Take a photo of a barcode or cover
Lo primero que pensé al acabar Dune fue: ¿ahora cómo hago yo una reseña sin que me linchen? No, miento, eso fue lo segundo. Lo primero fue: ¿de verdad se ha acabado? Mi sorpresa fue mayúscula porque no sabía que las últimas 100 páginas del libro eran anexos, y cuando me di cuenta de que se había terminado la historia tuve que releer las últimas páginas para interiorizar que había llegado al final.
Dune. Clásico de la ciencia ficción del cual todo el mundo ha oído hablar, ya sea por la película de los ochenta, por la que saldrá en algún futuro próximo con un elenco de escándalo, o por el libro en sí. Creo que no necesita presentación, sinceramente, porque el nombre, el «concepto» de Dune tiene vida propia. Aun así, haré un breve resumen para quien viva debajo de una piedra: Dune es el nombre que recibe el planeta Arrakis, un mundo inhóspito que es la única fuente de una sustancia de vital importancia para el universo, una suerte de combustible. Los Atreides son los protagonistas de la historia principal, una familia noble que se ve desterrada de su hogar y obligada a cambiar su residencia a este planeta desértico. Paralelamente, cientos de intrigas políticas se desarrollan y entrelazan sus historias con las de decenas de personajes más, tejiendo traiciones, matrimonios de conveniencia, viejas rencillas... En definitiva, Dune es un libro de intrigas políticas en una cuidadísima ambientación de ciencia ficción, por lo que, a quien le gusten esos dos ingredientes, encontrará una auténtica delicia en este libro. A mí, sin embargo, no me ha convencido, y eso que tenía casi todo lo que un libro requiere para que me enamore. Iba decidida a que Dune encabezara mi lista de libros favoritos de todos los tiempos, y al final me he dado de bruces contra un muro inesperado.
Lo mejor del libro es, sin duda, el worldbuilding. El autor hace un trabajo impresionante con él y no tiene nada que desmerecer. El problema es que está continuamente dándonos información, y más información, y aún más información, en conversaciones y conversaciones sobre costumbres y planetología y situaciones a mi gusto forzadas simplemente para mostrar lo grandioso del worldbuilding. Hay gente a la que le gusta leer despliegues inmensos de información que no aportan gran cosa a la trama, y a mí hay casos en los que no me importa cierto infodump para meterme del todo en la historia, pero aquí me ha llegado a parecer excesivo. Por otro lado, me parece que los personajes tienen mucho potencial, pero no resultan creíbles ni remotamente humanos. Es cierto que, en algunos casos, se pueden justificar ciertos comportamientos por el entrenamiento que han recibido X o Y personajes, pero que sean así todo el tiempo hace que no puedas empatizar con ninguno. Además, una cosa que me mató fue que hay saltos temporales de varios años, porque es una forma fabulosa de deshacerte del desarrollo de los personajes. Entre la poca tangibilidad de los personajes y lo excesivamente retorcida que ha llegado a parecerme la trama, el libro se me atragantó y me ha costado muchísimo acabarlo.
Todo esto, que quede claro, es una opinión personal. No digo que sea un mal libro, ni mucho menos, porque no habría llegado a tener la fama que tiene si fuese una bazofia. Lo único que digo es que, aunque la idea y el mundo me han gustado, he echado de menos más humanidad en la ejecución. Cualquiera puede tener una opinión contraria a la mía y ser igual de respetable.
Dune. Clásico de la ciencia ficción del cual todo el mundo ha oído hablar, ya sea por la película de los ochenta, por la que saldrá en algún futuro próximo con un elenco de escándalo, o por el libro en sí. Creo que no necesita presentación, sinceramente, porque el nombre, el «concepto» de Dune tiene vida propia. Aun así, haré un breve resumen para quien viva debajo de una piedra: Dune es el nombre que recibe el planeta Arrakis, un mundo inhóspito que es la única fuente de una sustancia de vital importancia para el universo, una suerte de combustible. Los Atreides son los protagonistas de la historia principal, una familia noble que se ve desterrada de su hogar y obligada a cambiar su residencia a este planeta desértico. Paralelamente, cientos de intrigas políticas se desarrollan y entrelazan sus historias con las de decenas de personajes más, tejiendo traiciones, matrimonios de conveniencia, viejas rencillas... En definitiva, Dune es un libro de intrigas políticas en una cuidadísima ambientación de ciencia ficción, por lo que, a quien le gusten esos dos ingredientes, encontrará una auténtica delicia en este libro. A mí, sin embargo, no me ha convencido, y eso que tenía casi todo lo que un libro requiere para que me enamore. Iba decidida a que Dune encabezara mi lista de libros favoritos de todos los tiempos, y al final me he dado de bruces contra un muro inesperado.
Lo mejor del libro es, sin duda, el worldbuilding. El autor hace un trabajo impresionante con él y no tiene nada que desmerecer. El problema es que está continuamente dándonos información, y más información, y aún más información, en conversaciones y conversaciones sobre costumbres y planetología y situaciones a mi gusto forzadas simplemente para mostrar lo grandioso del worldbuilding. Hay gente a la que le gusta leer despliegues inmensos de información que no aportan gran cosa a la trama, y a mí hay casos en los que no me importa cierto infodump para meterme del todo en la historia, pero aquí me ha llegado a parecer excesivo. Por otro lado, me parece que los personajes tienen mucho potencial, pero no resultan creíbles ni remotamente humanos. Es cierto que, en algunos casos, se pueden justificar ciertos comportamientos por el entrenamiento que han recibido X o Y personajes, pero que sean así todo el tiempo hace que no puedas empatizar con ninguno. Además, una cosa que me mató fue que hay saltos temporales de varios años, porque es una forma fabulosa de deshacerte del desarrollo de los personajes. Entre la poca tangibilidad de los personajes y lo excesivamente retorcida que ha llegado a parecerme la trama, el libro se me atragantó y me ha costado muchísimo acabarlo.
Todo esto, que quede claro, es una opinión personal. No digo que sea un mal libro, ni mucho menos, porque no habría llegado a tener la fama que tiene si fuese una bazofia. Lo único que digo es que, aunque la idea y el mundo me han gustado, he echado de menos más humanidad en la ejecución. Cualquiera puede tener una opinión contraria a la mía y ser igual de respetable.