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A review by josetinocoperez
Imperio Final / The Final Empire by Brandon Sanderson
5.0
90/100.
Terminé de leer El imperio final anoche, aunque me he esperado unas horas para madurar la lectura y decidir qué puntuación le daba. Comencé este libro en marzo, en medio del curso escolar (como profesor). Leí las primeras cien páginas dos veces antes de, por fin, querer darle una oportunidad de verdad a Brandon Sanderson y leer la obra de seguido este mismo julio. Comencé leyendo con la misma curiosidad que en el inicio, aunque esta vez no pude parar.
Brandon Sanderson es ese autor que a los fanáticos de la fantasía siempre le gusta recomendar en contraposición a otras figuras como Patrick o George, básicamente porque escribe bastante rápido y, parece, que no va a dejar su obra finalizada. A su vez, también había leído críticas al autor tanto por su narrativa como por ser mormón. A mí esto me interesaba más bien poco, pero es verdad que he tardado más en darle una oportunidad por ello.
El narrador omnisciente de El imperio final cuenta la historia de dos personas: Kelsier, el superviviente de Hathsin, y Vin, una skaa que forma parte de una banda de ladrones. Kelsier está intentando llevar a cabo una revuelta contra el Lord Legislador, que gobierna el amplio territorio del Imperio Final. Bajo una capa de ceniza perenne, no crece la naturaleza en los grises paisajes del imperio, en especial, en su capital, Luthadel, donde se desarrolla gran parte de la acción. Ambos personajes son "nacidos de la bruma", unos seres con capacidades especiales.
Aunque le haya dado cinco estrellas, El imperio final no es una obra perfecta, ni mucho menos. Es verdad que tiene una construcción de personajes (en general) mejorable; es verdad que sus personajes femeninos brillan por su ausencia, al menos, en esta obra. No obstante, cuando lo hace bien, es muy bueno y el ejemplo lo tenemos en Kelsier. Es, posiblemente, mi personaje favorito de la obra, pero no el único al que le veo posibilidades. Vin, Elend, Ham, Fantasma... Todos son interesantes. Esbozados, sí. A la sombra de Kelsier, también, pero es cierto que El imperio final (no la saga de Nacidos de la bruma) es la historia de Kelsier. Por eso se le da tal importancia.
El sistema de magia mostrado en este libro es sencillo, pero efectivo. Las personas con poderes que aparecen pueden ser brumosos (es decir, solo tendrán un poder) o nacidos de la bruma (los tendrán todos). Existen diversos metales (cobre, estaño, oro...) que ingeridos por estas personas, les permitirán usar ciertos poderes concretos. A mí me ha gustado. Es un sistema que no me ha costado entender y que, tras explicarlo de forma sucinta, queda demostrado por las acciones de los personajes.
Toda la narrativa de Sanderson es, de hecho, así. Apenas hay descripciones. El lenguaje sirve a la acción. Básicamente, solo habla de una aventura, una aventura a la que primero el lector es reticente y, posteriormente, si se deja llevar, es también su aventura.
Termino esta pequeña reseña con una de las intervenciones de Kelsier a lo largo de la novela que muestra por qué es, posiblemente, uno de los personajes favoritos de las personas que se adentran en el Cosmere.
«Represento aquello que nunca has podido matar, no importa cuánto lo hayas intentado. Yo soy la esperanza».
Terminé de leer El imperio final anoche, aunque me he esperado unas horas para madurar la lectura y decidir qué puntuación le daba. Comencé este libro en marzo, en medio del curso escolar (como profesor). Leí las primeras cien páginas dos veces antes de, por fin, querer darle una oportunidad de verdad a Brandon Sanderson y leer la obra de seguido este mismo julio. Comencé leyendo con la misma curiosidad que en el inicio, aunque esta vez no pude parar.
Brandon Sanderson es ese autor que a los fanáticos de la fantasía siempre le gusta recomendar en contraposición a otras figuras como Patrick o George, básicamente porque escribe bastante rápido y, parece, que no va a dejar su obra finalizada. A su vez, también había leído críticas al autor tanto por su narrativa como por ser mormón. A mí esto me interesaba más bien poco, pero es verdad que he tardado más en darle una oportunidad por ello.
El narrador omnisciente de El imperio final cuenta la historia de dos personas: Kelsier, el superviviente de Hathsin, y Vin, una skaa que forma parte de una banda de ladrones. Kelsier está intentando llevar a cabo una revuelta contra el Lord Legislador, que gobierna el amplio territorio del Imperio Final. Bajo una capa de ceniza perenne, no crece la naturaleza en los grises paisajes del imperio, en especial, en su capital, Luthadel, donde se desarrolla gran parte de la acción. Ambos personajes son "nacidos de la bruma", unos seres con capacidades especiales.
Aunque le haya dado cinco estrellas, El imperio final no es una obra perfecta, ni mucho menos. Es verdad que tiene una construcción de personajes (en general) mejorable; es verdad que sus personajes femeninos brillan por su ausencia, al menos, en esta obra. No obstante, cuando lo hace bien, es muy bueno y el ejemplo lo tenemos en Kelsier. Es, posiblemente, mi personaje favorito de la obra, pero no el único al que le veo posibilidades. Vin, Elend, Ham, Fantasma... Todos son interesantes. Esbozados, sí. A la sombra de Kelsier, también, pero es cierto que El imperio final (no la saga de Nacidos de la bruma) es la historia de Kelsier. Por eso se le da tal importancia.
El sistema de magia mostrado en este libro es sencillo, pero efectivo. Las personas con poderes que aparecen pueden ser brumosos (es decir, solo tendrán un poder) o nacidos de la bruma (los tendrán todos). Existen diversos metales (cobre, estaño, oro...) que ingeridos por estas personas, les permitirán usar ciertos poderes concretos. A mí me ha gustado. Es un sistema que no me ha costado entender y que, tras explicarlo de forma sucinta, queda demostrado por las acciones de los personajes.
Toda la narrativa de Sanderson es, de hecho, así. Apenas hay descripciones. El lenguaje sirve a la acción. Básicamente, solo habla de una aventura, una aventura a la que primero el lector es reticente y, posteriormente, si se deja llevar, es también su aventura.
Termino esta pequeña reseña con una de las intervenciones de Kelsier a lo largo de la novela que muestra por qué es, posiblemente, uno de los personajes favoritos de las personas que se adentran en el Cosmere.
«Represento aquello que nunca has podido matar, no importa cuánto lo hayas intentado. Yo soy la esperanza».