Take a photo of a barcode or cover
Este é um livro que acompanha a vida de quatro irmãs, de como estas superam as adversidades e os seus próprios defeitos e arranjam novos amigos. É possível ver uma evolução bonita ao longo do livro destas personagens. Contudo, achei, ao início, a leitura um bocado aborrecida e lenta - foi um bocado difícil habituar-me ao ritmo e ao estilo da história. É uma história bonita, sim senhor, mas não consigo perceber muito bem a sua fama e longevidade no tempo. Peguei no livro porque estava curiosa com o filme que aí vem e agora pergunto-me porque é que já houve tanta adaptação desta história ao grande ecrã.
reflective
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes
emotional
hopeful
lighthearted
relaxing
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes
funny
lighthearted
relaxing
slow-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes
adventurous
emotional
hopeful
inspiring
lighthearted
reflective
fast-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Complicated
Loveable characters:
Complicated
Diverse cast of characters:
Complicated
Flaws of characters a main focus:
Complicated
Mujercitas de Louisa May Alcott es como entrar en una casa antigua cuya calidez persiste a través del tiempo, y donde cada habitación guarda un eco de infancia, una pregunta sobre el futuro, un lazo que desafía los límites del amor y la identidad. Esta novela, publicada por primera vez en 1868, continúa revelando capas de significación y emoción a cada nueva lectura, como si la obra creciera y madurara con una, como si la historia de las hermanas March se tejiera con las fibras mismas de lo humano. Darle cinco estrellas a esta obra no es solo un gesto de admiración literaria: es un acto de reconocimiento a la sensibilidad, la inteligencia y la honestidad con que está escrita.
Lo que impresiona desde las primeras páginas es el equilibrio perfecto entre lo íntimo y lo universal. Alcott construye una narrativa que parece hablarnos al oído, como una amiga cercana, pero que, a la vez, se inscribe en los grandes relatos de formación que marcaron a generaciones enteras. En su retrato de Meg, Jo, Beth y Amy, la autora no solo perfila arquetipos de la feminidad decimonónica, sino que los cuestiona, los ensancha, los hace vibrar con ambigüedad y deseo. A través de sus anhelos, sus miedos, sus rivalidades y sus gestos de ternura, vemos desplegarse un mapa complejo de la identidad femenina, sin moralinas pero con una conciencia ética profundamente conmovedora.
Como lectora apasionada por la literatura fantástica y de ciencia ficción, encontré en Mujercitas una forma distinta —y acaso más poderosa— de imaginación: no la que inventa mundos imposibles, sino la que reencanta la realidad cotidiana con detalles que nos permiten soñar una vida mejor. Hay algo profundamente especulativo en la figura de Jo March, esa joven que se rebela contra los moldes impuestos, que escribe, que imagina futuros en los márgenes del deber. Su lucha por ser escritora en un mundo que le niega ese lugar no dista tanto de las protagonistas de Ursula K. Le Guin o Margaret Atwood: Jo es, en cierto sentido, una pionera del deseo utópico, del impulso creador que se resiste a los límites del género, del dinero, del linaje.
El estilo narrativo de Alcott es engañosamente sencillo. Detrás de la fluidez de la prosa, se percibe una estructura cuidadosamente elaborada, donde cada episodio contribuye a una maduración coral de las protagonistas. A diferencia de muchas novelas del siglo XIX que centraban la evolución de un solo personaje, Mujercitas ofrece una polifonía afectiva: somos testigos del crecimiento individual, pero también del tejido colectivo que las sostiene. Esta dimensión comunitaria de la novela es profundamente política: en un mundo cada vez más individualista, Alcott nos recuerda la fuerza del vínculo, del cuidado, del aprendizaje mutuo.
Las escenas más entrañables —la Navidad sin regalos, la representación teatral casera, la enfermedad de Beth, el viaje de Amy a Europa, el rechazo de Jo a Laurie— no son simplemente episodios narrativos, sino experiencias emocionales que quedan inscritas en la memoria lectora con una intensidad sorprendente. Sentí, al leerlas, esa forma de conmoción silenciosa que solo los grandes libros provocan: una mezcla de nostalgia, gratitud y un deseo íntimo de pertenecer a ese universo.
Comparada con otras novelas de formación como Jane Eyre o las obras de Elizabeth Gaskell, Mujercitas se desmarca por su tono afectuoso, casi doméstico, pero sin perder nunca su dimensión crítica. El feminismo que late en sus páginas no es combativo ni discursivo, sino profundamente encarnado: Alcott no predica, muestra. Nos presenta modelos diversos de ser mujer, y en esa variedad —Meg la tradicional, Amy la ambiciosa, Beth la devota, Jo la rebelde— nos ofrece un espejo plural, capaz de alojar contradicciones, dudas, búsquedas.
Mujercitas no envejece. Cada generación la lee desde un lugar distinto, y sin embargo siempre resuena. Tal vez porque no intenta dar respuestas definitivas, sino acompañar el camino de crecer con una sabiduría suave, empática, poética. Como dijo Simone de Beauvoir: “una no nace mujer, se hace”, y en estas páginas vemos precisamente ese hacerse: lento, doloroso, jubiloso, imperfecto. Louisa May Alcott, con su mirada generosa y su talento narrativo, nos entrega una obra que no solo cuenta una historia, sino que transforma a quien la lee.
Por su humanidad, su belleza, su vigencia, su ternura y su potencia simbólica, le doy sin dudarlo:
🌟🌟🌟🌟🌟
Lo que impresiona desde las primeras páginas es el equilibrio perfecto entre lo íntimo y lo universal. Alcott construye una narrativa que parece hablarnos al oído, como una amiga cercana, pero que, a la vez, se inscribe en los grandes relatos de formación que marcaron a generaciones enteras. En su retrato de Meg, Jo, Beth y Amy, la autora no solo perfila arquetipos de la feminidad decimonónica, sino que los cuestiona, los ensancha, los hace vibrar con ambigüedad y deseo. A través de sus anhelos, sus miedos, sus rivalidades y sus gestos de ternura, vemos desplegarse un mapa complejo de la identidad femenina, sin moralinas pero con una conciencia ética profundamente conmovedora.
Como lectora apasionada por la literatura fantástica y de ciencia ficción, encontré en Mujercitas una forma distinta —y acaso más poderosa— de imaginación: no la que inventa mundos imposibles, sino la que reencanta la realidad cotidiana con detalles que nos permiten soñar una vida mejor. Hay algo profundamente especulativo en la figura de Jo March, esa joven que se rebela contra los moldes impuestos, que escribe, que imagina futuros en los márgenes del deber. Su lucha por ser escritora en un mundo que le niega ese lugar no dista tanto de las protagonistas de Ursula K. Le Guin o Margaret Atwood: Jo es, en cierto sentido, una pionera del deseo utópico, del impulso creador que se resiste a los límites del género, del dinero, del linaje.
El estilo narrativo de Alcott es engañosamente sencillo. Detrás de la fluidez de la prosa, se percibe una estructura cuidadosamente elaborada, donde cada episodio contribuye a una maduración coral de las protagonistas. A diferencia de muchas novelas del siglo XIX que centraban la evolución de un solo personaje, Mujercitas ofrece una polifonía afectiva: somos testigos del crecimiento individual, pero también del tejido colectivo que las sostiene. Esta dimensión comunitaria de la novela es profundamente política: en un mundo cada vez más individualista, Alcott nos recuerda la fuerza del vínculo, del cuidado, del aprendizaje mutuo.
Las escenas más entrañables —la Navidad sin regalos, la representación teatral casera, la enfermedad de Beth, el viaje de Amy a Europa, el rechazo de Jo a Laurie— no son simplemente episodios narrativos, sino experiencias emocionales que quedan inscritas en la memoria lectora con una intensidad sorprendente. Sentí, al leerlas, esa forma de conmoción silenciosa que solo los grandes libros provocan: una mezcla de nostalgia, gratitud y un deseo íntimo de pertenecer a ese universo.
Comparada con otras novelas de formación como Jane Eyre o las obras de Elizabeth Gaskell, Mujercitas se desmarca por su tono afectuoso, casi doméstico, pero sin perder nunca su dimensión crítica. El feminismo que late en sus páginas no es combativo ni discursivo, sino profundamente encarnado: Alcott no predica, muestra. Nos presenta modelos diversos de ser mujer, y en esa variedad —Meg la tradicional, Amy la ambiciosa, Beth la devota, Jo la rebelde— nos ofrece un espejo plural, capaz de alojar contradicciones, dudas, búsquedas.
Mujercitas no envejece. Cada generación la lee desde un lugar distinto, y sin embargo siempre resuena. Tal vez porque no intenta dar respuestas definitivas, sino acompañar el camino de crecer con una sabiduría suave, empática, poética. Como dijo Simone de Beauvoir: “una no nace mujer, se hace”, y en estas páginas vemos precisamente ese hacerse: lento, doloroso, jubiloso, imperfecto. Louisa May Alcott, con su mirada generosa y su talento narrativo, nos entrega una obra que no solo cuenta una historia, sino que transforma a quien la lee.
Por su humanidad, su belleza, su vigencia, su ternura y su potencia simbólica, le doy sin dudarlo:
🌟🌟🌟🌟🌟
emotional
funny
hopeful
lighthearted
sad
slow-paced
Plot or Character Driven:
A mix
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Complicated
I love how the book kind of teaches us about life and just to enjoy the simplicity of life. It doesn't really matter where you came from or what life has offered to you, the important thing is that you get to enjoy the blessings that you have received in life and you get to appreciate and value the people around you who will always be there for you no matter what. The book just makes you accept and love the life that you live.
Really sweet and full of wisdom but missing one star because it's like. Really happy. And I'm just a sad literature person idk. Really shines through that Alcott writes based off her own experience & her writing style does actually quite fuck. I love jo and i love laurie and i love beth and amy is forced to grow up so young that poor baby. She's a little shit sometimes but she's a child and it's valid. Time to watch the movie!!! (If Florence Pugh isn't playing Jo i am going to scream)
adventurous
emotional
funny
inspiring
relaxing
adventurous
funny
hopeful
inspiring
lighthearted
reflective
relaxing
medium-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
No
Flaws of characters a main focus:
Yes