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A review by aitorfmg
El fin del mundo y antes del amanecer by Inio Asano
4.75
RETROSPECTIVA INIO ASANO #4
La vida... La vida no está tan mal. Cuando uno está vivo, tarde o temprano le ocurre algo bueno. Sé que suena a consuelo vacío... En realidad, pienso que en este mundo hay muchísima maldad. Sin embargo... estoy seguro de que la buena fortuna y la bondad ajena se encuentran ocultas muy cerca de ti. ¿No crees? Al menos, esto es seguro: el amanecer llega a todos por igual. Obtener algo de eso depende solo de ti.
La esperanza es aquello que impulsa al ser humano. Esperanza de obtener un mejor trabajo, esperanza de encontrar el amor, esperanza de sobrevivir a las inclemencias de la vida, esperanza de salir del atolladero... Esperanzas todas que se condensan en una sola palabra: felicidad. La sociedad contemporánea, esta era de la globalización, es la sociedad del ansia, donde una distracción se sustituye por otra con el objetivo de amenizar nuestro paso por la vida. Los pasatiempos, en el sentido más etimológico de la palabra, son juegos vacíos que tienden a crear adicción y alienarnos de manera irónicamente comunitaria del resto. Entonces, en una época donde se premia la distracción, ¿dónde encajan aquellos que la repudian o que buscan salirse de los márgenes de lo socialmente aceptable? Esta es la tesis que, en última instancia, prodiga Asano tanto en su obra anterior, El barrio de la luz, como en esta, si no en todas.
Los personajes del joven autor son, casi siempre, personas de a pie con algún giro característico. Donde El barrio de la luz mostraba identidades conflictivas, en ocasiones exageradas (un niño de instituto que hace negocios con suicidios, un criminal con un tercer ojo que en realidad quiere lo mejor para su supuesta hija...), El fin del mundo y antes del amanecer presenta directamente a gente corriente en todos sus aspectos, siendo la depresión su único hilo conductor. No todos lidian con la misma situación, pero existe un poso de tristeza, melancolía y abulia que conecta la mayoría de las historias.
Desde ese fantásticamente coloreado "Sin título" y el apasionante "Antes del amanecer", Asano parece lanzar un mensaje: que la vida no es una experiencia individual, sino una existencia comunal donde el espacio es compartido por personas de toda índole. Es un gran inicio a esta tesis poco a poco perfilada en los tomos anteriores, porque si Un mundo maravilloso conectaba las historias de sus personajes y El barrio de la luz los ponía a todos en el mismo barrio, El fin del mundo y antes del amanecer los convierte en un personaje colectivo que da vida al lugar que habita a través de sus relaciones y esa tendencia depresiva. No resulta extraño que se considere a Asano "una de las voces de nuestra generación", como he leído ya muchas veces: es un autor consciente de los problemas de la sociedad contemporánea que presta especial atención a esa enfermedad que asola el siglo XXI y la transforma en su protagonista absoluta.
Creo que, de todas las historias del tomo, la que mejor captura esa temática es "La rutina y depresión de la imaginativa Eiko", que lleva fascinándome desde la primera vez que la leí. Es realmente simple: una mujer alegre y soñadora vive su día a día haciendo a todos felices con su sonrisa y su vivacidad, pero al final del día llega a casa y "se pone a llorar un poco". Es condenadamente simple, sí, pero también un retrato genial de nuestra era.
Aun con algunos relatos continuistas, como "Alfalfa", Asano crea de manera especialmente astuta otras historias que se desmarcan de la fórmula a la que parecía haberse acostumbrado. "Domingo, 6:30 de la tarde" es una historia en tres partes que sigue las vidas de tres familiares en situaciones muy distintas, conectadas a través de dos temas: la evasión de la realidad y el (des)amor. No voy a negar las palabras del autor: estas historias no son las mejor hiladas del tomo y muchas veces su conclusión es algo ambigua. Aun así, siento un apego especial por las tres, en especial la del padre, precisamente por las interpretaciones que pueden extraerse de ellas. Son al mismo tiempo reflexiones sobre la existencia, búsquedas de la identidad propia y aceptaciones de que, quizá, la vida pueda no estar tan mal. Los tres personajes son enfrentados consigo mismos y, al final, aprenden de sus distintos encuentros que la situación inicial era no solo deseable, sino también preciada.
Esta búsqueda de la identidad se lleva a su máximo exponente, quizá por la individualización del sujeto, en "Tokio". Lejos de una posible proyección de Asano como mangaka en su personaje, creo que el autor logra explorar los distintos rincones del yo a través tanto del paisaje como de los recuerdos. Como la historia más novedosa de todas las que conforman el tomo, creo que es una fantástica muestra de las preocupaciones del autor que se consolidarían en Reiraku: el autor frustrado en busca de una plenitud para transmitir a través de su obra sentimientos de otro modo inefables. Esta búsqueda termina con una nota agridulce, como siempre con Asano, y es que esa escena del protagonista reviviendo en su "máquina del tiempo" la conversación que tuvo con una amiga cuyo contacto ya se ha perdido resulta tan melancólica como esperanzadora: el "yo" de ahora no es el mismo "yo" de antes; será mejor o peor, pero jamás el mismo. Ese es el primer paso para entenderse a uno mismo y por ello el relato culmina con la aceptación de la identidad actual en busca de un perfeccionamiento que llegará con el mañana, un amanecer de vidas muy diferentes que comparten un mismo objetivo. Que el fin del mundo suceda antes del amanecer tan solo es prueba de ello: incluso cuando todo parece perdido, el sol volverá a salir y un nuevo día lleno de posibilidades se abrirá ante todos. Es una conclusión bonita que no reniega de los horrores del mundo. Hay mucha maldad, pero hay que saber observar tras el velo y encontrar en las sombras aquellas personas o recuerdos capaces de llevar a uno hacia un futuro esperanzador.
Como puede verse, este tomo constata la evolución de un autor que, desde el inicio, tenía claros sus temas. Que fallara en transmitirlos no quiere decir que no permearan a todas sus historias; tan solo que con este tomo ha adquirido la madurez necesaria como persona y como mangaka para hacerlos llegar a la audiencia de manera efectiva. Sus temas jamás habían sido tan trascendentales sobre el papel; su entintado no tenía antes la definición de historias como "Tokio" y sus dibujos nunca habían logrado captar tan bien situaciones y emociones en apenas una viñeta. Desde la melancólica Eiko hasta la dolorosa máquina del tiempo, Asano ha demostrado un dominio sobre el medio que viene, por suerte, seguido de un deseo de autoperfeccionamiento continuo.