kokeshi8 's review for:

N.P. by Banana Yoshimoto
4.0

Si me preguntan si el libro me gustó por razones meramente literarias, diría que no. Me gustó por todo lo demás. Hay un tema con la traducción que, en lo personal, siempre me sentiré atraída. Están las historias incestuosas, pero sin miradas que juzguen alrededor, la tragedia del abandono, pero sin el drama. La melancolía y la nostalgia se mezclan bien. Es un libro que analizaría en un club de lectura, por decir algo relevante.


Y tú ten cuidado con los amores tristes e inmorales, ¿eh?

Tenía la impresión de que el tacto del sueño había trascendido al mundo real.

El japonés es una lengua extraña. De verdad. Puede parecer una contradicción con lo que he dicho antes, pero desde que llegué a Japón tengo la impresión de haber vivido muchos años. Las palabras penetran profundamente en el corazón. Al venir aquí, creo que comprendí que mi padre era japonés y que, cuando escribía, pensaba en japonés. Por eso, seguramente, sólo ocurre algo malo cuando se traduce al japonés. Mi padre sentía una nostalgia terrible por Japón. ¡Ojalá lo hubiera escrito en japonés desde el principio!

Cuando nos conocimos, fui a una mariposa que voló a la estancia de su corazón, donde había una bombilla a punto de fundirse. Aunque le ofrecí consuelo, al llevar centelleos de la luz del día a la oscuridad, acabé creándole una mayor confusión.

Yo siempre estoy buscando una excusa para pasarme el día en la biblioteca.

Mi intención era, más bien, traducir algún día el relato. Pero mi padre se suicidó y, fatalmente, yo llevo su sangre. Dicen que la tendencia al suicidio es hereditaria y, además, como ya sabes, todas las personas relacionas con el libro han acabado eligiendo la muerte, ¿no es así?

Un encuentro siempre es agradable. Especialmente si se produce a principios del verano.

Por eso iba todos los días a la universidad y manejaba diccionarios hasta la medianoche.

Es que las mujeres son seres diabólicos.

Cuando me enamoré de él intenté actuar como si no lo supiera. Y al final acabé por no saber discernir cuál era la verdad.

Llegamos a un punto en que, aunque yo le estrechara la mano con fuerza, él no hacía más que mirarme con tristeza.

Sería horrible haberlos conocido sólo para ver su final.

El camino de regreso tiene siempre algo de insustancial. Una tristeza ligera.

A menudo pienso que, si no hago un esfuerzo, viviré aquí toda mi vida haciendo las mismas cosas cosas y manteniendo las mismas opiniones. No necesito a muchas personas. Pero creo que me falta algo. Quizás interés hacia el sufrimiento que hay en el mundo, espíritu de aventura, interés por los demás... Por eso no creo que esto sea una cuestión ajena e incomprensible.

Otohiko, igual que yo, guarda hacia mi padre unos sentimientos muy complejos. Siente despecho hacia él por haberlo abandonado cuando era niño, pero a la vez admira mucho su obra, etc. Comprendo muy bien este sentimiento.

A veces, en los momentos difíciles, pienso: "si mis padres no se hubieran divorciado, si no hubiera vivido sola tanto tiempo, si no hubiera recuperado la voz en aquella ocasión, si no me hubiera enamorado de Shoji... si no hubiera existido ese cúmulo de experiencias, ¿sería entonces, la autentica yo?, ¿sería libre?".

Me resulta difícil dilucidar si estoy enamorada de Sui, de Saki, o de la situación. Ya no puedo comprenderlo. Puede que me guste Otohiko. Y eso no puede ser.

Es peligroso crear una atmósfera en un grupo de personas tan reducido. Se producen diferentes autosugestiones. Pero lo había echado de menos durante aquellos días. Había añorado sus palabras extrañamente profundas.

Hubiera querido preguntarle si había deseado alguna vez acostarse con su hija. Pero no me atreví.

El amor por la hija y por la mujer se aúnan y este sentimiento se extiende por todo el universo, hasta el infinito. Es conmovedor. Eres tú quien debe ser envidiada. Creo que es el mejor relato de todo el libro.

Estaba bastante ebria. No tanto omo para no poder tenerme en pie, pero sí para ver brillar el mundo a mi alrededor.

Pero es imposible engañar a un marino. Son misteriosamete perspicases. Ven las cosas tal como son. Cuando ella se fue diciendo que tenía sueño, me dijo: "sales con una mujer peligrosa, ¿sabes? Antes había muchas mujeres de este tipo en el mar. Cuando te sentías deprimido, frágil, propenso a cometer errores, te invitaban a acompañarlas al fondo del mar. Podía verlas sólo cuando era joven. Cuando era joven, las mujeres peligrosas tenían todas aquellos ojos. Los ojos de un diablo que ni siquiera conoce su objetivo. Los suyos son iguales a los que había visto en el mar".

-Últimamente, como trabajo complementario, yo también hago muchas traducciones y, a veces, me pregunto qué es en realidad.
Entonces mamá respondió:
-En cualquier caso, tú no estás hecha para traducir.
-Sí, ya me lo figuraba, pero ¿por qué? ¿Es que no soy lo bastante precisa?
-No, no es eso. No sé cómo decirlo. No es que seas blanda, no. No es eso. Eres... demasiado benévola. Te identificas demasiado con el texto, creo.

-Por mucho que te esfuerces en mantener la distancia, una traducción acaba influyéndote y, en personas como tú, acaba teniendo un efecto negativo sobre el sistema nervioso.

-Mira, traducir una obra cuando se ha penetrado profundamente en ella es muy difícil. Yo lo creo así. Por eso, se convierte en algo odioso que hace sufrir.

A pesar de haber realizado este trabajo durante más de diez años, hay momentos de agotamiento. Y en el caso de la traducción, se trata de un cansancio muy peculiar.

¿Será por ir siguiendo paso a paso las frases de otra persona como si se trataran de tus propias ideas? Tantas horas al día, como si el texto fuera tuyo. Tu propio pensamiento empieza a coincidir con el circuito mental de otro. Es algo singular. Si te introduces hasta la identificación total, acabas no comprendiendo hasta dónde llega tu propio pensamiento y las ideas del otro se infiltran en tu vida cotidiana.

Imagínate, en mi situación, estar días enteros, sola ante un texto... Tenía una terrible sensación de, cómo decirlo, ¿de soledad? Me sentía bajo una terrible presión.

¿Recuerdas cuando perdiste la voz? Detestas las situaciones dramáticas, pero eres muy sensible al ambiente que te rodea, lo has sido siempre.

Eres una chica muy extraña. Puede que te parezcas un poco a tu padre.

Creo comprender la vida de mamá y sus sentimientos. Ya no soy una niña. Pero, sin embargo, siento una terrible inseguridad. Una soledad cruel.

Y él. mi padre..., o aquel hombre, o Takese-sensei, no sé como llamarlo...

La noche es extraña. Para los que se duermen de pronto, apenas dura unos instantes, mientras que para quien está en vela, es larga como una vida complementaria y es como un regalo.

Japón es un país donde todo funciona según unas reglas, pero donde lo bueno y lo malo forman un todo. Es un lugar donde tienes que vivir pendiente de la mirada de los demás y donde te encuentras con maniacos sexuales en el tren, pero por otro lado, hay señoras que muestran una gentileza tan sublime, que casi me hacen llorar. Para mí es incomprensible. Me repugna.

No pongas esa cara de aburrimiento, que estoy viva. Cada una de estas historias es real. Por mucho que se parezca a un relato que hayas oído en cualquier otra parte, son palabras que salen de mi alma y están dirigidas únicamente a ti.

Mi padre era un simple recipiente. Un vagabundo japonés que abandonó su país.

Siempre se marcha como si desapareciera para siempre. Piensas: quizá no vuelva a verla nunca más.

¿Por qué, habiendo tantos hombres, tenía que ser con los que llevan tu misma sangre?

Pero el talento y la fascinación acaban devorando a quien los posee. Y acaban muriendo olvidados entre la multitud.

Yo siempre he pensado que morir es mejor que desaparecer, porque, de esta forma, no tienes que vivir abrigando todavía una esperanza.

Cada uno de nosotros, por muy fuerte que sea, abraza algo semejante. Algo que es su desgracia y que es, al mismo tiempo, él mismo.

... como cuando tienes una cita con alguien que no te gusta y de pronto te acuerdas de otro que sí te gusta y te entristeces.

-Dicen que las personas abren su corazón cuando están frente al mar.
-Es verdad. Frente al mar, incluso las cosas más horribles parecen buenas.
-Y, digas lo que digas, todo se lo llevan las olas.
-A eso se le llama sensación de libertad.

Todo era hermoso, todo lo que había sucedido era violentamente bello, como la locura.

Nota final de la autora

Siempre, siempre tengo la impresión de estar equivocándome, pero también siento que los primeros pasos se dan, siempre, partiendo de esta sensación.