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A review by juannaranjo
Todo es inflamable by Gabrielle Bell
4.0
La autora de este cómic recibe una llamada en la que se le informa de que el cobertizo en el que vive su madre ha salido ardiendo, y eso la lleva a hacer un paréntesis en su caótica vida para cruzar el país y tratar de echar una mano a que la mujer se reponga de esta desgracia. Abrir este libro es adentrarse en un mundo en el que impera la precariedad y en el que esta lleva, casi inevitablemente, a la exclusión y a la vida en los márgenes. Las vidas de madre e hija son muy diferentes: una intenta abrirse camino como dibujante en Nueva York, la otra sobrevive aislada de la sociedad y ayudada por la gente de su entorno… pero ambas lidian con la salud mental, los traumas y la incertidumbre.
TODO ES INFLAMABLE es una historia tremendamente auténtica y real. Tanto en el tratamiento descarnado y sin paños calientes que se le da a las protagonistas, como por el tipo de cotidianidad que se describe. Las vidas de estas mujeres transcurren anodinas entre recados, temores, cansancio y modestos planes que suponen una tenue luz de esperanza en unos días que, casi siempre, son grandes nebulosas grisáceas. Y en eso está su grandeza porque, aunque nos empeñemos en mostrar lo contrario en Instagram, es así como transcurren el grueso de nuestras cotidianidades.
Este es el segundo libro de Gabrielle Bell que leo. El primero, CECIL Y JORDAN EN NUEVA YORK, no me convenció porque me resultó demasiado fragmentario y un pelín presuntuoso. Creo que a la autora le sienta mucho mejor el formato de historieta larga a la hora de retratarse a sí misma, a su entorno y, de alguna forma, también a su (nuestra) generación. Muy recomendable.
TODO ES INFLAMABLE es una historia tremendamente auténtica y real. Tanto en el tratamiento descarnado y sin paños calientes que se le da a las protagonistas, como por el tipo de cotidianidad que se describe. Las vidas de estas mujeres transcurren anodinas entre recados, temores, cansancio y modestos planes que suponen una tenue luz de esperanza en unos días que, casi siempre, son grandes nebulosas grisáceas. Y en eso está su grandeza porque, aunque nos empeñemos en mostrar lo contrario en Instagram, es así como transcurren el grueso de nuestras cotidianidades.
Este es el segundo libro de Gabrielle Bell que leo. El primero, CECIL Y JORDAN EN NUEVA YORK, no me convenció porque me resultó demasiado fragmentario y un pelín presuntuoso. Creo que a la autora le sienta mucho mejor el formato de historieta larga a la hora de retratarse a sí misma, a su entorno y, de alguna forma, también a su (nuestra) generación. Muy recomendable.