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xiscally 's review for:
Las edades de Lulú
by Almudena Grandes
He sido una gran fan de Almudena durante bastantes años y digo "he sido" porque a partir de esta relectura creo que las cosas van a ser muy distintas, me parece una huida hacia adelante ese prólogo de 2004 que he leído en mi edición llamando puritana y reaccionaria a toda la que tenga algo que decir de la novela, y encima indignándose con una periodista sin nombre que al parecer dijo que "no todas las mujeres nos reconocimos en Lulú" en su día, pues no es algo que me sorprenda. Y puede que a su vez fuera tan reaccionaria como la propia Grandes es en ese prólogo a la defensiva, pero como si es del ABC, puedo entenderlo perfectamente.
No está mal escrito, no es Megan Maxwell, no es la James en las Cincuenta Sombras, pero si la primera vez sólo me parecieron eróticas un par de ideas, que no su ejecución ni su terrible contexto, ya ni eso me funciona, es todo sometimiento a un maltratador ideal, un sexo que se sufre en vez de disfrutarse y que además se vive con una culpabilidad que supongo que generaciones posteriores no podemos entender, eso puedo concedérselo, pero no que se tenga que sufrir cualquier cosa por complacer a un señor que de fascinante nada, más que fantasía es pesadilla.
Para moralista una fábula en que la por ser muy sexual -"una niña especial" "una niña sucia" ahí un "no eres como las demás" de manual- quedas atrapada en una jaula de oro con un manipulador muy peligroso que te impone todas sus fijaciones sí o sí, la protagonista no tiene ninguna autonomía sexual y en parte es porque su entorno lo permite y la lanza en brazos de un depredador "amigo de la familia", las referencias continuas a la pedofilia y a lo endogámico e incestuoso son muy inquietantes, tanto la forma en que conoce a la protagonista como los planes que tiene para ella desde siempre, por lo visto, la vestimenta que le exige incluso dentro de casa, decirle que no crezca o afeitarla no para que lo pasen mejor, sino para que parezca una niña.
El tratamiento de la chica trans y los chicos gays me parece cosificador a más no poder, son objetos a su servicio, monísimos en su calidad de lumpen gracioso para epatar a la burguesía, para falta de autonomía total la suya, ahí es cuando se evidencia más que encima de todo se trata de complacer la peor mirada masculina hegemónica posible, la mirada de un pijo aburrido al que ya sólo le pone joder a los demás. Grandes podrá decir lo que quiera, pero escribió esto para escandalizar y ganar el premio y para que sobre todo los tíos se pusieran imaginando una sumisión total así de fácil, aquí ninguna decide nada, se dejan llevar de forma terrorífica por un Pablo todopoderoso, nadie le dice a Lulú que mande a este gilipollas a la mierda, por ejemplo.
No entiendo más este erotismo casposo y doliente de los ochenta y los setenta españoles, esto es todo el erotismo que tenía para leer, un sexo en el que se trata de pasarse cada vez más como sinónimo de más placer, pues no tiene porque ser así, diría que casi nunca lo es, se necesita algo más que la acumulación de sordideces por serlo. Me parece promover un concepto muy triste de la sexualidad como algo realmente sucio y siniestro, sin juego, sin alegría y sin picardía, ahora sí que no son referente de nada para mí, ni sexual ni literario.
No está mal escrito, no es Megan Maxwell, no es la James en las Cincuenta Sombras, pero si la primera vez sólo me parecieron eróticas un par de ideas, que no su ejecución ni su terrible contexto, ya ni eso me funciona, es todo sometimiento a un maltratador ideal, un sexo que se sufre en vez de disfrutarse y que además se vive con una culpabilidad que supongo que generaciones posteriores no podemos entender, eso puedo concedérselo, pero no que se tenga que sufrir cualquier cosa por complacer a un señor que de fascinante nada, más que fantasía es pesadilla.
Para moralista una fábula en que la por ser muy sexual -"una niña especial" "una niña sucia" ahí un "no eres como las demás" de manual- quedas atrapada en una jaula de oro con un manipulador muy peligroso que te impone todas sus fijaciones sí o sí, la protagonista no tiene ninguna autonomía sexual y en parte es porque su entorno lo permite y la lanza en brazos de un depredador "amigo de la familia", las referencias continuas a la pedofilia y a lo endogámico e incestuoso son muy inquietantes, tanto la forma en que conoce a la protagonista como los planes que tiene para ella desde siempre, por lo visto, la vestimenta que le exige incluso dentro de casa, decirle que no crezca o afeitarla no para que lo pasen mejor, sino para que parezca una niña.
El tratamiento de la chica trans y los chicos gays me parece cosificador a más no poder, son objetos a su servicio, monísimos en su calidad de lumpen gracioso para epatar a la burguesía, para falta de autonomía total la suya, ahí es cuando se evidencia más que encima de todo se trata de complacer la peor mirada masculina hegemónica posible, la mirada de un pijo aburrido al que ya sólo le pone joder a los demás. Grandes podrá decir lo que quiera, pero escribió esto para escandalizar y ganar el premio y para que sobre todo los tíos se pusieran imaginando una sumisión total así de fácil, aquí ninguna decide nada, se dejan llevar de forma terrorífica por un Pablo todopoderoso, nadie le dice a Lulú que mande a este gilipollas a la mierda, por ejemplo.
No entiendo más este erotismo casposo y doliente de los ochenta y los setenta españoles, esto es todo el erotismo que tenía para leer, un sexo en el que se trata de pasarse cada vez más como sinónimo de más placer, pues no tiene porque ser así, diría que casi nunca lo es, se necesita algo más que la acumulación de sordideces por serlo. Me parece promover un concepto muy triste de la sexualidad como algo realmente sucio y siniestro, sin juego, sin alegría y sin picardía, ahora sí que no son referente de nada para mí, ni sexual ni literario.