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analiaalvira 's review for:
La peste
by Albert Camus
5/5⭐
Cuando lo empecé a leer me dije: “Han pasado cinco años de la Pandemia Covid-19 y ahora me arrepiento de no haberlo leído antes” porque es UN NOVELÓN, pero claro, un vez que pasé el capítulo 2… La cosa se me hizo cuesta arriba; me hizo PARIR Camus y casi lo abandoné por lo realista que sigue siendo ésta novela publicada hace más de setenta años.
¿Me gustó? claro que sí pero es durísimo, no sólo en cuanto al tema que toca sino a más verdades que dice, la forma en que muestra el espectáculo de la muerte. Y como no soy una experta en Camus (Premio Nobel de 1957) y, es lo primero que leo de él, anduve “gugleando” sobre éste libro que tiene un mensaje filosófico y metafórico porque no hace otra cosa que mostrarnos la condición humana a nivel universal: ¿Cómo responde el hombre ante una epidemia?
A lo largo de cinco capítulos extensísimos, que te exige leerlos despacio,la peste narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad, poniendo de manifiesto lo mejor y lo peor que cada uno de sus ciudadanos lleva dentro: sus miedos, traiciones, individualismo, desconfianza, pero a su vez la otra cara: la solidaridad, la compasión, el colaborar con el prójimo.
Ambientada en Orán, Argelia, sobre la costa del Mediterraneo, siglo XX, aproximadamente año 1940, la cual es una ciudad comercial: “La ciudad, en sí misma, hay que confesarlo, es fea. Su aspecto es tranquilo y se necesita cierto tiempo para percibir lo que la hace diferente de las otras ciudades comerciales de cualquier latitud.” Camus narra la vida cotidiana de un médico llamado Rieux que cura a personas contagiadas por la peste en dicha ciudad, que lleva al aislamiento de sus habitantes. Según leí por allí, se habría inspirado en la epidemia de peste bubónica que ocurrió en Orán en 1945.
Antes de la Pandemia dicha ciudad era alegre, normal, como cualquier ciudad pero cuando el doctor Bernard Rieux, al salir de su habitación, tropieza con una rata muerta en medio del rellano de la escalera, luego ve a un empleado de la estación que pasa llevando un cajón lleno de ratas muertas, y luego con un aspecto todavía más desencajado, ve del sótano al tejado, una docena de ratas que “sembraban la escalera”, empieza a sospechar de una enfermedad a la que no se quiere nombrar. “Los basureros de las casas vecinas estaban llenos”; Sin embargo, su madre que representa el papel no solo de los ciudadanos de Orán, sino a todos nosotros, le dice: “Son cosas que pasan”. Ajam, el tema es que los periódicos empezaran a mostrar cómo la Peste empezará a matar semana tras semana a miles de personas, mientras Rieux lucha por contener el ataque de la plaga, pero llegará un momento en que la ciudad será sitiada, se dará toque de queda, las personas que tuvieron contacto con los contagiados deberán entrar en cuarentena y poco a poco los habitantes de Orán al quedar recluidos, quedarán olvidados por los que están afuera: amigos, familiares, amantes.“Nunca es agradable estar enfermo, pero hay ciudades y países que nos sostienen en la enfermedad, países en los que, en cierto modo, puede uno confiarse. Un enfermo necesita alrededor blandura, necesita apoyarse en algo; eso es natural. Pero en Orán los extremos del clima, la importancia de los negocios, la insignificancia de lo circundante, la brevedad del crepúsculo y la calidad de los placeres, todo exige buena salud. Un enfermo necesita soledad. Imagínese entonces al que está en trance de morir como cogido en una trampa, rodeado por cientos de paredes crepitantes de calor, en el mismo momento en que toda una población, al teléfono o en los cafés, habla de letras de cambio, de conocimientos, de descuentos. Se comprenderá fácilmente lo que puede haber de incómodo en la muerte, hasta en la muerte moderna, cuando sobreviene así en un lugar seco.”
Aparte del doctor Rieux, otro personaje es Rambert, periodista a quien lo sorprende la Peste en la ciudad ya que no es de Orán y tiene su amante “fuera de la ciudad”, en Francia; Intenta escapar pero no lo logra y no le queda otra opción que “ser uno más y ayudar” al doctor Rieux.
Cottard, representante de el Comercio, hombre solitario y paranoico que intenta suicidarse al comienzo de la novela; Cottard se beneficia del caos y la desesperación, se regodea de la desgracia de sus conciudadanos pero también sufrirá las consecuencias.
El padre Paneloux, quien junto con el doctor Rieux son los personajes que más AMÉ leer de sus diálogos porque te permite hacer un análisis de la relación entre religión y tragedia. Este sacerdote jesuita manda a sus feligreses a meditar sobre la peste como un castigo divino por los pecados de la humanidad. Lo loco de esto es que a medida que la Peste va aumentando en casos, el padre Paneloux se enfrenta a su propia crisis de fe y a la complejidad del sufrimiento humano.
Jean Tarrou: Turista atrapado en Orán que se convierte en un personaje central ya que busca la redención a través de la lucha contra la enfermedad. Es quien organiza un grupo de voluntarios para ayudar a los enfermos y a las autoridades sanitarias. A lo largo de la novela, reflexiona sobre su vida y sus acciones, cuestionándose la moralidad y el sentido del compromiso humano.
Joseph Grand, funcionario público y escritor que lleva una vida solitaria y que busca escribir la frase perfecta para dar comienzo a su novela, pero nunca lo consigue; Grand quiere por medio de la tragedia trascender en su escritura. También es otro que se une al esfuerzo colectivo para detener a la plaga.
También hay otros personajes como el doctor Castel, medico colega del doctor Rieux que trabaja en el desarrollo de un suero para combatir la peste; M. Othon, juez y padre de familia que pierde a su hijo a causa de la peste. El capítulo referido a ello es lo más fuerte que leí, casi abandono el libro porque hay escenas, pensamientos que son desagradables; Y M. Michel, conserje del edificio donde vive el doctor Rieux y es la primer víctima de la Peste.
Hay mucho por decir, no soy experta en Camus pero sí lo RECOMIENDO. Es una novela existencialista que habla del absurdo, de la irracionalidad de la enfermedad, del sufrimiento inexplicable, de la fragilidad de la vida y del mal que habita en lo más profundo del ser humano, junto con las ratas que son un símbolo de la muerte, que salen de las alcantarillas y con ellas el mal que también anida em las profundidades de las ciudades.
¿Es albert Camus para mi? No lo sé, más adelante le daré una oportunidad más con “El Extranjero” y podre responderme a ésta pregunta.
“El sufrimiento profundo que experimentaban era el de todos los prisioneros y el de todos los exiliados, el sufrimiento de vivir con un recuerdo inútil. Ese pasado mismo en el que pensaban continuamente sólo tenía el sabor de la nostalgia.”
Cuando lo empecé a leer me dije: “Han pasado cinco años de la Pandemia Covid-19 y ahora me arrepiento de no haberlo leído antes” porque es UN NOVELÓN, pero claro, un vez que pasé el capítulo 2… La cosa se me hizo cuesta arriba; me hizo PARIR Camus y casi lo abandoné por lo realista que sigue siendo ésta novela publicada hace más de setenta años.
¿Me gustó? claro que sí pero es durísimo, no sólo en cuanto al tema que toca sino a más verdades que dice, la forma en que muestra el espectáculo de la muerte. Y como no soy una experta en Camus (Premio Nobel de 1957) y, es lo primero que leo de él, anduve “gugleando” sobre éste libro que tiene un mensaje filosófico y metafórico porque no hace otra cosa que mostrarnos la condición humana a nivel universal: ¿Cómo responde el hombre ante una epidemia?
A lo largo de cinco capítulos extensísimos, que te exige leerlos despacio,la peste narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad, poniendo de manifiesto lo mejor y lo peor que cada uno de sus ciudadanos lleva dentro: sus miedos, traiciones, individualismo, desconfianza, pero a su vez la otra cara: la solidaridad, la compasión, el colaborar con el prójimo.
Ambientada en Orán, Argelia, sobre la costa del Mediterraneo, siglo XX, aproximadamente año 1940, la cual es una ciudad comercial: “La ciudad, en sí misma, hay que confesarlo, es fea. Su aspecto es tranquilo y se necesita cierto tiempo para percibir lo que la hace diferente de las otras ciudades comerciales de cualquier latitud.” Camus narra la vida cotidiana de un médico llamado Rieux que cura a personas contagiadas por la peste en dicha ciudad, que lleva al aislamiento de sus habitantes. Según leí por allí, se habría inspirado en la epidemia de peste bubónica que ocurrió en Orán en 1945.
Antes de la Pandemia dicha ciudad era alegre, normal, como cualquier ciudad pero cuando el doctor Bernard Rieux, al salir de su habitación, tropieza con una rata muerta en medio del rellano de la escalera, luego ve a un empleado de la estación que pasa llevando un cajón lleno de ratas muertas, y luego con un aspecto todavía más desencajado, ve del sótano al tejado, una docena de ratas que “sembraban la escalera”, empieza a sospechar de una enfermedad a la que no se quiere nombrar. “Los basureros de las casas vecinas estaban llenos”; Sin embargo, su madre que representa el papel no solo de los ciudadanos de Orán, sino a todos nosotros, le dice: “Son cosas que pasan”. Ajam, el tema es que los periódicos empezaran a mostrar cómo la Peste empezará a matar semana tras semana a miles de personas, mientras Rieux lucha por contener el ataque de la plaga, pero llegará un momento en que la ciudad será sitiada, se dará toque de queda, las personas que tuvieron contacto con los contagiados deberán entrar en cuarentena y poco a poco los habitantes de Orán al quedar recluidos, quedarán olvidados por los que están afuera: amigos, familiares, amantes.“Nunca es agradable estar enfermo, pero hay ciudades y países que nos sostienen en la enfermedad, países en los que, en cierto modo, puede uno confiarse. Un enfermo necesita alrededor blandura, necesita apoyarse en algo; eso es natural. Pero en Orán los extremos del clima, la importancia de los negocios, la insignificancia de lo circundante, la brevedad del crepúsculo y la calidad de los placeres, todo exige buena salud. Un enfermo necesita soledad. Imagínese entonces al que está en trance de morir como cogido en una trampa, rodeado por cientos de paredes crepitantes de calor, en el mismo momento en que toda una población, al teléfono o en los cafés, habla de letras de cambio, de conocimientos, de descuentos. Se comprenderá fácilmente lo que puede haber de incómodo en la muerte, hasta en la muerte moderna, cuando sobreviene así en un lugar seco.”
Aparte del doctor Rieux, otro personaje es Rambert, periodista a quien lo sorprende la Peste en la ciudad ya que no es de Orán y tiene su amante “fuera de la ciudad”, en Francia; Intenta escapar pero no lo logra y no le queda otra opción que “ser uno más y ayudar” al doctor Rieux.
Cottard, representante de el Comercio, hombre solitario y paranoico que intenta suicidarse al comienzo de la novela; Cottard se beneficia del caos y la desesperación, se regodea de la desgracia de sus conciudadanos pero también sufrirá las consecuencias.
El padre Paneloux, quien junto con el doctor Rieux son los personajes que más AMÉ leer de sus diálogos porque te permite hacer un análisis de la relación entre religión y tragedia. Este sacerdote jesuita manda a sus feligreses a meditar sobre la peste como un castigo divino por los pecados de la humanidad. Lo loco de esto es que a medida que la Peste va aumentando en casos, el padre Paneloux se enfrenta a su propia crisis de fe y a la complejidad del sufrimiento humano.
Jean Tarrou: Turista atrapado en Orán que se convierte en un personaje central ya que busca la redención a través de la lucha contra la enfermedad. Es quien organiza un grupo de voluntarios para ayudar a los enfermos y a las autoridades sanitarias. A lo largo de la novela, reflexiona sobre su vida y sus acciones, cuestionándose la moralidad y el sentido del compromiso humano.
Joseph Grand, funcionario público y escritor que lleva una vida solitaria y que busca escribir la frase perfecta para dar comienzo a su novela, pero nunca lo consigue; Grand quiere por medio de la tragedia trascender en su escritura. También es otro que se une al esfuerzo colectivo para detener a la plaga.
También hay otros personajes como el doctor Castel, medico colega del doctor Rieux que trabaja en el desarrollo de un suero para combatir la peste; M. Othon, juez y padre de familia que pierde a su hijo a causa de la peste. El capítulo referido a ello es lo más fuerte que leí, casi abandono el libro porque hay escenas, pensamientos que son desagradables; Y M. Michel, conserje del edificio donde vive el doctor Rieux y es la primer víctima de la Peste.
Hay mucho por decir, no soy experta en Camus pero sí lo RECOMIENDO. Es una novela existencialista que habla del absurdo, de la irracionalidad de la enfermedad, del sufrimiento inexplicable, de la fragilidad de la vida y del mal que habita en lo más profundo del ser humano, junto con las ratas que son un símbolo de la muerte, que salen de las alcantarillas y con ellas el mal que también anida em las profundidades de las ciudades.
¿Es albert Camus para mi? No lo sé, más adelante le daré una oportunidad más con “El Extranjero” y podre responderme a ésta pregunta.
“El sufrimiento profundo que experimentaban era el de todos los prisioneros y el de todos los exiliados, el sufrimiento de vivir con un recuerdo inútil. Ese pasado mismo en el que pensaban continuamente sólo tenía el sabor de la nostalgia.”