A review by nunuseli
Cousin Pons by Honoré de Balzac

3.0

Esta obra, si se le recortaran unas cuántas páginas y fuera al grano, sería una novela perfecta. El primo Pons es un músico viejecillo, que viste de forma anticuada, que siempre ha sido feo y no ha tenido nunca a nadie, y que intenta aliviar su frustración acumulando antigüedades y dándose grandes banquetes. El problema es que es pobre como una rata, así que tiene que rastrear cielo y tierra para encontrar una ganga que se pueda permitir, y tiene que hacer mil equilibrios para poder colarse en casa de sus parientes ricachones para que le inviten a cenar. Su vida ha pasado sin que la haya vivido y realmente se arrepiente de no haberla aprovechado: habría dado lo que fuera por tener una mujer que le quisiera y unos hijos. Parece que su vida será una larga sucesión de días monótonos, en los que tendrá que sufrir las humillaciones que le dedican sus parientes ricachones y en que la única satisfacción será encontrar una ganga a buen precio para ponerla en su museo particular, hasta que conoce a Schmucke, un pianista alemán, y se hacen amigos.

Pons ha tenido tantas pocas cosas en esta vida que ni siquiera había tenido nunca un amigo. A Schmucke le pasa lo mismo. Son como dos almas gemelas: han llevado la misma vida, y tienen las mismas costumbres y la misma forma de ser. Balzac nos dice que los dos se han conocido demasiado tarde para poder ser felices. Esto podría ser la historia de amor más grande jamás contada. Y durante unas cuantas páginas lo es. Pons y Schmucke se comportan como dos enamorados: se van a vivir juntos, caminan por la calle cogidos del brazo, toda la gente de París se ríe de lo ridículos que son pero ellos no se dan ni cuenta, y cuando Pons se va a cenar con sus parientes y deja a Schmucke solo, éste se pone celoso a más no poder, pero no dice nada. Es todo tan tierno que te rompe el corazón. Pero la felicidad no dura para siempre. El dinero siempre lo acaba embruteciendo todo. Pons será pobre como una rata, pero su colección vale millones, así que a su alrededor se irán congregando un montón de buitres que pretenderán desplumarlo.

La vieja historia: Pons y Schmucke representan el último vestigio de inocencia y bondad en un mundo cruel y avaricioso. Un poco simple, es verdad, pero efectivo. La primera parte, que nos describe los dos personajes, su relación y sus fatigas, es magnífica. El problema es que en la segunda parte Balzac ya no parece interesado en los personajes sino en describirnos los tejemanejes que se inventan los buitres para desplumarlos, y todo adquiere aire de folletín aburrido. Es de aquí donde convendría recortar páginas: no es necesario que nos describa con pelos y señales las artimañas de los desalmados para que entendamos su mensaje de que el mundo se ha convertido en un lugar sin valores y donde todo el mundo se clava puñaladas por la espalda por culpa de la avaricia. Es una obra realmente pesimista y desengañada: no hay nadie que se salve.