A review by llevamoselfuego
Éste es el mar by Mariana Enríquez

4.0

Hablar de una novela adolescente nos hace caer rápidamente en la sospecha de lo peyorativo. Lo adolescente es lo pasatista, lo burdo, incluso lo temporal, lo que no trasciende. En la pluma de Mariana Enríquez, lo adolescente es lo dinámico, lo brutal, es la frialdad chocando con lo romántico, lo grotesco de lo desconocido con lo abominable de lo familiar. En esta obra de Enríquez, lo adolescente es la facilidad de la palabra, a través de la cual llega directamente al corazón para partirlo al medio, sin mediación alguna. En “Este es el Mar” lo adolescente es eterno y despiadado.

Entre nosotros caminan seres que dependen de nuestras vidas, de nuestros sueños, de nuestras metas para subsistir. No solo se alimentan de nosotros, ascienden en su escala existencial a través de los seres humanos. Helena es una de ellas, parte del enjambre, una raza de entidades cuyo propósito en la vida es ensalzar a los artistas para que ganen reconocimiento y poder, a través de los cuales, ellas van a poder salir de ese enjambre sin nombre, de ese zumbido constante y anónimo y comenzar a ser “alguien”. A través de un sacrificio, Helena abandona el enjambre y es reclutada por las Luminosas, una hermandad de mujeres cuyo propósito es convertir estas estrellas en ascenso en verdaderas leyendas y siempre a través de la muerte.

“Este Es El Mar” es una historia de adolescentes, es una historia de groupies y artistas en ascenso, es una historia del primer amor y como lo habitamos y salimos de él. El amor como un fuego, como un lugar desolador, como un paraíso y como una enfermedad, como una infección. Retrata la relación que tenemos con nuestros músicos y busca, de una forma fantasiosa y sobrenatural, encontrar respuestas a las muertes de aquellas figuras emblemáticas en circunstancias irrisorias, absurdas o completamente inexplicables, y lo hace estableciendo una mitología propia que no abunda en sobre explicaciones, que aun cuando se describe a si misma sigue siendo abstracta, cambiante, afortunadamente: no del todo clara.

Se puede hacer literatura adolescente de categoría. Eso lo demostró Elsa Bornemann cuando aterrorizó a niños y adolescentes a finales de los 80 con su libro de cuentos “Socorro” No toda la fantasía mezclada con tintes de horror es algo barato e insustancial como los vampiros de Stephanie Meyer en Crepúsculo. Enríquez lo sabe y lo plasma con maestría en un libro cuyos más románticos e inocentes, sin llegar nunca a la cursilería, se entremezclan con la ferocidad de su ritmo y los momentos mas traumáticos de la historia.

Y claro, que es también una novela con tonos feministas muy fuertes. La idea de la mujer como presa de depredación, como objeto de juego de músicos y plomos, como mostraba aquella escena de The Wall mientras sonaba “Young Lust”, es potenciada pero no sin vincularla a un motivo ulterior, a una conspiración sobrenatural donde la verdadera carne de sacrificio es la de los músicos, todos hombres, estas leyendas de las cuales las inmortales se alimentan para conservar su naturaleza imperecedera. No son los hombres, en sus roles de dioses, aprovechándose de las mujeres, simples mortales, sino que son las mujeres, eternas, ocultas, místicas, aprovechándose de estos dioses para vivir para siempre.