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ilovewongkarwai 's review for:
Revenge
by Yōko Ogawa
Lo leí en un día porque no podía parar. Las historias están conectadas por algunos elementos (una pastelería, un edificio, una noticia en el periódico, un hospital) y varias de las historias suceden en el mismo lugar, así que al terminar una sentía la necesidad de saber qué parte de esa historia aparecería en la siguiente. También, casi todas, están narradas por una mujer o tienen una mujer como figura principal.
Las historias de Yoko Ogawa son inquietantes y perturbadoras no porque existan monstruos o fantasmas en ellas, sino porque todo parece perfectamente normal hasta que sus personajes comienzan a abrirse un poco más; como si entraras a una habitación bien iluminada en la que todo está en orden, pero al poner atención notas que en una esquina hay un armario que se ve un poco raro, te acercas, y cuando abres la puerta solo hay mucha oscuridad. No hay una mano que salga para jalarte, tú solo quieres entrar para ver qué es lo que encuentras. Es un vistazo a ese espacio que todas las personas tenemos en la mente al que, por alguna razón, la luz no alcanza a llegar. Una caja negra en la que guardamos obsesiones, deseos de venganza, dolor por una pérdida.
Y por último: no sé por qué muchas reseñas comparan a Yoko Ogawa y en particular estos cuentos con Murakami, pero no les hagan caso porque no es cierto, para nada. Sospecho que eso se dice muy seguido de cualquier escritor japonés contemporáneo para vender sus libros traducidos, pero es que justo lo que me gusta del horror de Ogawa es que no usa tantos elementos mágicos ni de fantasía como pasa con Murakami y Banana Yoshimoto, que también me gustan, pero son muy diferentes. Si tuviera que compararlas con algo, diría que estas historias se parecen más al estilo de Mariana Enríquez (autora de "Las cosas que perdimos en el fuego").
En fin, me gustó mucho, quizá le sobran un par de historias pero en general es buenísimo, un laberinto del que quieres escapar porque es de noche y estás solo, pero al mismo tiempo te dan ganas de acostarte en el pasto para ver la luna, escuchar el canto de los grillos y simplemente esperar a que algo terrible ocurra.
Las historias de Yoko Ogawa son inquietantes y perturbadoras no porque existan monstruos o fantasmas en ellas, sino porque todo parece perfectamente normal hasta que sus personajes comienzan a abrirse un poco más; como si entraras a una habitación bien iluminada en la que todo está en orden, pero al poner atención notas que en una esquina hay un armario que se ve un poco raro, te acercas, y cuando abres la puerta solo hay mucha oscuridad. No hay una mano que salga para jalarte, tú solo quieres entrar para ver qué es lo que encuentras. Es un vistazo a ese espacio que todas las personas tenemos en la mente al que, por alguna razón, la luz no alcanza a llegar. Una caja negra en la que guardamos obsesiones, deseos de venganza, dolor por una pérdida.
Y por último: no sé por qué muchas reseñas comparan a Yoko Ogawa y en particular estos cuentos con Murakami, pero no les hagan caso porque no es cierto, para nada. Sospecho que eso se dice muy seguido de cualquier escritor japonés contemporáneo para vender sus libros traducidos, pero es que justo lo que me gusta del horror de Ogawa es que no usa tantos elementos mágicos ni de fantasía como pasa con Murakami y Banana Yoshimoto, que también me gustan, pero son muy diferentes. Si tuviera que compararlas con algo, diría que estas historias se parecen más al estilo de Mariana Enríquez (autora de "Las cosas que perdimos en el fuego").
En fin, me gustó mucho, quizá le sobran un par de historias pero en general es buenísimo, un laberinto del que quieres escapar porque es de noche y estás solo, pero al mismo tiempo te dan ganas de acostarte en el pasto para ver la luna, escuchar el canto de los grillos y simplemente esperar a que algo terrible ocurra.