Take a photo of a barcode or cover
lighthearted
reflective
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
No
Loveable characters:
No
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
No
I wish I’d liked this more. It was definitely enjoyable to read, but not really entertaining, and with no clear plot or story. The characters were interesting, but when I finished the last page I just felt like it was unfinished, and hadn’t satisfied me.
lighthearted
medium-paced
couldn’t finish this book, which is unusual for me. it was wayyyy to boring. the stories and the characters didn’t bring any emotion in me, thought that everything was quite random i.e descriptions of things or situations that don’t seem to be relevant for the story. characters were quite flat, there was no reason i should care about what they do or what they have to say. and i don’t know if it’s the translation but the style of writing is confusing to read at times, specially in dialogue.
i hope i gave it a fair shot!
i hope i gave it a fair shot!
Resulta que comencé a leer este libro con 0 expectativas. Si bien me encanto El cielo es azul, la tierra blanca, tuve mis reparos con Los amores de Nishino y para qué decir con Abandonarse a la pasión. Pero El señor Nakano y las mujeres no es parecido a ninguno de ellos. Hay una frescura distinta y que no la encontré en los anteriores. Es una novela romántica, pero al estilo japonés, obviamente. No hay frases dulzonas ni cursis que den vergüenza. Al terminar de leerlo sentí que me habían dado un abrazo que necesitaba. Cosas raras que me suceden con la lectura.
Lo amé y lo recomiendo.
Escucha, Hitomi
No entiendes, Hitomi. A ti te gustan los libros y tienes una mente compleja. Yo tengo una mente simple.
Tadokoro no es un mal hombre, pero nunca debes permitir que los hombres como él te engañen, Hitomi.
Por un instante pensé que, si Takeo estuviera ahí conmigo, compartiríamos una cerveza, pero enseguida rectifiqué y me di cuenta de que prefería estar sola.
Échamos a andar tímidamente, cogidos de la mano. Me soltó antes de llegar a la estación, se despidió brevemente y entró. Lo seguí con la mirada hasta que llegó a los torniquetes, pero él no se volvió ni una sola vez.
Takeo apareció acompañado de su olor a jabón. Por un instante me arrepentí de no haberme duchado, pero luego pensé que habría parecido que estaba esperando la oportunidad. Por eso el amor es tan complicado. Pero lo más complicado es saber si quieres enamorarte o no.
Como lo veíamos todos los días, estaba convencida de que conocía un poco a Takeo, pero en ese momento me di cuenta de que no había nada más lejos de la realidad. Incluso llegué a pensar que Masayo tenía razón, y que lo que debía hacer era abalanzarme sobre él. Cuando hay sexo de por medio, todo lo demás pierde importancia.
¿A ti también se te dan mal las cosas de la vida?
Había muchas personas que no me disgustaban. Entre ellas había algunas que incluso me gustaban y otras que me inspiraban más odio que amor. Mientras me preguntaba cuánta gente había que me gustara de verdad, le cogí la mano a Takeo. Él también estaba sumido en sus pensamientos.
Este aparato es como una mujer. Se enfada de repente y empieza a regañarte. Cuando ya te ha dicho lo que quería, se tranquiliza y tú crees que todo ha terminado, pero siempre vuelve a enfadarse cuando menos te lo esperas.
¿Los adultos siempre se complican tanto la vida para hacer el amor?
-Las chicas no pretendemos hacer enfadar a nadie con las barbaridades que decimos en plena discusión.
-A los veinte años eres una chica, es verdad. Pero a los treinta ya no queda bien que te consideres una chica.
Hemos sido diferentes desde el principio, nunca hemos tenido nada en común. Supongo que esto tenía que ocurrir.
-Mucho tenía que gustarte ese chico para que te haya hecho adelgazar.
-Dicho así se podría malinterpretar, ¿no? -repuse con desgana.
-Pues lo diré de otra forma: si has adelgazado es porque el chico que salía contigo te gustaba de verdad.
Con el paso del tiempo me he vuelto más estricta con las personas.Y más condenscendiente conmigo misma.
Nunca había imaginado que pudieras encontrarte en mitad de la calle con un chico con el que tienes una relación tan complicada. Pero ocurrió de verdad, y de forma totalmente ineperada.
Sin saber por qué, me pregunté cuántas mujeres se habrían enamorado de él. Nunca he sido capaz de entender a las mujeres que se enamoran de un hombre que no les corresponde. ¿Cómo puedes amar a otro hombre si ya tienes a uno que te quiere? Por la misma razón, tampoco entiendo cómo he podido amar a hombres por los que ya no siento nada. ¿Por qué me había enamorado precisamente de ellos y no de otros?
Estoy enamorada como una idiota -pensé-. El amor es un sentimiento idiota.
Yo también tenía miedo. Miedo a Takeo. Miedo a la espera. Miedo a Tadokoro, al señor Nakano, a Masayo, a Sakiko e incluso a Don Grulla. Y por encima de todo, tenía miedo a mí misma. Era normal. Quise decírselo, pero no pude. Seguro que sus miedos eran distintos a los míos.
-Lo siento -le dije, y él puso cara de extrañeza.
-¿Por qué te disculpas?
-Porque no puedo dejar de quererte.
Odio a Takeo -pensé-. Siempre igual: él nunca se da cuenta de las necesidades de los demás, pero les exige que sean considerados con él.
"¡Odio tanto a Takeo! -pensé por segunda vez, con renovadas energías-. ¿Por qué me atormento tanto por este desgraciado?". Estaba muy enfadada conmigo misma. Olvidaría por completo a Takeo, me enamoraría de otros hombres y mi relación con él se convertiría en un bonito recuerdo; compraría hortalizas, algas, legumbres y me dedicaría a vivir una vida sana llena de luz y vitalidad.
Al pensar eso, una oleada de tristeza me invadió de nuevo, pero no tenía nada que ver con Takeo. Nada.
¿Qué tiene que ver la tristeza con el deseo? Por las experiencias que he tenido hasta ahora, cuando te deja un hombre con el estabas por el sexo no te sientes triste, sino irritada.
-¿Irritada?- repetí en un susurro.
-Al principio sí. La tristeza llega pasado un tiempo.
-¿Por ese orden?
-Sí, por ese orden -prosiguió ella-. Ahora en cambio, solo siento tristeza. Nunca me había pasado.
-No me respondas con esa voz tan triste -dijo rascándose la cabeza.
-No estoy triste -le aseguré, y él se rascó la cabeza de nuevo.
-Pues yo si que lo estoy.
-¿Por qué?
-Es por el invierno. Hace frío y no tengo dinero.
Me sobresalté al darme cuenta de que hacía siglos que no mantenía una conversación informal con él. Una oleada de felicidad me inundó en décimas de segundo. Me sentí estúpida, pero inmensamente feliz.
-Hablas como una vieja.
-Es que lo soy...
-No exageres, ¡que acabas de cumplir los treinta!
Interrumpimos la conversación para brindar.
-¡Por la tercera edad de Hitomi! ¡Salud! -dijo Masayo, y apuró su copa de sake.
-¿Lo ves Hitomi? Hablas como vieja.
-Porque soy vieja, ya se lo he dicho.
-Las viejas de verdad nunca reconocen que lo son.
Lo que más quiero en el mundo. Sin dejar de correr, pensaba que nunca le había dicho esas palabras a nadie ni había tenido la intención de hacerlo.
"A mi ritmo", repetí para mis adentros mientras caminaba por la calle con el ramo en la mano. Había pasado ocho meses trabajando con aquellas chicas. Había conocido a gente pérfida, gente amable, gente escrupulosa y gente peculiar. Y yo era la que iba " a mi ritmo".
Todo el mundo deja entrever facetas de su carácter, pero nadie se abre por completo.
Al imaginarme a Takeo muerto como un perro callejero, pensé que era lo que se merecía. Pero esa sensacióm pronto se esfumó y me dio rabia haberme sentido así. Pensé que la vida era un auténtico fastidio. No quería volver a enamorarme. "Debería tratarme el dolor de espalda. A ver si este mes puedo ahorrar un poco." Los pensamientos surgían en mi mente como pequeñas burbujas.
Lo amé y lo recomiendo.
Escucha, Hitomi
No entiendes, Hitomi. A ti te gustan los libros y tienes una mente compleja. Yo tengo una mente simple.
Tadokoro no es un mal hombre, pero nunca debes permitir que los hombres como él te engañen, Hitomi.
Por un instante pensé que, si Takeo estuviera ahí conmigo, compartiríamos una cerveza, pero enseguida rectifiqué y me di cuenta de que prefería estar sola.
Échamos a andar tímidamente, cogidos de la mano. Me soltó antes de llegar a la estación, se despidió brevemente y entró. Lo seguí con la mirada hasta que llegó a los torniquetes, pero él no se volvió ni una sola vez.
Takeo apareció acompañado de su olor a jabón. Por un instante me arrepentí de no haberme duchado, pero luego pensé que habría parecido que estaba esperando la oportunidad. Por eso el amor es tan complicado. Pero lo más complicado es saber si quieres enamorarte o no.
Como lo veíamos todos los días, estaba convencida de que conocía un poco a Takeo, pero en ese momento me di cuenta de que no había nada más lejos de la realidad. Incluso llegué a pensar que Masayo tenía razón, y que lo que debía hacer era abalanzarme sobre él. Cuando hay sexo de por medio, todo lo demás pierde importancia.
¿A ti también se te dan mal las cosas de la vida?
Había muchas personas que no me disgustaban. Entre ellas había algunas que incluso me gustaban y otras que me inspiraban más odio que amor. Mientras me preguntaba cuánta gente había que me gustara de verdad, le cogí la mano a Takeo. Él también estaba sumido en sus pensamientos.
Este aparato es como una mujer. Se enfada de repente y empieza a regañarte. Cuando ya te ha dicho lo que quería, se tranquiliza y tú crees que todo ha terminado, pero siempre vuelve a enfadarse cuando menos te lo esperas.
¿Los adultos siempre se complican tanto la vida para hacer el amor?
-Las chicas no pretendemos hacer enfadar a nadie con las barbaridades que decimos en plena discusión.
-A los veinte años eres una chica, es verdad. Pero a los treinta ya no queda bien que te consideres una chica.
Hemos sido diferentes desde el principio, nunca hemos tenido nada en común. Supongo que esto tenía que ocurrir.
-Mucho tenía que gustarte ese chico para que te haya hecho adelgazar.
-Dicho así se podría malinterpretar, ¿no? -repuse con desgana.
-Pues lo diré de otra forma: si has adelgazado es porque el chico que salía contigo te gustaba de verdad.
Con el paso del tiempo me he vuelto más estricta con las personas.Y más condenscendiente conmigo misma.
Nunca había imaginado que pudieras encontrarte en mitad de la calle con un chico con el que tienes una relación tan complicada. Pero ocurrió de verdad, y de forma totalmente ineperada.
Sin saber por qué, me pregunté cuántas mujeres se habrían enamorado de él. Nunca he sido capaz de entender a las mujeres que se enamoran de un hombre que no les corresponde. ¿Cómo puedes amar a otro hombre si ya tienes a uno que te quiere? Por la misma razón, tampoco entiendo cómo he podido amar a hombres por los que ya no siento nada. ¿Por qué me había enamorado precisamente de ellos y no de otros?
Estoy enamorada como una idiota -pensé-. El amor es un sentimiento idiota.
Yo también tenía miedo. Miedo a Takeo. Miedo a la espera. Miedo a Tadokoro, al señor Nakano, a Masayo, a Sakiko e incluso a Don Grulla. Y por encima de todo, tenía miedo a mí misma. Era normal. Quise decírselo, pero no pude. Seguro que sus miedos eran distintos a los míos.
-Lo siento -le dije, y él puso cara de extrañeza.
-¿Por qué te disculpas?
-Porque no puedo dejar de quererte.
Odio a Takeo -pensé-. Siempre igual: él nunca se da cuenta de las necesidades de los demás, pero les exige que sean considerados con él.
"¡Odio tanto a Takeo! -pensé por segunda vez, con renovadas energías-. ¿Por qué me atormento tanto por este desgraciado?". Estaba muy enfadada conmigo misma. Olvidaría por completo a Takeo, me enamoraría de otros hombres y mi relación con él se convertiría en un bonito recuerdo; compraría hortalizas, algas, legumbres y me dedicaría a vivir una vida sana llena de luz y vitalidad.
Al pensar eso, una oleada de tristeza me invadió de nuevo, pero no tenía nada que ver con Takeo. Nada.
¿Qué tiene que ver la tristeza con el deseo? Por las experiencias que he tenido hasta ahora, cuando te deja un hombre con el estabas por el sexo no te sientes triste, sino irritada.
-¿Irritada?- repetí en un susurro.
-Al principio sí. La tristeza llega pasado un tiempo.
-¿Por ese orden?
-Sí, por ese orden -prosiguió ella-. Ahora en cambio, solo siento tristeza. Nunca me había pasado.
-No me respondas con esa voz tan triste -dijo rascándose la cabeza.
-No estoy triste -le aseguré, y él se rascó la cabeza de nuevo.
-Pues yo si que lo estoy.
-¿Por qué?
-Es por el invierno. Hace frío y no tengo dinero.
Me sobresalté al darme cuenta de que hacía siglos que no mantenía una conversación informal con él. Una oleada de felicidad me inundó en décimas de segundo. Me sentí estúpida, pero inmensamente feliz.
-Hablas como una vieja.
-Es que lo soy...
-No exageres, ¡que acabas de cumplir los treinta!
Interrumpimos la conversación para brindar.
-¡Por la tercera edad de Hitomi! ¡Salud! -dijo Masayo, y apuró su copa de sake.
-¿Lo ves Hitomi? Hablas como vieja.
-Porque soy vieja, ya se lo he dicho.
-Las viejas de verdad nunca reconocen que lo son.
Lo que más quiero en el mundo. Sin dejar de correr, pensaba que nunca le había dicho esas palabras a nadie ni había tenido la intención de hacerlo.
"A mi ritmo", repetí para mis adentros mientras caminaba por la calle con el ramo en la mano. Había pasado ocho meses trabajando con aquellas chicas. Había conocido a gente pérfida, gente amable, gente escrupulosa y gente peculiar. Y yo era la que iba " a mi ritmo".
Todo el mundo deja entrever facetas de su carácter, pero nadie se abre por completo.
Al imaginarme a Takeo muerto como un perro callejero, pensé que era lo que se merecía. Pero esa sensacióm pronto se esfumó y me dio rabia haberme sentido así. Pensé que la vida era un auténtico fastidio. No quería volver a enamorarme. "Debería tratarme el dolor de espalda. A ver si este mes puedo ahorrar un poco." Los pensamientos surgían en mi mente como pequeñas burbujas.
3,5 stars, more accurately.
It's a sweet, simple story of the everyday life at a small thrift shop in Tokyo. We view the world from Hiromi's perspective, but are introduced to the love and struggles of the other main characters as well; Mr. Nakano, miss Masayo, Takedo and Sakiko. The latter just a bit, but she's around and makes a difference.
I enjoyed reading the book, its simple style made it enjoyable without any demands. The descriptions immediately placed me in Tokyo, and I could easily picture each individual and the various situations they ended up in. Not all, but most.
It's a sweet, simple story of the everyday life at a small thrift shop in Tokyo. We view the world from Hiromi's perspective, but are introduced to the love and struggles of the other main characters as well; Mr. Nakano, miss Masayo, Takedo and Sakiko. The latter just a bit, but she's around and makes a difference.
I enjoyed reading the book, its simple style made it enjoyable without any demands. The descriptions immediately placed me in Tokyo, and I could easily picture each individual and the various situations they ended up in. Not all, but most.
lighthearted
relaxing
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Complicated
funny
lighthearted
reflective
relaxing
fast-paced
Plot or Character Driven:
A mix
Strong character development:
No
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
Yes
Flaws of characters a main focus:
No
hopeful
lighthearted
reflective
slow-paced
Plot or Character Driven:
A mix
Strong character development:
Complicated
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
N/A
Flaws of characters a main focus:
Complicated
No plot Just vibes. The kinda book that you can read on a cozy day, when you don't want anything serious.
Maybe something was lost in translation, but it was boring and uneventful. I so wanted to like the characters, but they were all one dimensional and boring.