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Después de las atrocidades de las socialismos reales en el siglo XX, que una persona informada se declare aun comunista es casi un acto de valentía.

Pero la historia de la revolución rusa es superlativa y fascinante porque encapsula todo el esplendor y tragedia de la interacción entre las sociedades y el poder. Esa historia de nunca acabar de las esperanzas del pueblo chocando contra la ceguera y estupidez de sus líderes. De esas fugaces, engañosas primaveras antes de caer en inviernos aún más cruentos.