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A review by valentinserrano
The MANIAC by Benjamín Labatut
5.0
9/10 Hace falta una alta dosis de genialidad y síntesis para poder cruzar (1) sólido basamento cíentifico con (2) trama ficcional y (3) profundidad psicológica (aunque sean sutiles pinceladas). Y todo ello, con un estilo que rezuma sencillez y seguridad.
Labatut rehuye la mera descripción científica o la fascinación en la tecnología, evitando también una autoreferencialidad anestesiada de sí misma, alzándose de ese modo por encima de escritores de ciencia Ficción (tipo Isaac Asimov), así como aquellos que se emborrachan de una ciencia alucinada y fantasiosa y una tecnología todopoderosa (tipo Ted Chiang). Aunque, ciertamente, esta forma de pathos sí que habita la ultima narración (la del GO), pero Labaut se la puede permitir.
Decía Stanislaw Lem que el buen escritor de ciencia ficción es aquel que utiliza la ciencia como pretexto para hablar sobre los temores, deseos y anhelos humanos. Pese a que Labatut no hace ciencia ficción, sino novela ilustrada (y con moraleja) el dictum de Lem se le puede aplicar tal cuál.
Labatut mata varios pájaros de un tiro. Nos ilustra acerca de una serie de capítulos fundamentales de las matemáticas durante el siglo XX de forma amena y rigurosa (aunque hayas leído a Hoffstadter o Zellini, lo disfrutarás), nos enuncia el gozne entre la racionalidad y la locura (y la ciencia y el delirio), escancia mínimas pero sutiles píldoras filosóficas (no podía evitar pensar en Ortega, Heidegger, Mumford o Ellul).... Pero lo más importante es que consigue llegar, por momentos, a regalar mensajes universales acerca de la genialidad, la locura y la pulsión humanas. Hay un compromiso humanista, pues, algo cada vez más difícil de encontrar. La ficción como arma para expresar verdades que no se pueden digerir de otro modo.
¿Un "pero"? Quizás que acude en demasía (y reitera a menudo) las mismas fórmulas: la indivisibilidad de la razón y lo irracional, la interrelación ciencia-religión, la indisociable mezcolanza de bien y mal en el fenómeno tecnológico, la genialidad intelectual como patología o la conexión entre locura y progreso (entre otras afines). También es cierto que, al ser Verdades que suelen ser soslayadas y fácilmente obviadas, Labatut considera necesario reiterarlas.
Labatut rehuye la mera descripción científica o la fascinación en la tecnología, evitando también una autoreferencialidad anestesiada de sí misma, alzándose de ese modo por encima de escritores de ciencia Ficción (tipo Isaac Asimov), así como aquellos que se emborrachan de una ciencia alucinada y fantasiosa y una tecnología todopoderosa (tipo Ted Chiang). Aunque, ciertamente, esta forma de pathos sí que habita la ultima narración (la del GO), pero Labaut se la puede permitir.
Decía Stanislaw Lem que el buen escritor de ciencia ficción es aquel que utiliza la ciencia como pretexto para hablar sobre los temores, deseos y anhelos humanos. Pese a que Labatut no hace ciencia ficción, sino novela ilustrada (y con moraleja) el dictum de Lem se le puede aplicar tal cuál.
Labatut mata varios pájaros de un tiro. Nos ilustra acerca de una serie de capítulos fundamentales de las matemáticas durante el siglo XX de forma amena y rigurosa (aunque hayas leído a Hoffstadter o Zellini, lo disfrutarás), nos enuncia el gozne entre la racionalidad y la locura (y la ciencia y el delirio), escancia mínimas pero sutiles píldoras filosóficas (no podía evitar pensar en Ortega, Heidegger, Mumford o Ellul).... Pero lo más importante es que consigue llegar, por momentos, a regalar mensajes universales acerca de la genialidad, la locura y la pulsión humanas. Hay un compromiso humanista, pues, algo cada vez más difícil de encontrar. La ficción como arma para expresar verdades que no se pueden digerir de otro modo.
¿Un "pero"? Quizás que acude en demasía (y reitera a menudo) las mismas fórmulas: la indivisibilidad de la razón y lo irracional, la interrelación ciencia-religión, la indisociable mezcolanza de bien y mal en el fenómeno tecnológico, la genialidad intelectual como patología o la conexión entre locura y progreso (entre otras afines). También es cierto que, al ser Verdades que suelen ser soslayadas y fácilmente obviadas, Labatut considera necesario reiterarlas.