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A review by thehatingcouple
La novela del verano by Emily Henry
1.0
1 estrella
Yo no soy de desear el mal a nadie, pero ojalá que la persona que me dijo que esto era una rom-com con un enemies to lovers, cada vez que haya una esquina, tropiece el dedo meñique en ella. Porque esto es un dramón.
Por un lado está January, que tiene el complejo de chica-ombligo, porque se cree que es el centro de todo. Una Luisa XIV, but make it milenial.
Está pasando la preadolescencia a los treinta, y monta pollos a todo el mundo de la nada, mientras se marca discursos sin sentido.
Tenía que escribir una novela, y como se ha estado tocando el higo todo el invierno, ahora lo toca apurarse en verano. Vamos, hizo la del adolescente que no estudió en todo el año y ahora tiene que sacarse siete en septiembre.
Está ligeramente agobiada porque por recientes acontecimientos de su vida, no cree en el amor, y por eso no puede escribir como dos personas se enamorarán cuando se rompa la bolsa de papel del supermercado, se agachen a recoger el contenido y bum, insta love.
También tenemos a Gus, que es Pérez Reverte en un universo alternativo, tatuado y con pelo. Se documenta mucho para sus novelas existencialistas y se cree que todo lo que no tiene finales chungos es basura. Augustus Waters con el cigarrillo apagado soltando frases de intensito, pero con el doble de edad, lo que da también el doble de vergüenza ajena.
Ambos tienen que escribir una novela, porque nadie les avisó de que en el mundo de los adultos, aunque todo vaya de culo, hay que trabajar igual, y como escribir es facilísimo, deciden intercambiar géneros.
Él escribirá una comedia romántica y ella ficción de esa que te hace cabecear. Añádele drama innecesario y ya tienes el argumento de este culebrón de tarde de domingo.
Yo no soy de desear el mal a nadie, pero ojalá que la persona que me dijo que esto era una rom-com con un enemies to lovers, cada vez que haya una esquina, tropiece el dedo meñique en ella. Porque esto es un dramón.
Por un lado está January, que tiene el complejo de chica-ombligo, porque se cree que es el centro de todo. Una Luisa XIV, but make it milenial.
Está pasando la preadolescencia a los treinta, y monta pollos a todo el mundo de la nada, mientras se marca discursos sin sentido.
Tenía que escribir una novela, y como se ha estado tocando el higo todo el invierno, ahora lo toca apurarse en verano. Vamos, hizo la del adolescente que no estudió en todo el año y ahora tiene que sacarse siete en septiembre.
Está ligeramente agobiada porque por recientes acontecimientos de su vida, no cree en el amor, y por eso no puede escribir como dos personas se enamorarán cuando se rompa la bolsa de papel del supermercado, se agachen a recoger el contenido y bum, insta love.
También tenemos a Gus, que es Pérez Reverte en un universo alternativo, tatuado y con pelo. Se documenta mucho para sus novelas existencialistas y se cree que todo lo que no tiene finales chungos es basura. Augustus Waters con el cigarrillo apagado soltando frases de intensito, pero con el doble de edad, lo que da también el doble de vergüenza ajena.
Ambos tienen que escribir una novela, porque nadie les avisó de que en el mundo de los adultos, aunque todo vaya de culo, hay que trabajar igual, y como escribir es facilísimo, deciden intercambiar géneros.
Él escribirá una comedia romántica y ella ficción de esa que te hace cabecear. Añádele drama innecesario y ya tienes el argumento de este culebrón de tarde de domingo.