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El Fuego En El Que Ardo by Mike Lightwood

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1.0

http://divagaciones-de-una-poulain.blogspot.mx/2016/06/el-fuego-en-el-que-ardo-mike-lightwood.html

Pregunta: ¿Por qué leo los libros que leo?
Respuesta: Porque me salió de los bajos fondos.
― Declaración de intenciones.

Admito que me da un poco de pena reseñar este libro porque lo voy a dejar hecho trizas y me hubiera gustado diferente. Que todas esas reseñas que incluso rayaban la homofobia que decían que que Oscar era tonto por no enfrentarse a sus bullies ―todos los que dicen eso no han sufrido bullying en su vida, espero― ya hicieron lo mismo que yo. La única diferencia es que yo no planeo perder el piso ni desacreditar esta novela por lo que no es o con argumentos hasta anti literarios. Sin embargo, tengo muchas cosas que decir sobre ella y tampoco podía ir por la vida sin decirlas. Así que, como dijo Jack, el destripador ―el chiste malo is alive!―: vamos por partes. He decidido dividir esta reseña en los subtítulos de los tópicos que planeo tocar para que nadie se pierda, de momento.

El apartado técnico (o cómo no puntuar y otras historias)

La puntuación del libro no es un desastre ―no tamaño Besos entre líneas, al menos―, pero sí tiene varios errores. Me he dado cuenta de que mucha gente hace pausas demás y quizá por eso no notan el exceso de comas que ponen, especialmente delante de «y», «e», «ni», «o» y «u». Este libro es uno de ellos que constantemente separa con comas cosas que no, especialmente numeraciones. Las comas sólo van delante o detrás de una de las palabras que puse allá arriba en casos especiales: que haya un vocativo, que haya una aclaración u otro elemento entre comas o, de manera opcional, cuando la primera frase es muy larga y la segunda, ligada a esa misma, cambia de sujeto. A la hora de la verdad, si algo está bien o mal puntuado se descubre cuando lees en voz alta: si haces demasiadas pausas (como cuando yo lo intenté con este libro), le hace falta una revisión y menos comas; si se te acaba el aire, por favor, considera que las comas no son para comer.

Quizá los editores creyeron que este era un libro con ventas seguras (nadie puede negar que Mike Lightwood tiene un chingo y medio de seguidores) y se ahorraron al corrector de estilo mandándolo de vacaciones todo pagado a Hawai. Son puras suposiciones, eh. Pero a este libro le hace falta una buena editada para ser más leíble. Especialmente con el asunto de los chingados paréntesis.

Cada cierto tiempo hay un paréntesis que corta párrafos y oraciones enteras en dos e interrumpe el curso de la lectura. Buscaría ejemplos, pero perdí los tweets y no tengo ganas de escarbar. Pero se hacen a la idea, ¿no? Antes de empezar a meterme con ellos quiero decir que son un recurso completa y absolutamente válido, no una aberración de la maquetación, tampoco un error y mucho menos un horror de la naturaleza. Stephen King usa algo como eso en Carrie, igual cortando oraciones a la mitad. Y es válido, supongo. Pero la diferencia entre como lo hace Stephen King y Mike Lightwood es que el primero no me corta el hilo de lo que estoy leyendo (o sea, puedo seguir leyendo sin tener que regresar a asegurarme de que no leí mal) y el segundo sí (o sea, tengo que regresarme para ver en qué íbamos). Creo que entiendo el punto de los chingados paréntesis: son cosas que Oscar dice en off porque no se atreve casi ni que a pensarlas, pero aún así, cortan el hilo de todo, la inspiración y hasta las ganas de seguir leyendo.

Siguendo con el apartado técnico, debo decir que la prosa es generalmente lo que un montón de intelectuales a los que no les sigo mucho el hilo ―me pierden en el lenguaje académico― es lo que se conocer como prosa pobre o poor prose. Yo más bien a lo que pasa con este libro es que es redundante hasta las chanclas, explica y sobre explica y vuelve a explicar, hace demasiado resumen narrativo y corta escenas para poner más explicaciones. O sea, que con más palabras dice menos en vez de decir más con menos. ¿Se entendió o saco las manzanitas?

Yo le daría una buena revisada, de todos modos.

Sobre Óscar, ser gay y el drama de su vida

Si Óscar fuera una mujer, su vida sería un capítulo ―muy cliché― de Lo que callamos las mujeres (TV Azteca) o Mujer, casos de la vida real (Televisa). Lo tiene todo, así que voy a hacer una lista de qué me pareció cada cosa de este asunto, porque es algo que vale la pena tratar.

-Bullying: Bastante creíble (sólo la parte del bullying, nada de las lesiones), aunque por momentos podría parecer exagerada. Pero si les parece exagerado, los invito a revisar las noticias y buscar a todos los adolescentes que se han suicidado por casos como estos. Quizá tú, yo o el vecino podamos opinar que Óscar debe hacerle frente a sus agresores, pero la verdad es que hace falta mucho valor hacerlo (no es por idiota).
-Violencia intrafamiliar: Me resulta insultante. Real, sí. Pero insultante. Para tratar temas de estos más que sensibilidad hay que tener respeto y un poquito de conocimiento del tema. Ya si quieren experiencia (aunque no se lo deseo a nadie). Y, siendo un libro moralista como este libro pretende ser, debería incluir una denuncia bien puesta, cosa que no hace.
-Tímidez, inseguridad y ¿quizá ansiedad?: Vuelven un poco soso al personaje, pero normal y hasta cierto punto realista.
-Autolesiones: Total completa y absoluta falta de sensibilidad, respeto y sinceramente, un desconocimiento total del tema. No vale que a mí me digan que tenían amigos que pasaron por ello y así se les pasó porque esos amigos son casos aislados. Me parece francamente insultante que a Óscar se le pasen a veces como por arte de magia las ganas de cortarse por andar con el novio (no, eso no pasa en el mundo real a largo plazo, chicos) y me parece pésimo que este, como libro con moraleja que pretende ser, no haya ni un triste psicólogo presente al final. ¡Incluso la madre le dice que lo llevará al psicólogo la siguiente vez que lo descubra cortándose! ¡Señora, no es la siguiente! ¡ES AHORA! Esto es como tener un Willow 2.0 y ya saben que casi le lanzo el libro a la cara a Hoban por ser tan pinche insensible.
-Homofobia: Real. Bastante real. Lástima que la prosa no le ayude en nada a mostrar el punto

El fuego en el que ardo, es, como verán, un festín de drama. Y para escribir drama hay que transmitir sentimientos y hacer que el lector se encoja y lo sienta por los personajes. ¿Saben por qué falló para mí? Porque entre Óscar y el mango que me estaba comiendo hace media hora, el mango tenía más sentimientos y me importaba más. Los personajes que no son los protagonistas son sosos y planos como hojas de papel en su mayoría, además; la madre es La Madre Sumisa (con todo el cliché que ello implica), su padre es El Padre Abusador (está ahí sólo para hacerte enojar como lector, no cumple otro propósito), Fer es El Amigo (sin profundidad, siempre está ahí apoyando a Óscar) y Darío es El Hijo de Puta que no lo Es en el Fondo (cliché incluido).

Conclusiones (o por qué soy masoquista leyendo)

En sí el libro es anodino y las reseñas que ya leyeron por todos lados ya les dijeron todo y yo no quiero repetir porque no ofrecería nada nuevo. La conclusión es que no les recomiendo nada este libro. Y que si este libro es El Libro LGBTI+, mejor apaga y vámonos. Sí, nos falta literatura LGBTI+ y nos falta mucho, pero eso no quiere decir que nos vayamos a conformar con cualquier librito que salga al mercado. Y sí hay muchos libros LGBTI+ por ahí como para andar perdiendo el tiempo con este, como yo. Será que le estoy perdiendo el gusto a las historias de salir del armario y ligar y lo que quiero es un inmortal del siglo LI pansexual con un novio bisexual que persiga aliens... (ah, no perdón, eso es Torchwood); pero bueno, sí quiero historias de ese tipo. Una chava lesbiana que además es bruja, por ejemplo; quiero a un chico gay descubriendo una oscura conspiración de hace mil años, también; quiero a un cazafantasmas pansexual; quiero a un demonio, que sé yo, asexual para variar. Vamos, quiero que las historias del colectivo sean mucho más que historias de salir del armario.

Y si quieren libros LGBTI+ con los que sí perder su tiempo con mucho gusto, aquí les van varios: Carol de Patricia Highsmith (temática lésbica), Two Boys Kissing de David Levithan (temática gay y transexual), Noches de Luna Roja de Sofía Olguín (temática gay), Todos muy sueños, tuyos de Sofía Olguín (temática gay). Hay muchos más, pero lo dejaré allí de momento. El fuego en el que ardo ya tuvo bastante de mi tiempo y sinceramente, no creo dedicarle un segundo más.
The Complete Maus by Art Spiegelman

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5.0

http://plusbits.mx/maus/

Maus es la única novela gráfica de la historia que ha sido galardonada con un Premio Pulitzer. Narra la historia del padre de Art, Vladek Spiegelman, durante la segunda guerra mundial y cómo sobrevivió a los campos, específicamente, a Auschwitz. Calificar las memorias de alguien más, todo por lo que pasó, es increíblemente complicado. Vladek se lo cuenta a su hijo todo con sencillez, lleno de quejas de su vida cotidiana con su segunda esposa. Para muchas personas, el Holocausto es un tema casi intocable, pero Vladek Spiegelman lo vivió en carne propia y le cuenta la historia a su hijo para que pueda hacer un comic.

Vladek era un judío polaco que estuvo en los ghettos y después se las arregló para evitar a los alemanes bastante tiempo. Perdió a casi toda su familia, exceptuando a su esposa, pero sobrevivió. En Auschwitz tuvo varios oficios, lo que fuera necesario para que los alemanes lo siguieran considerando alguien útil. A lo largo del comic, entre los pedazos de su historia, podemos ver como Art no tiene exactamente una buena relación con su padre: él no entiende por qué su padre ahorra tanto el dinero o sólo tiene lo que necesita, mientras que Vladek dice que los jóvenes sólo saben usar el dinero para una cosa, gastarlo. En un momento, incluso, Vladek se las arregla para tirar un abrigo de su hijo por considerar que no es realmente útil para el frío y regalarle una chamarra que Art encuentra terriblemente fea, pero más calientita.

La historia se cuenta en dos tiempos: en los sesentas, cuando Art visita a su padre para grabar su historia y la historia de Vladek. En parte, es una novela gráfica parte biográfica, parte autobiográfica. Art siente que siempre ha vivido a la sombra del holocausto y de el hermano que perdió la vida en Polonia. A veces siente que no ha sido un buen hijo para su padre y eso, evidentemente, le pesa. Sin embargo, está presente cada que su padre lo necesita e incluso quiere contar su historia.

La historia de la guerra abarca desde años antes de la guerra hasta tiempo después. Vladek y Anja Spiegelman, en ese tiempo, eran sólo dos judíos polacos que tuvieron una vida tranquila hasta la invasión del Tercer Reich. Y entonces las cosas empezaron a ponerse feas. De manera progresiva, Vladek pierde su trabajo, su casa y hasta la libertad misma.

En la historia, los judíos son siempre representados como ratones, los polacos no judíos como cerdos, los alemanes como gatos, los franceses son ranas y los estadounidenses como perros. Es un detalle que llama la atención durante todo el libro, sobre todo cuando uno de los ratones le dice a los soldados alemanes que él es alemán, que no pueden encarcelarlo, que su hijo estuvo en el ejército. Vladek le da la razón: era alemán, pero para los alemanes no era más que un judío.

Historias sobre la guerra ya se han contado de todas las maneras posibles. Por hacer sensacionalismo, crear conciencia, revisitar un periodo de la historia bastante triste, pero nunca me había encontrado con ninguna tan cercana. Vladek es un ser humano y aunque haya sobrevivido al holocausto, Art no intenta hacerlo parecer mejor persona: lo cierto es que su padre desconfía de todo el mundo, es increíblemente tacaño, solitario, pero también es un hombre que amó profundamente a su esposa e intentó todo para salvarse y salvar a su familia.

Esta novela gráfica es un excelente trabajo porque, a pesar de la mala relación con su padre y todos sus desacuerdos, Art honró a su padre y a su historia de una manera increíble.