No fue wow, revolucionario, pero estuvo lindo. Creo que dio mucha vuelta sobre lo mismo y lo que fue sobre el romance en sí me quedó muy cortito y superficial.
As I became a student of Deaf teachers while learning Argentinian Sign Language (LSA) and preparing to study interpretation, I, inevitably, started finding myself both fascinated and outraged by their culture and injustices respectively, found it necessary to engage more deeply in the way I find most comfortable, which is reaserching and reading—this book has been an incredible reasource, a witness' tale to what the Deaf community has been puting up and dealing with for ages. Despite being written in the 90s, it has tackled issues that my teachers still feel conflicted about today: issues like mainstreaming and professional neglect in dire situations were topics we talked about just last week in class.
This read was as eye-opening, as sometimes frustrating; inspirational and reflective, as though at certain points it felt defeatist introspectively—which I'd like to think wasn't the intention and I'm just percieving it that way.
It has made me wonder and compare how times have changed regarding Deaf activism, specially as a hearing person I can't help but question whether this movement has become stuck or I'm simply not hearing about it. In Argentina we've recently had a law pass for the recognition of sign language as a natural language and it makes me think, did it really have to take all this time? How much more time for the next step, the next right? This book has helped expand on my own introspection and perspective of hearing (the able-bodied) people and our neglectful, downright disrepectful actions towards other who don't conform the great majority of society. We ought to do better and I hope Deaf and Disabled people come forward to turn our world downside up with justice.
Es brillante todo lo que escribe esta autora. Tiene una forma distintiva y espectacular de mezclar la violencia, lo grotesco, la sexualidad, el género, la familia, la introspección, y todo con una gotita fantástica.
Es una escritura tan simple que, sin embargo, se sumerge en complejidades tan humanas. Para mí es como un respiro de aire fresco encontrarme con sus personajes, sus travestis tan variadas, tan erradas como cualquier persona, tan humanizadas; lejos de esa mirada sanitizada que parece que debería tenerse de personajes, de personas, que se espera que actúen de cierta forma para no escandalizar a quienes apenas nos toleran. Irónicamente, a lo largo de todo este relato la actriz y la autora, que son una, son conscientes de todo este dilema y se juega muy bien sobre esa idea; así lo analizo yo.
Mi libro favorito de ella siempre va a ser Las Malas—por lo menos hasta ahora. Aunque este me lo devoré enseguida y me dejó fascinado, hay algo en lo que el otro simplemente me gana.
Cómo, siquiera, describir lo que fue esta lectura... En parte, interminable, agotadora; por otro lado, brillante y sumamente interesante.
No es un libro a recomendar porque sí, sinceramente. Realmente tiene que engancharte desde un principio porque pareciera que al creer que uno sabe por dónde va la cosa, la historia cambia completamente. Mejor dicho, no son cambios drásticos cuando es todo obviamente continuo pero te desconcierta en ciertas partes. Piglia construye paralelismos que en ciertos puntos parecen hasta irónicos, dando a entenderse que es un escritura consciente de sí misma.
En cuanto tema histórico y literario, no soy experto, mas me fascinó la cantidad de cosas que tenía para decir, racionalizar e intelectualizar ocupando carillas enteras sin fin.
Entré a esta lectura creyendo que sería algo más simple de lo que realmente fue. Tengo que decir que la carta de Juana es, posiblemente, la parte mas genuinamente graciosa de todas, me tomó completamente por sorpresa; y que el personaje que más me tocó el corazón desde un principio hasta el final fue Tardewski.
La verdad que una joyita que pasa bastante desapercibida en las discusiones actuales y con un humor satírico bastante gracioso; en algunas partes, igual, se leía como mucho relleno y se volvía tediosa la lectura. Propone algo muy real, que es el derecho al ocio y que pareciera que, hoy, incluso entre los círculos más radicales se desprecia porque está tan arraigada la cultura del trabajo y la idea de que el trabajo dignifica a la persona, aunque no lo haya hecho nunca desde que épocas que precedían la gestación del capitalismo que hoy nos es impuesto... Hace una reflexión llena de sarcasmos sobre esta cultura imperante del trabajo, que se toman de forma literal por quienes aún no logran deshacerse de aquel pensamiento de productividad.
Honestamente, me aburrió un montón. La mayoría de estos análisis sociales los puede hacer cualquier persona que preste atención al mundo. Si bien logró poner en párrafos coherentes muchas cuestiones que siempre pienso, creo que tiene una perspectiva muy limitada y bastante absurda en cuanto ironiza las perspectivas del Sur Global contra Europa y Estados Unidos y las encaja en la "paranoia"; o agrupar la respuesta y actitud de los jóvenes marginados contra la policía con cosas inherentes del patriarcado y las sociedades coloniales como la misoginia y el racismo como "injustificables"... Creo yo que son cosas bastaaante distintas. Y ni hablar de toda la idea de que al desplazarnos del régimen de desigualdades de clase al régimen de desigualdades múltiples el último suplanta al primero, en realidad, por uno y su agravio bajo el capitalismo se da el otro y coexisten y retroalimentan constantemente.
Me gustaría muchísimo más leer este tipo de análisis de autores del Tercer Mundo para ver en qué difererían.
A Ana la conozco, o, bueno, la conocí brevemente y me llamó la atención. Cuando escuché que iba a sacar un libro me puse contentísimo por ella porque en los cinco minutos que charlamos aquella vez me enteré que escribía, por eso este libro era una lectura pendiente justamente desde que se anunció su publicación a principio de año, pero nunca había priorizado su compra porque mi lista es infinita y mis intereses momentáneos. Una vez que lo vi en la biblioteca, donado por ella misma, y siendo tan cortito dije que esta sería la oportunidad -- ¡fui el primero en retirarlo y todo...!
En fin, creo que Ana es una escritora muy talentosa, con un forma de escribir muy contemporánea, directa, simple, digerible. Tengo entendido que la mayoría de los escritos que conforman este libro fueron escritos durante épocas de aislamiento (claramente reflejada en la desdicha con la que escribe sobre estar encerrade y separade de su gente). Hubo aspectos de eso que no me gustaron.
Creo que en general el libro, su pensamiento, tiene un discurso progresista muy repetido en Argentina, cosas como las idea de la ternura en las relaciones interpersonales, toda la idea de un nuevo romanticismo con esa responsabilidad sexo-afectiva, entre otras cosas que de tanto escucharlas a mí me parecen cursis -- como la utopía futura de Doña Bater Flai. Que no tienen absolutamente nada de malo, pero mis gustos personales simplemente van por otro camino, críticas muchísimo más duras. Creo que la escritura de Ana. con su tenacidad y fortaleza de la experiencia personal, también se tiñe mucho de esa ternura suave que busca en su vida.
Entré a esta lectura sin saber absolutamente nada de la obra de Pedro Lemebel – quizá una decisión extraña, pero no me arrepiento; fue un libro que me costó terminar entre bloqueo lector e intereses cambiantes pero es innegable la preciosa y enganchable escritura de Contardo, increíblemente vívida, excelentemente detallado.
Quiero creer que Lemebel fue alguien de quien el autor aprendió bastante y que hasta pareciera que se siguen desafiando con cariño por más que uno falte.
El final de la vida de Lemebel, sus últimos meses me emocionaron. Como digo, no lo conocía más que de un boca en boca entre escritores y libreros que lo halagaban, jamás toqué uno de sus escritos, buscando información no me quedaba claro si eran realidad o ficción, me daba mucha curiosidad. Pedro Lembelel fue un personaje, un personaje volátil, humano al fin y al cabo, que dejó una muy interesante historia a su paso.
Girl... maybe classics are really just not my thing. I thought I'd love it; the premise was really interesting, but I just could not focus on it and it was too slow for me.