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(4,5) "Seguro que en este mundo hay un montón de cosas que no entiendo, pero a ti quería comprenderte, ¿sabes? De verdad. Quería hacerlo. Porque yo, cuando te encontré, enseguida me di cuenta. De que éramos iguales".
A veces los sucesos que vives son tan grandes que te pueden arrebatar algo tan intrínseco como tu nombre. El protagonista no tiene un identificador, lo que vive es más grande que lo que él puede decir de sí mismo.
Vive su día yendo a la escuela, un lugar en donde sufre diariamente violencia por parte de sus compañeros. La narración del abuso es sumamente gráfico; pocos libros me han cortado la respiración y me han provocado náuseas tan grandes como este.
Sometido a vivir con miedo, se sorprende al encontrar una nota en su pupitre que declara: "Somos iguales". Así empieza una amistad con Kojima, otra víctima de acoso. Se encuentran esporádicamente, se mandan cartas, se consuelan y se permiten ser aún más vulnerables el uno con el otro.
Sin embargo, pese a que la compañía de su amiga es una curita ante el torrente de sangre, el acoso a nuestro protagonista no se detiene y se ve enfrentado a depresión, ideaciones su1c1d4s, dolores inimaginables y cuestionamientos sobre su identidad y su lugar en el mundo.
¿Se puede clasificar nuestras acciones como buenas o malas o son solo voluntad de otros y la clasificación moral algo superficial y ajeno?, ¿acaso el sufrimiento tiene algún sentido superior? Mieko Kawakami hace un excelentísimo trabajo planteando las bases de esta complejas preguntas que no dejan a ningún ser humano indiferente.
A veces los sucesos que vives son tan grandes que te pueden arrebatar algo tan intrínseco como tu nombre. El protagonista no tiene un identificador, lo que vive es más grande que lo que él puede decir de sí mismo.
Vive su día yendo a la escuela, un lugar en donde sufre diariamente violencia por parte de sus compañeros. La narración del abuso es sumamente gráfico; pocos libros me han cortado la respiración y me han provocado náuseas tan grandes como este.
Sometido a vivir con miedo, se sorprende al encontrar una nota en su pupitre que declara: "Somos iguales". Así empieza una amistad con Kojima, otra víctima de acoso. Se encuentran esporádicamente, se mandan cartas, se consuelan y se permiten ser aún más vulnerables el uno con el otro.
Sin embargo, pese a que la compañía de su amiga es una curita ante el torrente de sangre, el acoso a nuestro protagonista no se detiene y se ve enfrentado a depresión, ideaciones su1c1d4s, dolores inimaginables y cuestionamientos sobre su identidad y su lugar en el mundo.
¿Se puede clasificar nuestras acciones como buenas o malas o son solo voluntad de otros y la clasificación moral algo superficial y ajeno?, ¿acaso el sufrimiento tiene algún sentido superior? Mieko Kawakami hace un excelentísimo trabajo planteando las bases de esta complejas preguntas que no dejan a ningún ser humano indiferente.