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3.74 AVERAGE

challenging informative medium-paced
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nedasaurus's review against another edition

DID NOT FINISH: 0%

The languahe is too dense and theoretical for me to follow. I'd like to revisit this when I've built up more familiarity with this type of writing and have more time to spent 

Selbst wenn die Gesellschaft tatsächlich unter einem Überfluss an Vergnügungen leiden würde, finde ich die Herleitung dieser Idee im Buch wenig überzeugend. Hinzu kommt, dass sich das Buch offensichtlich nicht an Laien richtet und sich daher nur schwer erschließt. Auf solche Literatur bin ich nicht besonders scharf.
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tonyreadsbooks's review

4.0

Interesting… This book introduced me to ideas such as “excess of positivity” and “denarrativation of the world”. I found the underlying argument of our society being a society of achievement where the individual is exploiting oneself and thus becomes the exploiter and the exploited at the same time compelling. The author contrasts it with Foucault society of discipline where institutions and walls are the most predominant symbols of domination. I will admit though that the writing is hard to follow due to the abundance of german psychoanalytical terminology that I am not too familiar with. Maybe I should’ve read more Freud. Regardless, it’s an interesting read and definitely thought provoking. Worth the odd couple of hours spent on it for sure. 4/5
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 La sociedad del cansancio es una disección precisa del zeitgeist contemporáneo. En apenas 100 páginas, Byung-Chul Han logra condensar un diagnóstico lúcido y alarmante sobre las formas en que la subjetividad ha sido reformateada bajo los dictados neoliberales de la autoexplotación, la transparencia y la hiperproductividad.

El ensayo no es un lamento nostálgico por una modernidad perdida ni un llamado catastrofista al apocalipsis social; es, más bien, una reflexión filosófica que retoma conceptos foucaultianos —particularmente la noción de biopolítica— y los traslada con sutileza hacia un nuevo paradigma: el del “sujeto de rendimiento”. Ya no vivimos bajo el poder represivo de instituciones disciplinarias (como en la era panóptica), sino dentro de una estructura aparentemente liberadora que, en realidad, ha perfeccionado los mecanismos de dominación al interior de la propia psique.

En la lógica del rendimiento, la figura del enemigo se internaliza: una ya no está en guerra con un opresor externo, sino consigo misma. De ahí la emergencia de patologías como la depresión, el burnout y los trastornos de ansiedad —que, como bien indica Han, no son signos de debilidad individual, sino síntomas estructurales del sistema. El sujeto neoliberal no está dominado, sino autoinducido a actuar sin cesar, optimizarse, mostrarse, reinventarse. Y lo hace sin coerción directa, porque ha interiorizado el deber de hacerlo.

La potencia del texto radica en su estructura concisa y su lenguaje claro, casi aforístico, en el que cada concepto se inserta con precisión dentro de una red argumentativa mayor. No hay digresiones inútiles, ni tecnicismos innecesarios: Han escribe con una economía estilística que recuerda más al ensayo filosófico de tradición alemana que a la retórica posmoderna anglosajona. En este sentido, su pensamiento se alinea más con Adorno o Sloterdijk que con Žižek.

El ensayo también presenta una crítica aguda al imperativo de la positividad —esa obligación de ser feliz, motivada y enérgica— como uno de los rostros más sofisticados del control social. El “sí puedo” deja de ser una afirmación empoderante para convertirse en una orden velada, un mandato de optimización perpetua que excluye toda forma de negatividad, contemplación o pausa. La fatiga no es una disfunción: es el resultado lógico del sistema.

En cuanto a lo literario, el texto no es una pieza de narrativa filosófica, pero se permite guiños culturales que enriquecen su aparato crítico. Han recurre a Kafka, a Arendt, a Heidegger y a Nietzsche, sin forzar citas ni erigir autoridad por acumulación. Cada referencia cumple una función argumentativa clara. De hecho, la lectura de La sociedad del cansancio dialoga de manera implícita con obras como 1984 de Orwell o Un mundo feliz de Huxley, pero lo hace sin necesidad de mencionarlas: las supera al captar una forma más sutil y perfeccionada de dominación —una que ya no necesita castigar, sino que seduce y adula para funcionar.

Como primer acercamiento al autor, es un texto excepcional. Invita a pensar, a problematizar nuestras prácticas cotidianas, a interrogar los discursos aparentemente neutros del coaching, la productividad y la autoayuda. No se trata solo de “leer filosofía”, sino de desmontar —aunque sea por un momento— la maquinaria simbólica que nos habita.

Recomiendo su lectura no tanto como un llamado a la acción, sino como un ejercicio de lucidez. En un mundo saturado de estímulos, urgencias y promesas vacías de éxito, La sociedad del cansancio propone algo radical: pensar. Y en estos tiempos, eso ya es una forma de resistencia.