humocefalo's reviews
159 reviews

Autorretrato con radiador by José Areán, Christian Bobin

Go to review page

5.0

Me ha fascinado la sencillez de Bobin en este diario. Es ligero pero aún así pienso que debe leerse despacio, es un libro para acompañar algún paseo bajo el sol de primavera o para acercarse a él durante minutos robados. A través de la mirada amable de Bobin uno recuerda lo gigantesco de las cosas pequeñas y renueva su deseo de contemplar el mundo y la vida desde la simplicidad, o lo que para mí es lo mismo, la apertura de los sentidos al devenir.
El héroe de las eras by Brandon Sanderson

Go to review page

5.0

Mi reseña va a ser simplemente: jo-der

De nada por el rigor
Verdolatría by Santiago Beruete

Go to review page

3.0

RESEÑA COMPLETA AQUÍ

2,5⭐️/5⭐️

Verdolatría, de Santiago Beruete, busca exponer cómo podemos vernos reflejados en el mundo vegetal y qué pueden enseñarnos las plantas sobre la propia condición humana. Su estructura se compone de 35 capítulos independientes, relacionados a través del motivo principal del libro. La mayoría de ellos consisten en un par de anécdotas históricas en las que están presentes la botánica, los jardines y la horticultura. Beruete trata de relacionar estas anécdotas con distintos conceptos morales, filosóficos y políticos.

El banquete by Plato

Go to review page

5.0

Una lectura clásica y sencilla sobre el amor.
Siempre me gusta volver a caer en la cuenta de que ciertos conceptos básicos que me (nos) resultan novedosos ya los habían usado los griegos. Y no solo eso, también les han dado varias vueltas.
De todas formas, lo genial de las ideas es que solo cobran sentido cuando has recorrido el camino hacia ellas, por mucho que se haya recorrido mil veces. El movimiento, que es la experiencia, es necesario para entender, sentir, disponer y mirar más allá del lenguaje.
Detendrán mi río: Desarraigo y memoria en un rincón de la España sumergida by Virginia Mendoza Benavente

Go to review page

5.0

Un libro triste por lo que relata, pero alegre por cómo lo hace, mostrando el impulso vital de las personas que aparecen. La manera que tiene Virginia Mendoza de narrar las relaciones entre los habitantes de Cauvaca es bellísima, está repleta de una honestidad tan tierna, sencilla e inocente como la vida misma.
Los capítulos, que son como pequeñas historias relacionadas, conforman una imagen general muy nítida y sensible de lo que aconteció en Cauvaca y Caspe durante la guerra civil y la posguerra. De una escritura fragmentaria nace un relato muy vivo y cercano.
Desde el prólogo me atrapó la belleza con la que está escrito, y no puedo ni quiero dejar de insistir en esto: a pesar de lo dramático de lo que acontece, las imágenes tienen tanta belleza que lo compensa.

PD: este libro es más que una novela, es un proyecto. Tiene una web en la que hay un mapa interactivo con localizaciones e información de lugares sumergidos por la construcción de presas en España. Es esta https://detendranmirio.com
Las penas del joven Werther by Johann Wolfgang von Goethe

Go to review page

5.0

Las Penas del Joven Werther es un clásico epistolar del romanticismo alemán. A través de las cartas que Werther envía a su amigo, Wilhelm, el protagonista narra sus vivencias desde un pueblo al que se acaba de mudar. El acontecimiento principal, que vertebra toda la narración e inunda casi todas las emociones que Werther expresa, es un repentino y obsesivo enamoramiento que le hace oscilar entre la euforia máxima o la genuina percepción de la belleza del mundo, y la más profunda depresión y desesperación ante emociones tan intensas que no encajan en las convenciones sociales.

He de decir que apenas había leído novelas epistolares y me encanta! Te permite un acercamiento muy íntimo a las emociones de los personajes, te sientes envuelto en sus dramas más profundos. Esto tiene dos caras, claro, porque si lo lees en un momento de salud mental delicada, las emociones que se relatan pueden ser detonantes, como pudieron serlo para algunos jóvenes que leyeron Werther tras su publicación en 1774: hubo oleadas de suicidios inspiradas por la novela, que condensaba el ideal romántico del suicidio por amor. Fue un suceso tan marcado que nació el concepto de Efecto Werther: “aumento del número de suicidios en determinadas zonas y que siguen a la aparición de noticias sobre suicidio en los medios de comunicación de esa misma zona”

No se puede decir casi nada nuevo sobre un clásico, pero siempre pueden extraerse ideas, reflexiones o nuevas perspectivas. Así que tan solo voy a compartir esta lectura a través de mis subrayados. Son citas que plantean temas muy interesantes en los que todos podemos vernos reflejados en mayor o menor medida.

Un tema que me parece clave en la actualidad y que se deja ver entre las páginas de este libro es el individualismo y todo lo que trae consigo: aislamiento, competitividad, impotencia, ver en los demás solo las propias carencias…
¡Qué bien me sienta que mi corazón experimente la dicha humilde y sencilla de quien lleva a su mesa un repollo que él mismo ha cultivado, porque, no solo disfruta de la col, sino que una y otra vez y en un solo instante, vuelve a disfrutar de todos los días buenos, de la hermosa mañana en que la plantó, de los dulces atardeceres en que la regó y del placer del que gozaba al verla crecer!


En esta cita, por ejemplo, Werther expresa la intensa alegría que para él representa el trabajo propio, el fruto que no depende de nadie más que de uno mismo. Esta lógica, muy a la orden del día, no sería problemática de no ser por el discurso sobre el que se imprime: el del individuo omnipotente que no necesita a nadie, que campa a sus anchas ensimismado en su visión ideal del mundo, relatándose sin dejar espacio al relato ajeno, entendiéndose como una unidad no conformada por los demás.

Nuestra imaginación, obligada por su propia naturaleza a elevarse, alimentada por las fantásticas imágenes del arte de poetizar, se inventa una escala de seres en las que nosotros mismos ocupamos el lugar más bajo y todo lo que está fuera de nosotros nos parece espléndido, cualquier otro, más perfecto. Y ello acontece de la manera más natural: muy a menudo sentimos todo lo que nos falta y, precisamente, eso que nos falta nos parece a veces que es otro el que lo posee; a éste, además, otorgamos también todo lo nuestro y, por si fuera poco, un cierto e idelizado bienestar. Y he aquí cómo obtenemos al dichoso, una criatura creada por nosotros mismos.


¿A qué nos conduce esto? Al conflicto cuando los otros se nos aparecen como reales, cuando no podemos negarlos con nuestra narración personal. Tenemos la sensación de que las relaciones, que son inherentes a la realidad, se interponen entre nosotros y “el mundo”, interrumpiendo nuestro relato, que es la construcción y exposición simultáneas de nuestra imagen. Este conflicto lo solemos calificar como “envidia”, siempre con un regusto de pecado cristiano que cubre de estigmas el concepto. Es casi como si concibiésemos la envidia como algo intencionado, “envidiar”, y no como las emociones negativas espontáneas que nos impactan y embaucan.
Tan expuestos a la visión sesgada de los demás que nos ofrecen las redes, la envidia es una emoción común que nadie expresa; quién querría que le llamasen envidioso… ¿Y qué importa la gestión o la puesta en común de estas emociones? Si, total, podemos superarlas compitiendo contra las imágenes sesgadas del resto, incansablemente, hasta que nos pongamos rojos como un tomate y hagamos plof como un globo. O, en palabras de Werther, continuando la anterior cita:

En cambio, si con toda nuestra debilidad y esfuerzo proseguimos nuestro trabajo con firmeza, a menudo encontraremos que, a pesar de nuestros virajes y barloventos, avanzamos más que otros con todos sus remos y velas desplegadas... Y esto sí que es un verdadero sentimiento de uno mismo, cuando igualamos o incluso sobrepasamos a otros.


Entre la envidia y la competitividad, se encuentra, estrechamente relacionado y también bajo el individualismo, el narcisismo. No un narcisismo entendido como la actitud de imponerse a los demás ocupando todo el espacio, sino más bien un narcisismo ontológico, una incapacidad para ver más allá de uno.

[Mi corazón] constituye mi único orgullo, pues sólo él es la fuente de todo; de toda fuerza, dicha y miseria.


Las lógicas individualistas en las que uno se mueve constituyen una red de concepciones, conductas y mirada, que descansa como un velo sobre nuestros ojos. Esto nos lleva a una frustración constante, una dificultad inmensa para estar en el mundo, incluso para amar.

Vemos seres dichosos y no somos nosotros los artífices de su felicidad, ¡y eso nos resulta insoportable!


Todo esto son solo pequeños comentarios y recortes de algo extremadamente complejo, extractos de un libro que relaciono con mis propias intuiciones. No debemos obviar que aquello a cuestionar va más allá del individuo (a veces caemos en cuestionarnos con insistencia nuestro propio individualismo, cayendo doblemente en él). Es una cuestión social, de estructura y sistema, que no puede concebirse al margen de nuestras relaciones con los demás.

---

PD: Nos encanta exagerar nuestras palabras amorosas porque es la única manera de que nuestros sentimientos, de naturaleza inefable, puedan alcanzar al otro en alguna medida. Pero debemos intentar que esa expresión sea considerando al otro, no aplastando su identidad bajo la imagen de nuestros sentimientos por él, ni aplastándonos a nosotros mismos siguiendo los ideales románticos del sacrificio extremo.