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A review by autumnsonatta
La sed by Marina Yuszczuk
4.0
Vampiros, sangre, sed, violencia y deseo. Enfermedad, luto, maternidad y desconcierto. Buenos Aires siglos atrás. Un cementerio y su historia. El cruce, trágico y fascinante entre una criatura que anhela sangre y la finita pero cargada mortalidad.
La sed es un libro peculiar, divido en dos partes, logra con la primera involucrarnos de lleno en el misticismo que caracteriza a la figura del vampiro, permitiéndonos seguir a una mujer que fue cedida como víctima, como alimento, en su niñez para ser posteriormente convertida en una vampireza más. Su búsqueda, su sed, a través de siglos y cruzando incluso océanos es una aventura intensa, macabra, cargada de sensualidad y violencia.
La segunda mitad propone no sólo un cambio de narradora, de protagonista, sino también de tono, uno que puede resultar abrupto para el lector. El vertiginoso y hambriento relato previo se ve sucedido por la confesión lenta, angustiante y desesperanzada de una mujer cuya madre está gravemente enferma. Un testimonio de la pérdida anticipada, del ser hija pero también madre, del ser una mujer divorciada, de sobrevivir en la época actual.
El libro puede parecer, a simple vista, desbalanceado cuando el tipo de relato propio del cliché de las criaturas de la noche metamorfosea en algo más y no culpo a las personas que perdieron interés cuando ocurrió pero lejos estoy de ser una de ellas. El cambio me desestabilizó, sí, pero es una transición necesaria para llegar al desenlace, a esa entrega voluntaria, a esa culminación del deseo.
Cabe mencionar, además, que me causó infinito deleite que la acción haya tenido lugar en Argentina, más concretamente sus referencias al cementerio de Recoleta. Es un placer leer horror ambientado en este suelo.
La sed es un libro peculiar, divido en dos partes, logra con la primera involucrarnos de lleno en el misticismo que caracteriza a la figura del vampiro, permitiéndonos seguir a una mujer que fue cedida como víctima, como alimento, en su niñez para ser posteriormente convertida en una vampireza más. Su búsqueda, su sed, a través de siglos y cruzando incluso océanos es una aventura intensa, macabra, cargada de sensualidad y violencia.
La segunda mitad propone no sólo un cambio de narradora, de protagonista, sino también de tono, uno que puede resultar abrupto para el lector. El vertiginoso y hambriento relato previo se ve sucedido por la confesión lenta, angustiante y desesperanzada de una mujer cuya madre está gravemente enferma. Un testimonio de la pérdida anticipada, del ser hija pero también madre, del ser una mujer divorciada, de sobrevivir en la época actual.
El libro puede parecer, a simple vista, desbalanceado cuando el tipo de relato propio del cliché de las criaturas de la noche metamorfosea en algo más y no culpo a las personas que perdieron interés cuando ocurrió pero lejos estoy de ser una de ellas. El cambio me desestabilizó, sí, pero es una transición necesaria para llegar al desenlace, a esa entrega voluntaria, a esa culminación del deseo.
Cabe mencionar, además, que me causó infinito deleite que la acción haya tenido lugar en Argentina, más concretamente sus referencias al cementerio de Recoleta. Es un placer leer horror ambientado en este suelo.