A review by midnightsdeluxe
El fantasma en el libro by Javier Calvo

5.0

Vivir en un mundo traducido es una realidad desde el punto de vista de cualquier rincón del mundo y desde cualquier época pasada, empezando por los elementos que componen la cultura. Las obras de teatro de la antigua Grecia y Roma ya contaban con respectivas traducciones para su difusión; la Biblia, el libro más traducido del mundo, también contaba con sus respectivas traducciones; e incluso hasta el último número de cualquier revista online cuenta con sus respectivas traducciones para su público actual. Negar que todo lo que sabemos o hemos aprendido es fruto de una traducción o un intercambio cultural es engañarnos a nosotros mismos y negar una realidad que es evidente.

Personalmente, creo que el trabajo del traductor en este contexto tan globalizado, cobra una importancia fundamental y requiere de un reconocimiento que no se le atribuye, porque el traductor no solo se encarga de transmitir un mensaje o una idea, sino que se transforma en un intermediario que debe interpretar contenido de diversas materias, y hacerse casi especialista de cada una de ellas, para cometer los menos errores posibles y que su mensaje llegue siendo fidedigno a la fuente, verídico y el proceso de traducción sea lo menos “agresivo” posible. Como conclusión: habría que recalcar más la figura del traductor en las instituciones y en todos los eslabones que componen el mundo globalizado.

«Yo pienso que la invisibilidad es intrínseca a nuestra labor; no puede ser de otra forma.»
Aquí no compartiría completamente su posición. La invisibilidad va intrínseca a la labor del traductor porque, al tratarnos como “simples mensajeros para un público determinado”, se ha desvaluado y casi menospreciado la función del traductor. Estoy de acuerdo en que tiene que ser lo menos visible posible de cara al público (es decir, en el caso de una serie o película, es comprensible y justificable que no aparezca el traductor que se ha encargado del guion; también en el caso de una conferencia o un debate parlamentario como en la UE, no están a la vista) para no “perturbar” la imagen, pero eso no significa que no se pueda dar el reconocimiento merecido y, por supuesto, que no se le dé la importancia que se merece. Soy fiel creyente de que puede haber un equilibrio entre el reconocimiento público y el protagonismo.

«También me gusta pensar que somos fantasmas. Simples improntas psíquicas. Nuestro trabajo permanece en la página ya no como un vestigio, sino como un eco.»
Estoy de acuerdo. Actualmente casi nadie sabría nombrar a más de un traductor vigente en algún campo como la literatura. Como si no existieran y, a mi parecer, es debido a que no se da el debido crédito a pesar de que aparezca en los créditos de algún libro o manual. Es tan pequeño y se invisibiliza tanto que pasa desapercibido.

Lo leí para una asignatura y me encantó.