A review by mcfrenret
La radio de Darwin by Greg Bear

3.0

El argumento es fascinante, pero es un libro sin alma.

Se necesitan unos conocimientos mínimos sobre genética y microbiología para que al leer no te dé vueltas la cabeza, tiene demasiada jerga técnica para el lector de a pie, pero a poco que tengas una mínima idea y te interese el tema, te zambulles en la historia sin problema.

La parte científica es lo que más me gustó. Sin ser ninguna experta y dejando de lado algunos detalles que no parecían ser demasiado correctos, el problema se plantea de una manera bastante creíble: un virus muy antiguo infiltrado en nuestro ADN se activa y empieza a cambiar a las personas a nivel fisiológico para crear un nuevo genoma humano. Todo el desarrollo desde el descubrimiento del virus hasta la investigación, las pruebas y las posibles curas o soluciones, más o menos acertadas, también fue la mar de interesante. Hasta aquí la idea es genial.

Pero hasta ahí.

La ejecución ya es un tanto más cuestionable. Cuestionable tirando a regulera: protagonistas tan planos y vacíos que los sacas de la ecuación y la trama apenas se vería afectada, con el manido cliché del triángulo amoroso y tragedia para intentar darles profundidad (y no, no lo consigue); mil personajes que sobran, que aparecen y desaparecen sin razón alguna y que apenas se diferencian entre sí y son olvidados con facilidad pasmosa; narrativa desarticulada, saltos de escena a trompicones y cambios de tono sin ton ni son y mejunje de estilos porque nos aburrimos de escribir ciencia, vamos a escribir drama romántico, o escenas de puro politiqueo, o clases de empresariales, que no son necesarias para la trama pero aquí hay que rellenar, trae la paja; dudas que deberían haberse planteado antes en la trama metidas hacia el final con calzador; cabos sueltos que quedan sin atar...

Que yo estoy aquí por los virus y las mutaciones y la evolución de las especies, señor, el resto me sobra.

El acabose fue cuando están blablaCIENCIAblabla y de pronto saltan conque el retrovirus, o el ADN o las redes que nos conectan a todos en el gran ciclo de la vida o esa mente comunal intangible (dios, pero no puede ser dios que esto es ciencia seria) o como lo quieras llamar
Spoilerha decidido que la humanidad está desfasada y hay que darle un salto evolutivo. Como si fuera un Pokémon.
Pues muy bien.

El rigor científico en cuanto a las visiones del pasado del otro chato también tal. Porque por qué no. Si puede haber un no-exactamente-dios, también podemos meter
Spoilerpoderes mentales
, que nos viene muy bien para rellenar páginas.

En fin, que la idea es muy interesante, pero al libro le falta chispa. Es como leer un libro de texto. De hecho en algunas partes hubiera preferido que fuera un libro de texto, porque la calidad literaria es de suspenso. Se lleva más o menos bien mientras el autor se limita a decir que pasa a, b y c, pero cuando quiere usar algún recurso estilístico o crear un poco de expectación y misterio no se le da muy allá. Tampoco hay que ser un genio para saber prácticamente desde el principio la función del virus, por si no te ha quedado claro con la sinopsis del libro, en el propio título pone "Darwin". Aquí sutilezas las justas. Así que el que los personajes tarden tanto en llegar a esa conclusión es un poco bastante frustrante.

Mención especial al trasfondo social, porque también me ha gustado mucho. Cómo la humanidad reacciona a las noticias, al virus y toda la que se forma, y forman, alrededor del tema. Me pareció horrible y realista, no esperaba esa intensidad y menos teniendo en cuenta que los protagonistas son poco más que meros espectadores la mayor parte del tiempo. También se rozan varios temas más que te dejan con una sensación como si te hubieran puesto las uñas sobre una pizarra, y eso como que no, son aguas turbulentas, no vayas por ahí, no vayas a ahogarte.

El caso es que sí, a pesar de todo lo que no me gustó, el libro me enganchó cosa mala y me lo leí en dos tardes. Y voy a por la secuela cruzando los dedos para que el autor haya atado los cabos que dejó sueltos, peeeeero a sabiendas de que la curiosidad mató al gato.