A review by teodomo
The Fable of the Dragon-Tyrant by Nick Bostrom

En este ensayo-fábula, Bostrom manifiesta que la humanidad tiene razones morales para desarrollar tecnología que ayude a ralentizar o incluso detener el fenómeno del envejecimiento. Aclara que no está hablando de extender la vida humana, sino de extender el período saludable de nuestras vidas. Básicamente, que nuestra vejez no implique un deterioro físico y mental.

De todos modos, creo recordar que Bostrom y CGP Grey, que lo ha promocionado un par de veces, han expresado en otras ocasiones la esperanza de que algún día la muerte humana (al menos la asociada con edad avanzada) sea erradicada. El primer problema que se me viene a la mente si se vuelve posible algún tipo de "inmortalidad", claro, es quiénes serían los que tendrían acceso a ella y quiénes no, qué implicaría esto para nuestra sociedad desigual, etc. Me cuesta creer que los dueños del poder político y económico no tratarían de acaparar esta posibilidad para ellos. Mi segundo pensamiento está asentado sobre una falacia lógica (la idea de que la humanidad necesariamente recorre una línea ascendente hacia el Progreso, y que inevitablemente las cosas van a mejorar™ y por tanto cada vez somos mejores como sociedad). Pero como es una falacia de la que me cuesta enormemente desprenderme, no puedo evitar pensar lo siguiente... Asumiendo que la inmortalidad es posible y que es moralmente deseable, ¿estamos listos para ella? ¿Somos una sociedad mundial lo suficientemente madura como para recibir esta tecnología en este punto de la historia, es decir, en los primeros siglos de este milenio?

Pero en cualquier caso, en este ensayo Bostrom parece restringirse solamente a la noción de luchar contra los efectos nocivos, físicos y mentales, asociados al envejecimiento, así que probablemente yo estoy mal al cuestionar un argumento que, al menos aquí, no sostiene.

La noción de que los humanos puedan ser, como dice el ensayo, "saludables, vigorosos y productivos en edades en las que de otro modo estarían muertos" no suena tan tétrica como la idea de que la humanidad tal y como es ahora alcance la inmortalidad (es decir, que la alcancen unos pocos bajo el mérito dudoso del poder político y económico). Pero de todos modos puede ser explotada (sin ir muy lejos, ¿qué pasaría con las jubilaciones? ¿se volvería una obligación social trabajar hasta el día de nuestra muerte?) e implicaría una transformación social como ninguna otra. Solo espero que, si una o ambas de estas cosas ocurre, nos agarren mejor parados como humanidad de lo que estamos ahora mismo.