A review by nunuseli
David Golder by Irène Némirovsky

4.0

Quizás se pueda decir que 'David Golder' es como 'La muerte de Ivan Ilich' de Tolstoi pero con más sarcasmo y mala leche, y no tan triste y deprimente, aunque también lo es un poco a ratos. David Golder es el arquetipo del hombre hecho a sí mismo, el hombre que de niño se moría de hambre y que iba descalzo por las calles pero que ha prosperado hasta convertirse en un hombre de negocios sin escrúpulos y sin amigos. Tiene una mujer que es el prototipo de mujer rica, a la que sólo le interesa lucir sus joyas e ir a grandes fiestas, y una hija que es el prototipo de hija mimada y consentida, que hace mil monerías a su padre sólo para sacarle dinero por sus incontables caprichos. Un buen día, su socio muere y a él le fastidia un montón que se haya muerto precisamente ahora y que tenga que pasar por el engorro de ir a dar el pésame a la viuda y al entierro. Y cuando ve que nadie siente pena por el pobre difunto, se empieza a dar cuenta de que cuando él se muera, le pasará lo mismo, porque nadie va a llorar por él: toda su vida se ha partido el lomo trabajando y nadie se lo va a agradecer. Vaya panda de desagradecidos.

Los personajes son exageradamente egoístas y notablemente despreciables, pero aún así acabas sintiendo pena como mínimo por Golder, porque Némirovsky retrata tan bien su sufrimiento, su dolor físico, su rabia, su frustración, y el miedo a la muerte. De entre los secundarios me ha encantado Hoyos, porque es muy lúcido, se lo toma todo como una broma y es un vividor ya entrado en años que va sobreviviendo como puede, incrustándose como un parásito allá donde puede. No me ha parecido tan buena como 'El baile', pero también me ha parecido buenísima. Es amarga y divertida a la vez. Némirovsky, otra vez, no tiene piedad en criticar las costumbres y las vilezas de los ricos. Y escribe con un estilo tan directo y tan fresco, tan vívido, y sabe crear personajes que, aunque son arquetipos, van más allá del tópico y destilan humanidad, aunque sea una humanidad llena de defectos. Y el final cíclico y regresivo, duro y desesperanzador, me ha encantado. Muy pero que muy recomendable. No sólo porque a mí me encanten los libros que se atreven a mirar la muerte frente a frente.