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A review by jordibal
Jennifer Government by Max Barry
2.0
Si a [b:Snow Crash|40651883|Snow Crash|Neal Stephenson|https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1589842551l/40651883._SX50_.jpg|493634] o a [b:Moxyland|3491640|Moxyland|Lauren Beukes|https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1328732006l/3491640._SY75_.jpg|3533237] le añades la tontería de [b:Bill, héroe galáctico|8081457|Bill, héroe galáctico|Harry Harrison|https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1272027610l/8081457._SX50_.jpg|1398409], te podría salir algo así. Solo que peor. El planteamiento, capitalismo desatadísimo con un sector público pervertido y casi inexistente, al principio me hizo gracia por lo punki-chungo que parecía todo, pero pronto me aburrí y solo me quedó un pasapáginas (teóricamente, porque no me funcionó como tal) muy flojo. Una prosa simple como pocas y unos personajes de encefalograma plano, en su mayoría.
¿Clásico o polvoriento? Es un libro escrito en 2003 que prácticamente podría haber salido en 1993: si bien hay móviles (tontos, claro) por doquier y no falta el correo electrónico, el mundo que imagina parece más salido de una proyección de finales de los 80 o principios de los 90 que del siglo XXI. ¿Y por qué? El panorama empresarial mundial actual, y el tipo de economía en el que vivimos, difiere mucho del de 2003: ahora la megacorporación malvada no sería Nike, Exxonmobil o McDonald's, sino Apple (o Google, no sea que se me enfaden los manzanitas), Amazon o Disney. Curiosamente, Apple sí sale, pero la tratan como apestada de la informática, que es lo que era en su día. Este baile de nombres de “empresas malvadas” no es baladí: ahora estamos en una economía del conocimiento y la cruenta batalla se libraría por datos de los usuarios, no por unas zapatillas molonas.
Aparte de haber envejecido mal, probablemente se centre demasiado en la cultura estadounidense. Aquí, EE. UU. ha conquistado gran parte del mundo gracias a su dominio económico, incluida Australia, y es en ese megapaís hipercapitalista donde ocurre toda la acción. Para un lector europeo, todo suena a una gran farsa, a una peli de Michael Bay donde la NRA juega el papel que le correspondería al ejército en nuestro mundo. En Europa, vemos a la NRA como algo muy lejano, que solo relacionamos con Charlton Heston y de la que solo nos acordamos, como mucho, cuando hay alguna masacre con armas automáticas en un instituto, un centro comercial o una universidad de los EE. UU. Todo muy exótico, lejano y ajeno.
En resumen: polvoriento.
¿Clásico o polvoriento? Es un libro escrito en 2003 que prácticamente podría haber salido en 1993: si bien hay móviles (tontos, claro) por doquier y no falta el correo electrónico, el mundo que imagina parece más salido de una proyección de finales de los 80 o principios de los 90 que del siglo XXI. ¿Y por qué? El panorama empresarial mundial actual, y el tipo de economía en el que vivimos, difiere mucho del de 2003: ahora la megacorporación malvada no sería Nike, Exxonmobil o McDonald's, sino Apple (o Google, no sea que se me enfaden los manzanitas), Amazon o Disney. Curiosamente, Apple sí sale, pero la tratan como apestada de la informática, que es lo que era en su día. Este baile de nombres de “empresas malvadas” no es baladí: ahora estamos en una economía del conocimiento y la cruenta batalla se libraría por datos de los usuarios, no por unas zapatillas molonas.
Aparte de haber envejecido mal, probablemente se centre demasiado en la cultura estadounidense. Aquí, EE. UU. ha conquistado gran parte del mundo gracias a su dominio económico, incluida Australia, y es en ese megapaís hipercapitalista donde ocurre toda la acción. Para un lector europeo, todo suena a una gran farsa, a una peli de Michael Bay donde la NRA juega el papel que le correspondería al ejército en nuestro mundo. En Europa, vemos a la NRA como algo muy lejano, que solo relacionamos con Charlton Heston y de la que solo nos acordamos, como mucho, cuando hay alguna masacre con armas automáticas en un instituto, un centro comercial o una universidad de los EE. UU. Todo muy exótico, lejano y ajeno.
En resumen: polvoriento.