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A review by firvida
Quédate conmigo by Elizabeth Strout
5.0
Decía Pardo Bazán en 'Los Pazos de Ulloa' que la aldea, cuando no ha salido nunca uno de ella, envilece, empobrece y embrutece. Y esas palabras he tenido en la cabeza a lo largo de toda lectura.
Esta novela es soberbia. Intento pensar en cuál es su tema, qué quiero dejar aquí escrito para mí, para cuando quiera volver a recordar lo que me hizo sentir, y no soy capaz de acotarlo más a: la vida. La vida es su tema, con todas sus frustraciones, miedos, alegrías, añoranzas, disgustos, infelicidad, vileza, mezquindad, bondad y piedad. Todo cabe en ella a través de ese microcosmos que Strout construye para el párroco Tyler Caskey y su familia rota; todo cabe en ese pequeño drama doméstico que empieza con el duelo de un padre y su hija de cinco años y que se abre para mostrar la pobreza de espíritu y la vileza cotidiana que la gente aburrida de los pueblos pequeños tiende a mostrar. No hay grandes villanos aquí, porque el torbellino que acaba arrasando la vida de Tyler no es más que aquel del que nos avisaba hace casi doscientos años Doña Emilia: el envilecimiento, el embrutecimiento y el empobrecimiento de las personas normales que no han salido de la aldea. Y no hay mejores villanos que esos: la falta de empatía de las profesoras y la psicóloga de la pequeña Katherine, incapaces de entender, en su soberbia y su pequeñez intelectual, que no es más que una niña que echa de menos a su madre muerta; la cortedad de miras y la violencia emocional de Doris, los malsanos cotilleos de todas esas amas de casa sin más recursos de entretenimiento que el chismorreo malévolo, la infidelidad malsana del hombre casado y diácono mayor de la iglesia. Al final, es necesario el derrumbamiento de Tyler para que todo vuelva a la normalidad, que no es más que la máscara que cubre, y seguirá cubriendo, esa mezquindad, esa vileza cotidianas.
Es una novela soberbia. Transmite una enorme empatía por sus personajes, por Tyler y Katherine, y un enorme deseo de que todo salga bien en este libro sobre el drama sencillo de un hombre sencillo en un pueblo sencillo. De lo mejor que he leído en meses y uno de mis libros favoritos desde ya.
Esta novela es soberbia. Intento pensar en cuál es su tema, qué quiero dejar aquí escrito para mí, para cuando quiera volver a recordar lo que me hizo sentir, y no soy capaz de acotarlo más a: la vida. La vida es su tema, con todas sus frustraciones, miedos, alegrías, añoranzas, disgustos, infelicidad, vileza, mezquindad, bondad y piedad. Todo cabe en ella a través de ese microcosmos que Strout construye para el párroco Tyler Caskey y su familia rota; todo cabe en ese pequeño drama doméstico que empieza con el duelo de un padre y su hija de cinco años y que se abre para mostrar la pobreza de espíritu y la vileza cotidiana que la gente aburrida de los pueblos pequeños tiende a mostrar. No hay grandes villanos aquí, porque el torbellino que acaba arrasando la vida de Tyler no es más que aquel del que nos avisaba hace casi doscientos años Doña Emilia: el envilecimiento, el embrutecimiento y el empobrecimiento de las personas normales que no han salido de la aldea. Y no hay mejores villanos que esos: la falta de empatía de las profesoras y la psicóloga de la pequeña Katherine, incapaces de entender, en su soberbia y su pequeñez intelectual, que no es más que una niña que echa de menos a su madre muerta; la cortedad de miras y la violencia emocional de Doris, los malsanos cotilleos de todas esas amas de casa sin más recursos de entretenimiento que el chismorreo malévolo, la infidelidad malsana del hombre casado y diácono mayor de la iglesia. Al final, es necesario el derrumbamiento de Tyler para que todo vuelva a la normalidad, que no es más que la máscara que cubre, y seguirá cubriendo, esa mezquindad, esa vileza cotidianas.
Es una novela soberbia. Transmite una enorme empatía por sus personajes, por Tyler y Katherine, y un enorme deseo de que todo salga bien en este libro sobre el drama sencillo de un hombre sencillo en un pueblo sencillo. De lo mejor que he leído en meses y uno de mis libros favoritos desde ya.