You need to sign in or sign up before continuing.
Scan barcode
A review by nunuseli
The Possibility of an Island by Michel Houellebecq
2.0
Y la duda que te queda después de leer 'La posibilidad de una isla' es "¿Está Houellebecq acabado?" Bueno, no sé, pero de lo que para mí no hay duda es que desde su primera novela cada nueva ha sido peor que la anterior (esto no quita que las dos primeras, 'Ampliación del campo de batalla' y 'Las partículas elementales' sean obras maestras). Y me alegro mucho de no habérmela comprado sino de haber esperado que estuviera libre en la biblioteca. La novela es puro Houellebecq, y esto siempre es bueno pero la novela en sí no es buena. Yo aún tengo fe en que pueda recuperarse, remontar su carrera y volver a sorprendernos con una obra perfecta, pero será difícil, porque si dando más de lo mismo, gastando el mínimo esfuerzo, y montando alguna polémica que le dé publicidad, consigue vender libros como churros, dudo que se enmiende, porque Michel Houellebecq me parece el apático por excelencia. En esta ocasión la polémica ha sido infiltrarse en la secta de los Raelianos para luego poder describirla en el libro, con lo cual la polémica se ha creado porque se ha dicho que si Houellebecq era miembro de la secta, que si hacía apología de ella, blablabla... Es significativo que esta vez el protagonista del libro sea un humorista, porque Houellebecq se ha convertido en una especie de bufón. Y él lo sabe.
La historia es la misma de siempre: un tipo muy infeliz, asqueado de la vida, conoce una mujer... bueno en este caso dos... que le harán muy feliz (sobre todo sexualmente hablando, claro está) pero al final las perderá. Como siempre, las mujeres de Houellebecq son tan planas e irreales que sólo podrían ser concebidas por la fantasía de un hombre. Pero ya estamos acostumbrados a ello. En esta ocasión, además de la narración del protagonista que vive en nuestro tiempo, tenemos la narración de uno de sus clones que vive en el futuro. Éste vive encerrado en un aislamiento físico completo, con la sola compañía de un perro, comunicándose a través de la red con otros clones que también viven completamente solos y aislados, amenazado por la posible existencia de salvajes que habitan en el exterior, y con el único trabajo de comentar la biografía de su yo originario. Reconozco que esta parte de ciencia ficción funciona, que encuentro de lo más verosímil la explicación que nos da sobre cómo se ha llegado a esta situación, y que me gusta el aire apocalíptico y desolado que tiene este futuro, que en realidad es nuestro presente. También reconozco que probablemente sea el libro de Houellebecq con el que más me he reído, sobre todo al principio. Luego, la sátira y la mala leche se van diluyendo.
Es puro Houellebecq, porque una vez más es un ensayo disfrazado de novela. Esta vez es un ensayo acerca de como idolatramos la juventud y la belleza, como consideramos la vejez algo repulsivo y vergonzoso, como el sexo es el único refugio, como nos hacen desear cosas que nunca podremos tener, además del clásico "la vida no tiene sentido". Pero nada de esto es nuevo, y no da para las 316 páginas que tiene el libro. Es puro Houellebecq porque no sabes si está hablando en serio, si realmente cree todo lo que está diciendo, o si sólo es sátira. Esta ambigüedad me encanta; está bien encontrar un autor del que no sepas qué pensar exactamente (¿es un anarquista de derechas? ¿es un fascista? ¿es un liberal?). Pero Houellebecq parece haber perdido buena parte de la lucidez y la capacidad de poner el dedo en la llaga que solía tener. Esta novela da demasiado poco. Ni siquiera el protagonista tiene la fuerza que solían tener los protagonistas de los anteriores libros. Aunque suene melodramático, es una pálida sombra de lo que un día fue Houellebecq. Antes provocaba para despertar conciencias, ahora a mí me parece que sólo provoca para provocar. Y la novela tiene uno de esos errores narrativos que para mí desmontan toda la credibilidad de la historia, algo que yo no perdono nunca.
La historia es la misma de siempre: un tipo muy infeliz, asqueado de la vida, conoce una mujer... bueno en este caso dos... que le harán muy feliz (sobre todo sexualmente hablando, claro está) pero al final las perderá. Como siempre, las mujeres de Houellebecq son tan planas e irreales que sólo podrían ser concebidas por la fantasía de un hombre. Pero ya estamos acostumbrados a ello. En esta ocasión, además de la narración del protagonista que vive en nuestro tiempo, tenemos la narración de uno de sus clones que vive en el futuro. Éste vive encerrado en un aislamiento físico completo, con la sola compañía de un perro, comunicándose a través de la red con otros clones que también viven completamente solos y aislados, amenazado por la posible existencia de salvajes que habitan en el exterior, y con el único trabajo de comentar la biografía de su yo originario. Reconozco que esta parte de ciencia ficción funciona, que encuentro de lo más verosímil la explicación que nos da sobre cómo se ha llegado a esta situación, y que me gusta el aire apocalíptico y desolado que tiene este futuro, que en realidad es nuestro presente. También reconozco que probablemente sea el libro de Houellebecq con el que más me he reído, sobre todo al principio. Luego, la sátira y la mala leche se van diluyendo.
Es puro Houellebecq, porque una vez más es un ensayo disfrazado de novela. Esta vez es un ensayo acerca de como idolatramos la juventud y la belleza, como consideramos la vejez algo repulsivo y vergonzoso, como el sexo es el único refugio, como nos hacen desear cosas que nunca podremos tener, además del clásico "la vida no tiene sentido". Pero nada de esto es nuevo, y no da para las 316 páginas que tiene el libro. Es puro Houellebecq porque no sabes si está hablando en serio, si realmente cree todo lo que está diciendo, o si sólo es sátira. Esta ambigüedad me encanta; está bien encontrar un autor del que no sepas qué pensar exactamente (¿es un anarquista de derechas? ¿es un fascista? ¿es un liberal?). Pero Houellebecq parece haber perdido buena parte de la lucidez y la capacidad de poner el dedo en la llaga que solía tener. Esta novela da demasiado poco. Ni siquiera el protagonista tiene la fuerza que solían tener los protagonistas de los anteriores libros. Aunque suene melodramático, es una pálida sombra de lo que un día fue Houellebecq. Antes provocaba para despertar conciencias, ahora a mí me parece que sólo provoca para provocar. Y la novela tiene uno de esos errores narrativos que para mí desmontan toda la credibilidad de la historia, algo que yo no perdono nunca.