A review by juannaranjo
Doña Rosita la soltera by Federico García Lorca

4.0

“La lengua se me debió pegar en el cielo de la boca antes de consentir tu noviazgo; porque mi niña se queda sola en estas cuatro paredes, y tú te vas libre por el mar, por aquellos ríos, por aquellos bosques de toronjas, y mi niña, aquí, un día igual a otro, y tú, allí; el caballo y la escopeta para tirar al faisán”.

Más allá de un manifiesto sobre la suerte que corrían las mujeres que no conseguían marido en la España provinciana de principios del siglo XX, ‘Doña Rosita la soltera’ es un auténtico manifiesto sobre el poder que el qué dirán tiene sobre las personas, un manual sobre el autoengaño y un retrato de las vidas (basadas en las apariencias) de las personas de provincias que trataban de aparentar que pertenecían a una clase social de la que ya no formaban parte.

Esta obrita de teatro suele venderse como una comedia ligera y, si bien es cierto que no tiene el dolor desgarrado de otras obras de Federico y que algunos de sus personajes representan un alivio cómico impagable, considero que esta obra brilla más por su vertiente trágica que por la cómica.

Doña Rosita -esta joven sin fortuna, con las alas cortadas, a la que vemos envejecer a lo largo de los tres actos- no es exactamente lo que tradicionalmente se ha dado a entender como una solterona: no es que Rosita no enamorase a ningún varón, es que fue engañada y abandonada por quien le amó y se fue de Granada a buscar fortuna a sabiendas de que no volvería y manteniendo a la muchacha engañada durante décadas.

Lo que más me ha gustado de esta Ibra han sido las relaciones entre mujeres: la codependencia con el ama, la sobreprotección castradora de la tía, las visitas pasivoagresivas de las amigas y la disimulada vergüenza de Rosita. Me ha gustado mucho el análisis que el autor hace de las relaciones sociales entre personas de distinta clase social en un ambiente cerrado y hostil. Y también me ha fascinado la forma de retratar lo que acontece entre los gruesos muros de una casa que, a lo largo de los años, celebra y sufre la vida de sus habitantes. Como siempre, Federico no falla.