A review by qdony
Una edad difícil by Anna Starobinets, Анна Старобинец

4.0


Al final del trasbordo había una señora de edad indefinida con un viejo abrigo rojo de plumón y botas de fieltro que sostenía tres ramilletes de campanillas de invierno.


Enfrente de ella, en un taburete plegable, mendigaba una viejecita encogida de cara demacrada y cetrina. Su nariz larga y afilada como una flecha de hueso apuntaba hacia abajo, a un cartón de leche cortado groseramente. En el fondo del cartón distinguí algunas monedas de un rublo y un par de cinco.


Arrojé al cartón de leche un billete de diez y oí claramente: "Z-zorra".


-¿Qué ha dicho? -No daba crédito a mis oídos.


-Que Dio-os la be-endiga -siseó con odio la vieja -, que be-endiga a to-odos lo-os vivo-os.



El relato corto es una de las áreas en las que la narrativa en general, y la literatura fantástica en particular, puede brillar con mayor intensidad. Los autores más dotados para este formato consiguen convertir el lenguaje en un bisturí que les permite diseccionar ideas que inmersas en la mayor complejidad de una novela quedarían relegadas a poco más que atrezzo. A veces me parece que los mejores virtuosos (o, en el caso que nos ocupa, virtuosas) del relato corto nos arrebatan el aliento con una contundencia raramente al alcance de la novela. Me tienta sugerir que la conexión con la imaginación es más directa en el caso del relato breve que en otros formatos, dando lugar a un terreno más fértil desde el cual contribuir a la exploración de las fronteras del género. La autora rusa Starobinets saca partido de las herramientas del cuento con gran habilidad, creando un conjunto de relatos con conexiones claras con el horror, en los que el surrealismo, la crueldad y un sentido del humor bastante retorcido forman el entramado en el que desarrollar las ideas de su poderosa imaginación.



Los parámetros de una imaginación rusa


Los cuentos recogidos en Una edad difícil comparten un tono sarcástico y escéptico, una ambientación contemporánea o situada en futuros alternativos cercanos y un trasfondo absurdo con frecuentes incursiones en el terreno de los sueños. Sus personajes son personas alienadas, desencantadas, ajenas a si mismas, que solo saben interaccionar para hacerse daño. Si el libro resulta triste lo es sólo en segunda instancia, de una manera cerebral, pues la primera reacción depende humor negrísimo de la autora. El imaginario del volumen saca partido de algunos temas habituales en la literatura de ciencia ficción, como los androides, la inmortalidad o los universos paralelos, o del horror, como el miedo a los insectos o la locura, pero el objetivo final siempre es la construcción de unos personajes y el estudio de sus reacciones.

La escritura de Starobinets


La traducción del ruso sale del buen hacer de Raquel Marqués García, que consigue transmitir un texto fluido que refleja perfectamente la sensación de extrañeza de la propuesta de la autora. La mayoría de los cuentos están estructurados en dos fases, ya sean estas los dos tiempos intercalados de una historia explicada desde un presente narrativo sembrado de flashbacks, el cambio gradual de punto de vista en la magnífica Una Edad Difícil que da título al libro, o el cambio de tono que obliga a releer el cuento en la original La Agencia. Starobinets es tan eficaz en primera como en tercera persona aunque es en el primer caso cuando resulta más tentador identificar a la autora con sus personajes.

Ni King, ni Dick: Starobinets


Desde que llamó mi atención hace unas semanas he ido encontrando diversos artículos, reseñas o vídeos sobre Anna Starobinets y su Una Edad Difícil que la comparan con autores tan alejados entre si como Stephen King y Philip K. Dick. Lo cierto es que, después de leer esta antología, no me parece que Starobinets necesite ser descrita a través de ninguna comparación. Su voz como autora es suficientemente personal como para tener entidad propia y sus cuentos son sofisticados e imaginativos. Es difícil detectar defectos importantes en sus relatos más allá de su insistencia por evocar siempre el mismo tipo de visión del ser humano, limitando la paleta de la autora, o cierta falta de objetivo en algunos de los cuentos que se dejan llevar por la seducción de la narración para llegar a una conclusión que no hace justicia a su desarrollo, por lo demás siempre impecable. La valoración de los cuentos individuales nunca es menos que notable y en general sobresaliente.

Anna Starobinets me ha parecido una autora extremadamente interesante a la que seguir el rumbo con mucha atención. Además de ser una muestra excelente de la producción de literatura fantástica rusa, Una Edad Difícil es una antología absolutamente recomendable para cualquier aficionado a la literatura fantástica en particular y a la literatura en general, tanto por su originalidad como por la calidad de su escritura.