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4.0

Fue cuando empecé a leer a Lisa See que recordé lo mucho que me gusta leer libros sobre épocas pasadas en China, pero es con Amy Tan, Anchee Min y Xiaolu Gou cuando he aprendido a leer sobre este país en un plano contemporáneo. La cuestión es, que si lees sobre el siglo XV en China solo puedes leer sobre los contrastes en un espacio muy limitado, pero las obras más contemporáneas abren al país al extranjero y, por tanto, a la comparación con Occidente, a la lucha por mantener las tradiciones y por superar, en muchas ocasiones, un pasado doloroso que muchas de nosotras jamás alcanzaríamos a comprender.

Sin embargo, ese no es el tema estrella de Amy Tan en El club de la buena estrella porque sí habla de madres e hijas chinas en Estados Unidos y el choque cultural, pero no lo habla a un nivel general, sino intrínseco en esa relación especial entre madre e hija, extrapolable a todas las culturas del mundo. Estas madres han vivido una infancia en su país de origen muy distinta a la que viven ahora sus hijas, acomodadas en el seno de un país donde trabajan, se casan, se divorcian y ven China como un país atrasado del que vienen sus madres que no tienen idea de cómo es el mundo moderno. Madres chinas que han criado a hijas norteamericanas pero que han pretendido hacer chinas en el corazón. Y no es fácil cuando te crías en un ambiente completamente opuesto, regido por unas leyes que solo has conocido por medio de libros y viejas historias de familia.

Amy Tan hace un recorrido por varias familias. Cuenta las historias de las madres en China y, en contraposición, las de sus hijas en Estados Unidos. Diferencia muy bien sus voces, lo que hace que estés como leyendo dos libros al mismo tiempo. No es una historia lineal, sino un conjunto de relatos cortos para mostrar el contraste entre generaciones, y aunque al principio puede resultar lioso, una vez te haces a los apellidos de las familias, es fácil unir cables. Hasta que al final retoma esa pequeña subtrama que había dejado la autora en el aire, la de una joven que, a la muerte de su madre, se ve obligada a volver a China y reconstruir el pasado de esta. Y, como suele suceder, ya no hay nada que pueda hacer o decir porque ya es demasiado tarde para las dos.

Me habían recomendado a esta autora muchísimo, pero nunca le había dado una oportunidad hasta ahora, y creo que se une a mi reparto de autoras chinas por leer. Es una historia conmovedora, sobre mujeres complejas a las que les une un futuro en común en un mismo lugar, aunque arrastren tras de sí vivencias, pensamientos y emociones que son como ese perfecto ying yang: unidos de por vida, pero diametralmente diferentes entre sí, y no siempre fácil de entender. Una dualidad más que conocida, pero trasladada a China y Estados Unidos en las mujeres que ahí conviven a día de hoy.