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A review by dameguillotine
Bug-Jargal by Victor Hugo
3.0
Esta nouvelle me parece más valiosa desde su perspectiva histórica-política que desde su habilidad literaria, más en el contexto de la progresión del pensamiento de su autor.
Creo que la combinación de indignación y compasión católicas son muy típicas de Hugo, y se manifiestan más inmaduras en una obra tan temprana. Si demonizados los esclavos rebeldes por sus acciones violentas, no se olvida la novela de justificar sus actos (me pareció particularmente interesante en lo que respecta al enano, que es presentado como poseedor de un alma irremediablemente cruel y vengativa, y descrito por el protagonista como monstruoso, horrible, maldito, pero de quien sin embargo leemos un monólogo que nos lleva a comprender las profundas humillaciones que se ha visto forzado a soportar). El personaje más detestable pienso que es el tío de nuestro narrador, pero Leopoldo se refiere a él casi siempre en términos elogiosos. Bug-Jargal, por el otro lado, es un ejemplo de virtudes: libertador pero no asesino, rebelde pero no violento, y poseedor de una autoridad incuestionable por su noble nacimiento ("hijo del rey del Congo").
La obra en su conjunto tiene una cierta ambiguedad, entonces. La violencia es condenada en su conjunto: como esclavitud, pero también como rebelión, tomada como venganza. En sí es comparable a los modernos movimientos cristianos de noviolencia. Es el ejemplo de Pierrot el que se sugiere- el alzamiento que busca evitar víctimas, la emancipación pacífica o al menos la batalla honrada. No sé que podría esperarse como resultado de la revolución haitiana de perseguirse ese ideal; parafraseando a Robespierre, ¿es posible una revolución sin revolución?
Esta perspectiva noviolenta también se repite en el desprecio hacia las figuras del 91, además de a los esclavos de Santo Domingo. La palabra ciudadano es prácticamente una parodia, esperable para el Hugo de la década del 20. El mismo final reivindica a nuestro narrador como aristócrata y héroe nacional frente al odio vengativo y absurdo de los portadores del gorro frigio.
En fin, interesante. Una obra que, con los sucesos de Haití bastante cercanos, busca enaltecer a un héroe negro, denunciando los horrores del sistema esclavista y los de la violencia revolucionaria de una misma vez.
Posdata, no puedo dejar de mencionar la relación casi homoerótica entre Leopoldo y Bug-Jargal. Supongo que debe ser entendida como puramente fraternal, tomando en cuenta el amor de ambos por María, pero María aparece más bien poco (encantador personaje, por cierto).
Creo que la combinación de indignación y compasión católicas son muy típicas de Hugo, y se manifiestan más inmaduras en una obra tan temprana. Si demonizados los esclavos rebeldes por sus acciones violentas, no se olvida la novela de justificar sus actos (me pareció particularmente interesante en lo que respecta al enano, que es presentado como poseedor de un alma irremediablemente cruel y vengativa, y descrito por el protagonista como monstruoso, horrible, maldito, pero de quien sin embargo leemos un monólogo que nos lleva a comprender las profundas humillaciones que se ha visto forzado a soportar). El personaje más detestable pienso que es el tío de nuestro narrador, pero Leopoldo se refiere a él casi siempre en términos elogiosos. Bug-Jargal, por el otro lado, es un ejemplo de virtudes: libertador pero no asesino, rebelde pero no violento, y poseedor de una autoridad incuestionable por su noble nacimiento ("hijo del rey del Congo").
La obra en su conjunto tiene una cierta ambiguedad, entonces. La violencia es condenada en su conjunto: como esclavitud, pero también como rebelión, tomada como venganza. En sí es comparable a los modernos movimientos cristianos de noviolencia. Es el ejemplo de Pierrot el que se sugiere- el alzamiento que busca evitar víctimas, la emancipación pacífica o al menos la batalla honrada. No sé que podría esperarse como resultado de la revolución haitiana de perseguirse ese ideal; parafraseando a Robespierre, ¿es posible una revolución sin revolución?
Esta perspectiva noviolenta también se repite en el desprecio hacia las figuras del 91, además de a los esclavos de Santo Domingo. La palabra ciudadano es prácticamente una parodia, esperable para el Hugo de la década del 20. El mismo final reivindica a nuestro narrador como aristócrata y héroe nacional frente al odio vengativo y absurdo de los portadores del gorro frigio.
En fin, interesante. Una obra que, con los sucesos de Haití bastante cercanos, busca enaltecer a un héroe negro, denunciando los horrores del sistema esclavista y los de la violencia revolucionaria de una misma vez.
Posdata, no puedo dejar de mencionar la relación casi homoerótica entre Leopoldo y Bug-Jargal. Supongo que debe ser entendida como puramente fraternal, tomando en cuenta el amor de ambos por María, pero María aparece más bien poco (encantador personaje, por cierto).