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A review by merybrea
La chica que vive al final del camino by Laird Koenig
dark
mysterious
tense
slow-paced
- Plot- or character-driven? Character
- Strong character development? It's complicated
- Loveable characters? It's complicated
- Diverse cast of characters? No
- Flaws of characters a main focus? Yes
5.0
Una niña mora en una casita alejada del pueblo, siempre está sola. Rehúye a las visitas cuando algún vecino llama a su puerta. ¿Qué secretos oculta la lúgubre construcción? Y lo más importante, ¿dónde está su padre? Estos son algunos de los misterios que nos presenta Laird Koenig (Seattle, 1927 – Santa Barbara, 2023) en su obra La chica que vive al final del camino, en la que el lector terminará enredado en los entresijos de la vida de Rynn, la joven y extraña protagonista.
Cuando la gente se imagina a una niña de trece años solo ve a un ser vulnerable e inocente al que proteger; o del que aprovecharse. Rynn Jacobs es una chica independiente y madura que recientemente se ha mudado con su padre a una casa alejada del resto en Southhampton, ella llama la atención por no relacionarse con nadie y creerse la dueña de la residencia. Todo comienza a cambiar cuando algunos habitantes del pueblo empiezan a inmiscuirse en su vida y a cuestionar si realmente su padre está con ella, ya que siempre se encuentran frente a mil excusas para justificar la ausencia del hombre de la casa. Con la ayuda de Mario, un inesperado aliado, Rynn deberá hacer frente a los adultos que osan disturbar la tranquilidad de sus vidas y a los que tienen intenciones mucho más oscuras.
Esta obra ha sido categorizada dentro del subgénero del gótico suburbano norteamericano, reflejando la falsa sensación de paz y monotonía de los suburbios, en los cuales se esconden monstruos con apariencia humana y oscuros secretos habitan los hogares. Al igual que otras novelas de este género, La chica que vive al final del camino es angustiosamente tensa y con una precisión en sus descripciones que nos permitirá adentrarnos fácilmente en la narrativa. Tanto los escenarios como las diversas situaciones que tendrá que enfrentar Rynn causan un gran desasosiego al lector, ya que no está garantizado que la joven tenga un final feliz ni que salga ilesa de estos altercados. Los sentimientos que experimentan los personajes suelen ser crudos y surgen como un estallido: la rabia, los deseos reprimidos y demás sensaciones negativas plagan la novela creando un ambiente escalofriante y que se pegarán al lector como una sanguijuela. Rynn parece ser inmune a todo esto, con su semblante estoico y su corrección en el lenguaje (puede que, en parte, por ser británica) pero solo lo aparenta: ella también es humana y, por mucho que intenta disimularlo, también se frustra, se irrita e incluso ama y desea ser amada. Es posible afirmar que la novela gira en torno a las restricciones que impone nuestra sociedad y el aislamiento como método para evitar que los demás dicten sobre las vidas ajenas. Koenig emplea de forma brillante a Rynn como ese espíritu intrépido e inconformista que no puede ni quiere identificarse con las monótonas vidas de sus semejantes. En contraposición, los adultos reflejan la hipocresía y maldad que yace bajo una fachada de ciudadanos ejemplares; en lugar de representar el papel de protectores, ellos se vuelven una amenaza.
A pesar de que cada personaje es único y todos parecen tener historias interesantes, que darían para otro libro, quien más llama la atención siempre será Rynn, no solo por su rol de protagonista, sino por el excelente desarrollo que se produce en ella a lo largo de la historia y los misterios que rodean su vida. Algunos podrían catalogarla como una sociópata o etiquetarla como una “niña demoníaca” por sus acciones y su forma de hablar, demasiado correcta y elocuente para su edad, pero debemos recordar que tiene trece años y ha sido dejada a su suerte para enfrentarse a las adversidades de la vida adulta. Proteger sus secretos y a sí misma la empujan a tomar cualquier medida necesaria, sus metas no son solo sobrevivir y mantener su estilo de vida, sino evitar convertirse en una víctima de sus deplorables “invitados”. Rynn no es una heroína ni una inexpresiva versión de Macaulay Culkin (Nueva York, 1980) en Solo en Casa (1990), ella es resolutiva y posee un intelecto sin igual, pero también un instinto de conservación extremo. Puede parecer que Rynn comparte similitudes con Miércoles Addams: ambas se aíslan de la sociedad y viven según sus reglas, aman la literatura y música clásica y tienen una estética sombría y misteriosa, aunque atrayente. Nada más lejos de la realidad, Rynn es una niña que no ha podido elegir su camino en la vida y ha sido lanzada a un mundo en el que debe navegar completamente sola.
Cuando la gente se imagina a una niña de trece años solo ve a un ser vulnerable e inocente al que proteger; o del que aprovecharse. Rynn Jacobs es una chica independiente y madura que recientemente se ha mudado con su padre a una casa alejada del resto en Southhampton, ella llama la atención por no relacionarse con nadie y creerse la dueña de la residencia. Todo comienza a cambiar cuando algunos habitantes del pueblo empiezan a inmiscuirse en su vida y a cuestionar si realmente su padre está con ella, ya que siempre se encuentran frente a mil excusas para justificar la ausencia del hombre de la casa. Con la ayuda de Mario, un inesperado aliado, Rynn deberá hacer frente a los adultos que osan disturbar la tranquilidad de sus vidas y a los que tienen intenciones mucho más oscuras.
Esta obra ha sido categorizada dentro del subgénero del gótico suburbano norteamericano, reflejando la falsa sensación de paz y monotonía de los suburbios, en los cuales se esconden monstruos con apariencia humana y oscuros secretos habitan los hogares. Al igual que otras novelas de este género, La chica que vive al final del camino es angustiosamente tensa y con una precisión en sus descripciones que nos permitirá adentrarnos fácilmente en la narrativa. Tanto los escenarios como las diversas situaciones que tendrá que enfrentar Rynn causan un gran desasosiego al lector, ya que no está garantizado que la joven tenga un final feliz ni que salga ilesa de estos altercados. Los sentimientos que experimentan los personajes suelen ser crudos y surgen como un estallido: la rabia, los deseos reprimidos y demás sensaciones negativas plagan la novela creando un ambiente escalofriante y que se pegarán al lector como una sanguijuela. Rynn parece ser inmune a todo esto, con su semblante estoico y su corrección en el lenguaje (puede que, en parte, por ser británica) pero solo lo aparenta: ella también es humana y, por mucho que intenta disimularlo, también se frustra, se irrita e incluso ama y desea ser amada. Es posible afirmar que la novela gira en torno a las restricciones que impone nuestra sociedad y el aislamiento como método para evitar que los demás dicten sobre las vidas ajenas. Koenig emplea de forma brillante a Rynn como ese espíritu intrépido e inconformista que no puede ni quiere identificarse con las monótonas vidas de sus semejantes. En contraposición, los adultos reflejan la hipocresía y maldad que yace bajo una fachada de ciudadanos ejemplares; en lugar de representar el papel de protectores, ellos se vuelven una amenaza.
A pesar de que cada personaje es único y todos parecen tener historias interesantes, que darían para otro libro, quien más llama la atención siempre será Rynn, no solo por su rol de protagonista, sino por el excelente desarrollo que se produce en ella a lo largo de la historia y los misterios que rodean su vida. Algunos podrían catalogarla como una sociópata o etiquetarla como una “niña demoníaca” por sus acciones y su forma de hablar, demasiado correcta y elocuente para su edad, pero debemos recordar que tiene trece años y ha sido dejada a su suerte para enfrentarse a las adversidades de la vida adulta. Proteger sus secretos y a sí misma la empujan a tomar cualquier medida necesaria, sus metas no son solo sobrevivir y mantener su estilo de vida, sino evitar convertirse en una víctima de sus deplorables “invitados”. Rynn no es una heroína ni una inexpresiva versión de Macaulay Culkin (Nueva York, 1980) en Solo en Casa (1990), ella es resolutiva y posee un intelecto sin igual, pero también un instinto de conservación extremo. Puede parecer que Rynn comparte similitudes con Miércoles Addams: ambas se aíslan de la sociedad y viven según sus reglas, aman la literatura y música clásica y tienen una estética sombría y misteriosa, aunque atrayente. Nada más lejos de la realidad, Rynn es una niña que no ha podido elegir su camino en la vida y ha sido lanzada a un mundo en el que debe navegar completamente sola.