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A review by sergiodevesa
The Line of Beauty by Alan Hollinghurst
3.0
En esta novela acompañamos a Nick, un joven gay que por circunstancias termina viviendo con la familia de su amigo Toby (que conoció estudiando en Oxford) cuyo padre es un alto cargo del partido conservador británico. De esta forma, seguimos la vida del protagonista en sus años de juventud y sus romances, pero también parcialmente el viaje de esta familia.
Pese a lo bella que es su prosa, uno de mis problemas con la novela es, como el mismo Hollinghurst ha dicho, que Nick no cae bien: es pedante, es repetitivo, y le falta un objetivo en la vida más allá de follar y tomar cocaína. La obra hace un buen trabajo en presentar una visión de cómo uno se podría imaginar la sociedad tory: basada en conexiones y apariencias, ajena a las clases sociales más humildes, y derrochando libras por doquier. Mi otra pega es que el libro, desafortunadamente, va demasiado de cenas de MPs (Members of parliament) que, digo yo, si me vas a mostrar gente que vive a todo tren, ponme escenarios más allá de cenas y promiscuidad sexual.
Estando inmersa en esta alta sociedad, la novela pasa por alto los cambios y luchas sociales que el thatcherismo trajo a Reino Unido en los ochenta, tocando la crisis del sida apenas de refilón en ciertas partes de la historia.
Sin embargo, le he puesto tres estrellas sobre todo por la parte final donde esas apariencias se resquebrajan, pero sin llegar nunca a peligrar el estatus de una clase social muy por encima del más común de los mortales. Personas que, pese a toda controversia en la que puedan verse inmersas, siguen siendo altamente privilegiadas e invulnerables.
Pese a lo bella que es su prosa, uno de mis problemas con la novela es, como el mismo Hollinghurst ha dicho, que Nick no cae bien: es pedante, es repetitivo, y le falta un objetivo en la vida más allá de follar y tomar cocaína. La obra hace un buen trabajo en presentar una visión de cómo uno se podría imaginar la sociedad tory: basada en conexiones y apariencias, ajena a las clases sociales más humildes, y derrochando libras por doquier. Mi otra pega es que el libro, desafortunadamente, va demasiado de cenas de MPs (Members of parliament) que, digo yo, si me vas a mostrar gente que vive a todo tren, ponme escenarios más allá de cenas y promiscuidad sexual.
Estando inmersa en esta alta sociedad, la novela pasa por alto los cambios y luchas sociales que el thatcherismo trajo a Reino Unido en los ochenta, tocando la crisis del sida apenas de refilón en ciertas partes de la historia.
Sin embargo, le he puesto tres estrellas sobre todo por la parte final donde esas apariencias se resquebrajan, pero sin llegar nunca a peligrar el estatus de una clase social muy por encima del más común de los mortales. Personas que, pese a toda controversia en la que puedan verse inmersas, siguen siendo altamente privilegiadas e invulnerables.