se habla de que es una venganza de David Holm, todo el maltraro a su mujer, por haberlo abandonado. Ahí me quedé pensando si sólo lo pensaba el personaje en cuestión o la voz narrativa de la escritora. No sé. Puedo soportar a los personajes hijos de la verga, pero las voces narrativas me sacan de quicio cuando parece que se asoman las opiniones de mierda de los autores (y son muy difíciles de esconder).
3. Al final del libro, la mujer de David Holm decide envenenarse junto al resto de sus hijos para salvarse. Es un momento poderoso y desgarrador imaginar que la ha llevado a ese estado y por primera vez se asoma un poco como sujeto de su propia historia dentro de la narración. Sin embargo, David Holm no podía soportar que dos segundos de la novela no fueran sobre él. El personaje irrumpe el momento, ya arrepentido de todo, pensando que sólo desea que su esposa sea feliz después de todo lo que ha sufrido (sin admitir mucho su responsabilidad de hombre pendejo que le pegaba golpizas) y acaba el libro cuando el pobrecito (sarcasmo) hombre triste (sarcasmo) ha convencido a su mujer de que quiere ser bueno (típico movimiento de manipulador) porque llora. Al final, incluso el momento que parecía no ser sobre David Holm, se vuelve suyo. Y ya les dije la hueva que me dan las redenciones de los hombres terribles.
FIN DE LOS SPOILERS
Concluyendo ya este asunto, creo que el libro no me gustó porque yo tengo un bias muy fuerte contra este tipo de historias. No me gustan y no me gusta que tengan fuerza, ni que sigan siendo reconocidas fuera de que están bien escritas. Con esta reseña doy por terminado a enero en el reto #WomenPNL, que definitivamente me ha dejado sorpresas curiosas y los espero en febrero, donde estaré leyendo a Pearl S. Buck y a Grazia Deledda.
Selma Lagerlöf estaba calendarizada para noviembre, en el reto #WomenPNL (organizado por Todos mi ser), para leer a todas las mujeres que han ganado el Nobel de Literatura, pero como yo apenas me enteré que existía el reto este enero, pues decidí unirme y leer a las dos que ya habían pasado también. En enero, además de leer a Selma, también recordarán que leí a Sigrid Undset e hice una reseña de Santa Catalina de Siena. Pero bueno, hablemos un poco de Selma, antes de pasar a desmenuzar este libro. La escritora nació en Suecia en 1858 y fue galardonada con el premio Nobel de Literatura en 1909; provemiente de una familia de clase media donde la economía no era muy buena, fue maestra. Un periódico cultural sueco ofreció un premio de 500 coronas a la mejor novela, que ella ganó por haber enviado los primeros capítulos de La saga de Gösta Berling. Cuando le concedieron el Nobel fue por «en reconocimiento al altivo idealismo, la vívida imaginación y la percepción espiritual que caracterizan a todas sus obras», lo que la convirtió en la primera mujer en el mundo en recibir semejante distinción (y si lo piensan, es un poco triste que tantos años después sólo sean 14 mujeres las que lo han ganado).
Bueno, a mis manos llegó El carretero de la muerte por un juego del azar y lo único que quiero decir es que estoy interesada en leer otro libro de ella esperando que sea diferente. No, no me gustó El carretero de la muerte. Con la historia del carretero que tiene de fondo, esperaba algo mucho mejor y con menos hombres terribles. Pero me estoy adelantando y quiero desmenuzar este libro, es algo que me interesa mucho para que comprendan por qué mi opinión. Cuidado, que quizá deje un poco de sangre en el resto de la reseña, ahora sí, como dijo Jack el destripador: vamos por partes.
Una enfermera del ejército de salvación, Sor Edit, está muriendo. Su última voluntad es que quienes la acompañan vayan a buscar a David Holm y se lo lleven. A todos les extraña, porque David Holm es lo que yo defino como un hombre terrible merecedor de todos los horrores del infierno. Por otro lado, David Holm también está al borde de la muerte, prácticamente muerto y se encuentra con que la historia del carretero de la muerte es verdad. Y así, poco a poco, se entrelazan las historias de estos dos personajes. Cada segundo del libro que las mujeres tienen el foco de atención es glorioso, cada segundo que lo tiene David Holm me pareció la muerte y me quitó ganas de vivir. Vamos a hablar de por qué.
A mí la miseria de los hombres (hombres, varones, género masculino) me produce en general mucha hueva si no la escribe Kafka (pero yo amo a Kafka) y otros cuantos escritores (Steinbeck y Camus pueden encontrarse entre las honorables excepciones). ¿Por qué? Porque me la produce y ya. Pero bueno, ahora a la miseria de los varones le podemos sumar que el varón en cuestión merece menos que nada en cosas buenas y que deseas pasarle encima con una pickup (David Holm, te estoy hablando) y tienen mi cara de fastidio cuando notas que todo en el libro apunta a una historia de redención. Los hombres terribles no merecen ni una historia redentora más. Ni media. Ni una hoja. Merecen ser lanzados a las llamas del olvido y que nadie nunca más se acuerde de ellos y que todos los que sufrieron a su alrededor sean felices de una buena ves. ¿Sueno drástica? Perdón, es que me da flojera pensar la cantidad de historias que giran en torno a ello.
David Holm es un borracho que maltrata a su mujer y a sus hijos. Viven en la misería porque el cabrón ni trabaja ni deja que su mujer lo haga mucho y además de todo es un maleducado que se la pasa tratando mal a Sor Edit, que sólo intenta sacarle lo bueno que hay en su interior (la cantidad de esfuerzo y trabajo emocional que requiere intentar sacarle algo bueno a ese ser merece un premio, pero es un trabajo inútil). Durante todo el libro juro que me imaginé diversos escenarios en los cuales uno podía pasarle con una pickup por encima (aunque eso sea anacrónico, porque el libro es de 1912, más o menos), hacerle mal de ojo, condenarlo al infierno... y así hasta el infinito. Además aunque uno lo puede dudar porque los personajes no dudan en hablar mal de él, la historia intenta darle redención y justificación. En fin, hasta una novela que girara en torno a las mujeres que giran alrededor de David Holm y las consecuencias de sus actos hubiera sido mil veces más interesante.
Pero bueno, a veces pienso que tengo que ponerme un poco en el contexto histórico en el que la novela fue escrita. Lo intenté. Pero después pensé que en el siglo XII, Eloísa estaba hablando pestes de la iglesia (a pesar de ser monja obligada) por oprimir a la mujer y en el siglo XV estaba Christine de Pizan escribiendo un libro de cómo una ciudad de mujeres prosperaría (porque los hombres eran unos inútiles) y me acordé de Olympe de Gouges, que exigió que se reconociera a las mujeres como ciudadanas, lo que la llevó al patíbulo, y de Mary Wollotsencraft y su Vindicación de los derechos de la mujer. Y me acordé de Jane Austen y lo femenino de su universo y sus heroínas. Y me acordé de Charlotte Brontë y de Anne Brontë y de Emily Brontë, especialmente de ella, porque escribió una historia llena de personajes terribles que no consiguieron tanta redención gratuita como David Holm.
Quiero desmenuzar más partes de esta novela, así que, sin ir más lejos, voy a poner el anunció de SPOILERS. El que avisa no es traidor. De todos modos, son sólo hechos aislados de la novela que vale analizar con un poco de perspectiva de género.
SPOILERS, QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR
Spoiler
1. La mujer de David Holm es un personaje desaprovechado. Se dice que abandona a su esposo y más tarde aparece en el asilo de sor Edit hablándole de él. A todo esto, Sor Edit la hace ver que ha sido desagradecida (¿?) por abandonarlo y los vuelve a juntar. Obviamente eso no funciona y al final de su vida, Sor Edit se da cuenta de que le ha causado un gran daño a la mujer de David Holm, maltratada y vejada por su marido. Esa parte, donde habla y reconoce eso, es magistral por una parte y frustrante por la otra, porque insiste ver a David Holm para sacarle lo poco bueno que tenga, sin llegar a reconocer a la mujer de David Holm como un ente separado de David Holm. Y esa es una de las cosas frustrantes en general del libro: la mujer me causa lástima, terror del que hace llorar y sólo quiero abrazarla y decirle que se marche y que se salve y salve a sus hijos, siento que también esperaba que la narraciónlo hiciera o que se mantuviera neutral, contando una historia. Pero incluso la voz narrativa no reconoce a la mujer de David Holm como un ente y un sujeto separado de David Holm. Es terriblemente frustrante, porque nunca deja de ser un recurso narrativo subordinado a las desgracias de David Holm.2. Kinf of un personaje intenta justificar el odio de David Holm a su mujer. Cuando sor Edit reconoce que la mujer ha sufrido un poco por su culpa y que lo siente y quiere arreglarlo, hay otro personaje que le dice más o menos que todo ello tiene un motivo, que no conoce la historia completa y procede a contar como estando en la cárcel David Holm imaginaba que al salir su mujer lo estaría esperando con sus hijos y tendrían una buena vida. Eso no pasa, porque cuando llega se encuentra la casa vacía. Se habla de que es una venganza de David Holm, todo el maltraro a su mujer, por haberlo abandonado. Ahí me quedé pensando si sólo lo pensaba el personaje en cuestión o la voz narrativa de la escritora. No sé. Puedo soportar a los personajes hijos de la verga, pero las voces narrativas me sacan de quicio cuando parece que se asoman las opiniones de mierda de los autores (y son muy difíciles de esconder).
3. Al final del libro, la mujer de David Holm decide envenenarse junto al resto de sus hijos para salvarse. Es un momento poderoso y desgarrador imaginar que la ha llevado a ese estado y por primera vez se asoma un poco como sujeto de su propia historia dentro de la narración. Sin embargo, David Holm no podía soportar que dos segundos de la novela no fueran sobre él. El personaje irrumpe el momento, ya arrepentido de todo, pensando que sólo desea que su esposa sea feliz después de todo lo que ha sufrido (sin admitir mucho su responsabilidad de hombre pendejo que le pegaba golpizas) y acaba el libro cuando el pobrecito (sarcasmo) hombre triste (sarcasmo) ha convencido a su mujer de que quiere ser bueno (típico movimiento de manipulador) porque llora. Al final, incluso el momento que parecía no ser sobre David Holm, se vuelve suyo. Y ya les dije la hueva que me dan las redenciones de los hombres terribles.
FIN DE LOS SPOILERS
Concluyendo ya este asunto, creo que el libro no me gustó porque yo tengo un bias muy fuerte contra este tipo de historias. No me gustan y no me gusta que tengan fuerza, ni que sigan siendo reconocidas fuera de que están bien escritas. Con esta reseña doy por terminado a enero en el reto #WomenPNL, que definitivamente me ha dejado sorpresas curiosas y los espero en febrero, donde estaré leyendo a Pearl S. Buck y a Grazia Deledda.
dark
mysterious
medium-paced
Historia Corta + Terror. Tenía prisa por cumplir el reto así que terminé leyendo una historia corta de fin de año y de terror en junio -muy fuera de mi norma-. Igualmente, estuvo entretenida, aunque no me destacó demasiado. La historia se basa en una leyenda sobre que la última persona en morir del año se ve obligada a convertirse en "carretero de la muerte" del próximo año. Con personajes e historias que se entrelazan, sorprende lo bien hilada y desarrollada que está para lo breve que es.
adventurous
dark
emotional
inspiring
mysterious
reflective
tense
fast-paced
Plot or Character Driven:
A mix
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes
[…] no hay cargo más espantoso que el de conducir este carro casa por casa. Doquier se presenta el carretero, lágrimas y gemidos le esperan.
No es un libro de terror, no es para Halloween y tampoco es para Navidad. Es una mezcla rarísima que me hizo acordar a Canción de Navidad (1842), de Charles Dickens, pero con unos toques que lo hacen único. Esta autora sueca a la que leo por primera vez me encandiló con las escasas páginas que pude leer de El maravilloso viaje de Nils Holgersson (1906) y esta novela en particular me conquistó.
Corre Nochevieja (en el libro se la menciona como “noche de San Silvestre”) y sor Edit, del Ejército de Salvación, agoniza en su cama por culpa de la tuberculosis. Sabe que no le queda mucho tiempo y pide algo inaudito: ver a David Holm, un hombre vil, cruel y alcohólico que maltrata a todo el que se cruce en su camino, incluyendo a su esposa y a sus hijos. Pero Holm, en ese mismo momento, está muy entretenido en otra parte contándole a unos hombres una leyenda sobre una carreta que se pasea con un conductor muy singular: el lacayo de la muerte.
El motivo por el cual están unidas estas dos personas que mencioné no lo voy a revelar, por supuesto, pero merece que se preste atención. Hay todo un discurso sobre las segundas oportunidades y la capacidad de ser una mejor persona que me sonó muy religioso. Para los tiempos que corren algunas situaciones son retrógradas e inaceptables, pero en la historia sólo se busca la redención y los daños deben olvidarse. Me hicieron impacientar más de una vez. Porque Edit es demasiado buena para este mundo y mucho más para velar, en medio de su gravísima enfermedad (en un tiempo donde la muerte era segura), por un hombre tan malvado. Estas son cuestiones de contenido, pero no está mal hacerles un espacio para comentarlas.
Ahora bien, la historia del carretero de la muerte me encantó. No quiero contar mucho para que los futuros lectores puedan apreciarla por sí mismos, pero pone los pelos de punta. El carretero cambia cada vez que alguien muere al dar la última campanada que anuncia las doce (es decir, ya entrando en Año Nuevo) y está condenado a deambular. Me gustó cómo se establece una relación entre aquel que está en el umbral y la persona que está por llegar allí. Todo esto contado con una sencillez y una maestría sorprendente. Y no, no hay excusas para no leerlo.
Los personajes, que se presentan rápidamente porque es una novela corta, tienen profundidad, personalidad y evolucionan a lo largo de la historia. David Holm, Jorge, Edit y hasta la esposa son inolvidables, dinámicos y pasan por varios estados emocionales. Sin embargo, mientras leía mi cabeza volvía constantemente a Scrooge y a los fantasmas de las Navidades, incluso por el vuelco dramático de las actitudes de los protagonistas. En cuanto a la narración, está en tercera persona y la perspectiva se traslada de un lado al otro para no perder ni un segundo de esa noche de transición, en varios sentidos. Hay pasajes que realmente me emocionaron por la forma en que describían (o intentaban imaginar, porque uno nunca sabe) ese momento por el que todos pasaremos.
El carretero de la muerte es un título muy terrorífico para un libro que intenta transmitir lo contrario: hay vida en la muerte. Existe la esperanza, la ilusión de volver, la reflexión sobre la vida y el arrepentimiento por las equivocaciones. Tocar fondo y emerger. Es un libro triste, lo acepto, pero tiene su luz escondida. Creo que la autora quería demostrar eso. Y si en cada Navidad los lectores descubrimos o volvemos al libro de Dickens, entonces en Nochevieja y Año Nuevo esta novela de Lagerlöf no debería faltar. Es mi humilde propuesta.
Reseña en Clásico desorden
No es un libro de terror, no es para Halloween y tampoco es para Navidad. Es una mezcla rarísima que me hizo acordar a Canción de Navidad (1842), de Charles Dickens, pero con unos toques que lo hacen único. Esta autora sueca a la que leo por primera vez me encandiló con las escasas páginas que pude leer de El maravilloso viaje de Nils Holgersson (1906) y esta novela en particular me conquistó.
Corre Nochevieja (en el libro se la menciona como “noche de San Silvestre”) y sor Edit, del Ejército de Salvación, agoniza en su cama por culpa de la tuberculosis. Sabe que no le queda mucho tiempo y pide algo inaudito: ver a David Holm, un hombre vil, cruel y alcohólico que maltrata a todo el que se cruce en su camino, incluyendo a su esposa y a sus hijos. Pero Holm, en ese mismo momento, está muy entretenido en otra parte contándole a unos hombres una leyenda sobre una carreta que se pasea con un conductor muy singular: el lacayo de la muerte.
El motivo por el cual están unidas estas dos personas que mencioné no lo voy a revelar, por supuesto, pero merece que se preste atención. Hay todo un discurso sobre las segundas oportunidades y la capacidad de ser una mejor persona que me sonó muy religioso. Para los tiempos que corren algunas situaciones son retrógradas e inaceptables, pero en la historia sólo se busca la redención y los daños deben olvidarse.
Spoiler
La señora Holm, por ejemplo, abandona a su marido por malos tratos y los demás se lo reprochan. Pero claro, al que hay que salvar es a Holm.Ahora bien, la historia del carretero de la muerte me encantó. No quiero contar mucho para que los futuros lectores puedan apreciarla por sí mismos, pero pone los pelos de punta. El carretero cambia cada vez que alguien muere al dar la última campanada que anuncia las doce (es decir, ya entrando en Año Nuevo) y está condenado a deambular. Me gustó cómo se establece una relación entre aquel que está en el umbral y la persona que está por llegar allí. Todo esto contado con una sencillez y una maestría sorprendente. Y no, no hay excusas para no leerlo.
Los personajes, que se presentan rápidamente porque es una novela corta, tienen profundidad, personalidad y evolucionan a lo largo de la historia. David Holm, Jorge, Edit y hasta la esposa son inolvidables, dinámicos y pasan por varios estados emocionales. Sin embargo, mientras leía mi cabeza volvía constantemente a Scrooge y a los fantasmas de las Navidades, incluso por el vuelco dramático de las actitudes de los protagonistas. En cuanto a la narración, está en tercera persona y la perspectiva se traslada de un lado al otro para no perder ni un segundo de esa noche de transición, en varios sentidos. Hay pasajes que realmente me emocionaron por la forma en que describían (o intentaban imaginar, porque uno nunca sabe) ese momento por el que todos pasaremos.
El carretero de la muerte es un título muy terrorífico para un libro que intenta transmitir lo contrario: hay vida en la muerte. Existe la esperanza, la ilusión de volver, la reflexión sobre la vida y el arrepentimiento por las equivocaciones. Tocar fondo y emerger. Es un libro triste, lo acepto, pero tiene su luz escondida. Creo que la autora quería demostrar eso. Y si en cada Navidad los lectores descubrimos o volvemos al libro de Dickens, entonces en Nochevieja y Año Nuevo esta novela de Lagerlöf no debería faltar. Es mi humilde propuesta.
Reseña en Clásico desorden