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88 reviews

Los Héroes by Joe Abercrombie

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4.0

Empecé esta novela asumiendo que iba a ser la que menos me iba a gustar de Abercrombie. Aunque mucha gente disfruta las batallas que aparecen en sus libros, a mí terminan por aburrirme, y un libro de casi 1000 páginas que cuente únicamente la historia de una batalla de tres días se me antojaba una tarea muy complicada. Sin embargo, me ha sorprendido mucho y puede que sea la novela de este autor que más haya disfrutado hasta la fecha.

El libro, para empezar, es sorprendentemente antibelicista. El comienzo lo es: dos viejos amigos, ahora en bandos separados, discuten en la meseta de Los Héroes sobre quién de los dos debería quedársela. En las negociaciones se intercalan comentarios sobre su vida pasada, la vida futura que echaron a perder por empuñar una espada, y uno de los dos se retira casi cortésmente.

Un "pueblo guerrero" como es el Pueblo de los Hombres del Norte está constituido por guerreros hartos de luchar en guerras que no son suyas, en disputarse un pedazo de tierra que a nadie le importa en el fondo. Muchos de los protagonistas norteños, incluido Dow el Negro, el Rey de los Hombres del Norte, fantasean con el retiro o, por lo menos, con su vida pasada. El que para mí es el personaje más disfrutable, Craw, es un anciano agotado, líder de una docena que ha enterrado a demasiada gente y piensa que ya es demasiado tarde para él para retirarse. Por eso, intenta aprovechar cualquier oportunidad para hacer de la guerra (de su mundo, en definitiva), un lugar ejemplar: En cualquier caso, me da la impresión de que un hombre puede llevar a cabo muchas maldades en muy poco tiempo. En realidad, basta con blandir una espada. Pero para hacer el bien hay que dedicarle tiempo. Y todo tipo de esfuerzos. La mayor parte de los hombres carecen de la paciencia necesaria.

Por otra parte, un imperio expansionista como es La Unión está repleto de cinismo, como el que expresa otro de los personajes más interesantes, el cabo Tunny: ¡Me cago en sus muertos, no!, dice a unos nuevos reclutas. Sigan mi ejemplo. Yo he sobrevivido a más de una refriega, las guerras ya resultan bastante difíciles sin que haya gente luchando en ellas. Y, en cada uno de los bandos, con visiones tan opuestas, no faltan contrapuntos en muchos otros personajes que añaden una complejidad de intereses particulares, nacionales e internacionales: hay quien desea redimirse, hay quien espera morir en la batalla por no tener el arrojo suficiente para suicidarse, hay quien espera medrar, hay pillaje, hay traidores...

Incluso uno mismo se acaba preguntando para qué sirve esto de las guerras, este caos insufrible, a qué intereses sirve, quién gana con ello. La respuesta es que nadie que participe en ella gana, como muestra el hecho de que
SpoilerBayaz se mostrara tan reticente tanto a negociar una rendición como a acercarse al campo de batalla
. Así reflexiona otro de los personajes principales cerca del final:

No existe patrón alguno. La gente muere al azar. Lo cual tal vez era evidente. Lo cual quizá era algo que todo el mundo sabía. Algo que todo el mundo sabe, pero que nadie cree en realidad. Creen que cuando les toque a ellos su muerte encerrará una lección, tendrá un significado, será una historia merecedora de ser contada. Creen que la muerte se presentará ante ellos bajo la forma de un terrible erudito, un caballero caído en desgracia o un terrible emperador. Entonces, tocó el cadáver del muchacho con la punta de su bota, lo levantó hasta ponerlo de lado y después dejó que volviera a caer. La muerte es un funcionario aburrido con demasiadas tareas que atender. En la muerte, no hay ningún momento de revelación. Ni es una experiencia profunda. No, se acerca a nosotros sigilosamente por la espalda y se nos lleva mientras estamos cagando.


Los Héroes no trata sobre ningún héroe, por supuesto, sino que en este amalgama de intereses y egoísmos, plantea la pregunta de qué tiene que hacer uno para ser un héroe, para ser considerado un héroe por los demás o al menos para uno mismo. La respuesta es que nada de lo que se pueda hacer para ello merece la pena. La novela, en general, deja un incómodo poso que nos hace preguntarnos, de vuelta hacia acá, en qué clase de sociedad podrían existir héroes y si queremos parecernos a ese tipo de sociedad; puede que los héroes no sean verdaderamente necesarios, después de todo. Y con esta última cita que se enfrenta al absurdo de la vida, de la muerte y de la guerra, con la imposibilidad de que se dé un héroe en el mundo, acabo la reseña:

Según las canciones, debería haberse llevado consigo a muchos adversarios y se habría unido con orgullo a los muertos. En la realidad, sólo logró que un par de hombres de la Unión se alejaran de él antes de que unos cuantos más lo obligaran a retroceder contra un muro con sus lanzas. En cuanto le clavaron una en el brazo, tuvo que soltar el hacha. Entonces, alzó la otra mano y gritó aún más. No sabía si estaba gritando que se rendía o les estaba insultando, aunque, la verdad, eso daba igual. Le atravesaron el pecho con una lanza y cayó al suelo. Después, lo atravesaron una y otra vez con sus armas, que se alzaban y descendían como las palas de hombres que cavan en el campo.
Reyes de la Tierra Salvaje by Nicholas Eames

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3.0

Una novela sorprendentemente autoconsciente y sin muchas pretensiones. Fantasía más que clásica y de aventuras, los protagonistas son cinco amigos retirados que cumplen todos los clichés de cualquier partida de Dragones y mazmorras: un guerrero con un estilo pulcro, otro como un berserker, otro más bien defensivo, un ladrón y un mago. Y muchos bardos que no paran de morir.

Me costó un poco habituarme a la historia, a los clichés y a valorarlos como lo que son: la excusa para tratar otros temas. ¿Que todas las monedas del mundo mundial en fantasías se llaman marcos, coronas...? Pues aquí marcoronas. ¿Que el mago siempre usa varitas? Pues este usa una ramita de madera que no hace nada, pero asusta a los enemigos. ¿Que el ladrón adora sus dos dagas? Pues sí, pero tampoco sabe diferenciarlas ni le importa demasiado. ¿Que el protagonista dice que no a la aventura, luego que sí y luego resulta que salva el día? Pues también, pero no deja de arrepentirse ni de extrañar lo que deja atrás. ¿Que aquí hay gorgonas, minotauros, dragones, banshees, kobolds, goblins...? Pues sí, pero hay tantísimos y todos tan trillados, que tampoco importa.

Lo importante para mí, aparte de estos guiños que han sido bastante graciosos, han sido las relaciones entre los personajes. Personajes muy bien construidos y con relaciones bastante interesantes que, a pesar de su caracterización inicial, consiguen escapar al cliché. La novela al final va de cinco amigos ya retirados de su oficio de mercenarios, que se reúnen por ayudar a uno de ellos, en un viaje en el que todos entienden por qué dejaron de dedicarse a ello, qué perdieron y qué ganaron. Afloran las disculpas, las lágrimas, los abrazos y la nostalgia. No tienen ganas de volver a ser lo que eran, pero cómo se alegran de haberlo sido. Sólo va de esto, y entre medias hay monstruos que matar (¿qué importa cuál?, son monstruos y ya).

En este sentido, creo que el autor ha aprovechado bastante bien un enorme e inagotable acervo de lugares comunes en la fantasía más popera para contar una historia que se aleja de ella. Un trampolín que da como resultado una novela sencilla, amable y ligera, que uno disfruta leyendo porque el aire fresco viene precisamente de donde uno no se lo espera.
The Song of Achilles by Madeline Miller

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5.0

Cuando acabé esta novela, lo primero que dije fue "no se me ocurre nada que leer después de esto". Y estaba en lo cierto: no quería leer nada porque sabía que nada sería capaz de hacerme olvidar lo que acababa de leer. Estuve por leer Circe; estuve también por empezar de nuevo La canción de Aquiles.

La narración en este libro es excepcional. El trabajo de la autora tanto en aunar las fuentes como en cuidar y estilizar su prosa hace que el libro se pueda beber, que sus páginas se deslicen como un río sin parar. Los capítulos dejan de tener sentido cuando la prosa es tan sonora y delicada, tan sencilla y tan cercana al ritmo de los versos de Homero. Me alegro mucho de haberlo leído en inglés, y de haber releído pasajes en voz alta.

Cuando pienso en la recolección de fuentes, sólo puedo pensar en dos personajes concretos: Odiseo y Áyax. Empecemos por Odiseo el de muchas tretas. Porque eso es lo que hace durante toda la novela: trampa y manipulación desde la esquina. No queda casi nada de su heroísmo de la Odisea ni de su diplomacia de la Ilíada, sino que esta faceta heroica se aprecia en contrapunto con el "héroe" cruel y calculador que es en las tragedias. Eminentemente pragmático hasta ser despiadado, parece más un burócrata del ejército de Agamenón que considera que hace su trabajo y, cuando no, hace "lo que puede" para hacer algo bueno. Y esto no es casualidad: el estilo del libro en primera persona, la mezcla de fragmentos escritos en pasado y otros en presente, nos acercan a los héroes a las cualidades que hoy en día tendrían dentro de nuestros estándares, salvando siempre una respetuosa distancia. El mito se actualiza y se vuelve tan humano como nosotros lo somos hoy, sin olvidar de la humanidad que representaba en tiempos de Homero. Áyax, por su parte, es un héroe seguro de sí mismo que se ve eclipsado desde antes de la guerra por la fama de Aquiles; un rasgo que anticipa el complejo, la locura y el tremendo peso de ser aristos Achaion una vez muere el Pelida.

Por supuesto, está también Patroclo. Dotado de una sensibilidad e individualidad únicas, en esta novela deja de ser un secundario para ser el protagonista. Vemos todo a través de sus ojos, y también a través de sus ojos vemos lascaricaturas de Agamenón o Héctor y también, no podía faltar, la divinidad de Aquiles. La relación entre estos dos es tan torpe y natural que es imposible no sentirla como propia; juntos, en un mundo en el que aún existen los dioses, esperan ser capaces de escapar al destino por primera vez en su historia. Es, además, el medio para llegar a Aquiles. Cuando Odiseo, Áyax y Fénix negocian con Aquiles, se dirigen a él en todo momento, pero en el fondo procuran hacer entrar en razón a Patroclo.

Los ojos de Patroclo son especiales porque son los únicos que no ven a Aquiles como hijo de una diosa o como una máquina de matar, sino como a un dios. El extenso preludio a Troya nos permite conocer a este muchacho hecho para la guerra que, sin embargo, prefiere cazar, recolectar, bañarse y hacer música. Como su destino es bañarse en sangre, por supuesto que va presto a ella, y Patroclo, que no puede soportar la idea de la muerte (la idea de que, por cada troyano que ejecute Aquiles, es uno menos para que éste se enfrente a Héctor), se dedica a la medicina, pero también procura imaginar las escenas que le describe Aquiles como si fueran escenas ya pintadas en vasijas. Odia la guerra, pero adora ver a Aquiles en la guerra, porque en ella se desenvuelve en toda su naturalidad y potencial, y dedica sus largos días en el campamento a admirarlo.

Aquiles, al final, nunca tuvo culpa de nada. Estaba destinado a ser más famoso que su padre, algo que su madre interpretó como que iba a ganarse un asiento en el Olimpo; a la vez, sólo quería ser feliz y vivir una vida buena acompañado de Patroclo. Cuando Patroclo muere, Aquiles sabe que no es todavía su momento y decide buscarlo, decide cortar su hilo: sale sin armadura y arrasa con el enemigo, esperando la flecha que habrá de darle muerte. Por supuesto que era orgulloso; la tensión entre Tetis y Patroclo es palpable en el desarrollo de Aquiles. Sabía por lo que sería recordado, y sabía que eso le haría separarse de Patroclo al final. Aquiles está en un conflicto constante entre lo que quiere ser y lo que debe ser, y nadie salvo Patroclo, ni siquiera él mismo, es capaz de entender quién es.

Es por eso que, al final,
Spoiler Tetis hace las paces con Patroclo y escribe su nombre en la tumba de Aquiles, donde descansan las cenizas de los dos mezcladas, para que puedan reunirse en el Hades. Tetis quería hacer de su hijo un dios y consideraba que había fracasado y, además, lo había hecho infeliz; tras mucho tiempo hablando con el espíritu de Patroclo, ligado a la llanura donde vio morir a su amado, se da cuenta de que no, de que siempre fue un dios para él, para ese mortal que ella tanto ha despreciado.Tetis estuvo equivocada y al final se dio cuenta de que permitir la felicidad de su hijo no era incompatible con que fuera adorado como un dios; antes bien, estas dos cosas siempre han ido de la mano, Aquiles tuvo en vida, y ahora en muerte, todo lo que necesitaba para ser el primer héroe en ser feliz.
Al fin y al cabo, ¿quién puede adorar a un dios sino un mortal?
Gente Normal / Normal People by Sally Rooney

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4.0

No sé muy bien qué decir de esta novela que no se haya dicho ya. Al comienzo no me gustó demasiado; me parecía demasiado infantil en su planteamiento y, por otra parte, asumía en que si ya explicaba el conflicto de esta manera tan ligera y completa no tardaría en ponerse seria. No me equivocaba.

La historia de Connell y Marianne es la historia de dos personas absolutamente normales, por desgracia, y siento que la autora, en su constante presente, en sus saltos temporales, en sus flashbacks, es capaz de generalizar una experiencia única, personal y estructural: los procesos de socialización masculinos y femeninos desde el instituto hasta el comienzo de la edad adulta. Con un estilo tan sencillo y minimalista, es capaz de acertar en la atmósfera de todas y cada una de las escenas, es capaz de dotar de ironía, tristeza o sorpresa un simple "ah". No deja de ser una historia de chico-conoce-a-chica, pero la ocasión que da para la introspección de ambos protagonistas es tremenda.

Yo me he visto, por desgracia, muy reflejado en muchas de las cosas de Connell de las que prefiero no hablar aquí; también he conocido a varias personas que se han visto reflejadas en Marianne. El poder ponerle otros nombres y otras caras a los protagonistas en una experiencia tan dolorosa y privada como es desarrollar una individualidad y entenderla no como algo estático, sino que fluye y es interdependiente del resto de relaciones que establecemos, es una experiencia bellísima y, a la vez, la más normal del mundo. En ese sentido, el libro es antikafkiano, porque los personajes piensan que son los protagonistas de una historia que nunca se ha contado. Pero tal vez hay cosas de Kafka que no nos apelan tanto como antes.

Tal vez lo más normal del mundo para nosotros, hoy en día, sea creer que no somos en absoluto normales, que nuestros problemas son únicos y que estamos solos ante ellos; tal vez este libro, al final, arroje un poco de luz al final del túnel que es para muchos de nosotros el comienzo de la vida adulta.
Circe by Madeline Miller

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3.0

Circe es una novela que sigue la línea de La canción de Aquiles para bien y para mal. El estilo de la autora se mantiene prácticamente intacto y, mientras esta es una de sus principales ventajas en su anterior novela, aquí se vuelve, creo, un problema.

La novela que narra la historia de Aquiles y Patroclo tiene un estilo claro, sencillo y directo: desde una perspectiva mortal, genera una tranquilidad que genera la sensación de una ausencia total de conflicto en lo que Patroclo nos cuenta. No había ningún conflicto porque compartían su mortalidad así, directamente, sin tapujos; fue compartirla, a la vez, el conflicto constante entre lo que Aquiles quería ser y lo que debía ser, y lo que Patroclo pudo esperar de él. En Circe hay mucho más conflicto y drama, como tal vez sea de esperar en una novela que no habla de mortales, sino de dioses: vemos los entresijos del Olimpo con los titanes que aún persisten sobre la tierra, una paz precaria atravesada de traiciones, alianzas, trucos y caprichos.

Un estilo tan ligero y depurado hace más mal que bien a la novela; bien es cierto que desde un punto de vista eterno e inmortal, muchos de estos conflictos eran algo "normal" en los salones de Océano. Pero así como Glaucos es para Circe algo único, y ella se ve a sí misma como la primera ninfa enamorada y la primera ninfa traicionada por los caprichos de un mortal independientemente de lo que dijeran sus familiares, así de vehemente creo que podía haber sido la narración de otros conflictos
Spoiler (el nacimiento del Minotauro, la aparición de Ariadna en Eea, el enfrentamiento con Atenea...)
. Con el tiempo, la edad y su observación adquirió un cansancio y una sabiduría muy profundas, y esto es entendible en su manera de actuar; sin embargo, ni siquiera hacia el final de la novela, con las decisiones que toma, siento que haya sido la mejor elección de cómo narrarlas. A veces suena descafeinado, a veces repetitivo (¿cómo va a ser si no la historia de una bruja exiliada en una isla durante siglos?).

A pesar de esto, la novela es más que disfrutable y es un asombroso rettelling de otro gran capítulo de la mitología griega. La descripción de los titanes y dioses y, sobre todo, de sus similitudes y diferencias, es apasionante; Circe, desde el principio, nos deja a claro que no quería pertenecer a ninguno de los dos. Su amor por los mortales y su desprecio a los dioses es lo que le hace comprender al final del libro
Spoilerque la vida mortal es la que merece la pena ser vivida, pues es la única que está viva: los dioses se consideran a sí mismos lo opuesto a la muerte y, sin embargo, son una muerte en vida. Sin embargo, a veces este conflicto interno de la protagonista, que es el principal del libro, no está muy claro. Odiseo dice de Circe que nunca conoció a una diosa que odiara tanto su divinidad. ¿Odiaba su divinidad? Más bien, odiaba la del resto y, sobre todo, odiaba la distancia insalvable que imponía entre dioses y humanos.

No he tenido la sensación de que Circe se despreciara a sí misma por ser una diosa, aunque fuera una diosa menor, mientras leía el libro; se despreciaba por otros motivos que se van resolviendo conforme se avanza en la novela. Es cierto que permanece una insatisfacción general a lo largo del libro, que nunca se sabe muy bien si viene de su divinidad o de su exilio, y Circe se conoce mientras vamos conociéndola nosotros también. Ha tenido toda una eternidad para conocerse, pero nosotros apenas unas páginas. Es complicado narrar todo esto, esta distancia, estos errores, en tan pocas páginas y, aún así, creo que con unas pocas páginas menos se habría ganado mucha más profundidad. La ausencia de introspección es algo que me ha gustado mucho, conocemos a Circe conviviendo con ella, y acabamos admirando todo aquello de lo que es capaz. Necesitamos observarla para conocerla, y por eso somos capaces de sentir tanta empatía hacia ella. Volviendo al tema del estilo, aunque no me ha gustado especialmente, no se me ocurre tampoco otra forma mejor de conseguir esto.

Los personajes, de nuevo, están perfectamente construidos y actualizados a nuestra mirada. Cada uno aporta algo a la historia de Circe y, a la vez, al mundo que la rodea desde la distancia. Ha sido una delicia ver a Atenea, a Hermes, a las ninfas... las licencias en las fuentes, la forma de encajarlo todo en esta novela, son apasionantes. Nos arrastran por lugares comunes de la mitología clásica donde Circe es el nexo de todo ello y, a la vez, profundamente tangencial, porque lo que nos importa es el margen, Circe, cómo le afecta. Su mundo no cambia por todo lo que ocurre alrededor de Eea, pero sí cambia ella por todo lo que ocurre en el mundo.

Si tuviera que volver a leer estos dos libros, creo que comenzaría por aquí, para no llegar con unas expectativas tan altas y poder disfrutar en condiciones de una novela que se sostiene a sí misma sin apoyarse en ninguna otra y así evitar unas siempre injustas comparaciones.
Elantris (Spanish Edition) by Brandon Sanderson

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4.0

Elantris me ha sorprendido un montón. Venía de leer la saga de Nacidos de la bruma, que me recomendaron hasta la saciedad y, aunque me gustó, me dejó bastante frío. Supongo que, para mi gusto en la fantasía, había demasiada acción. El Archivo de las Tormentas, por su parte, tampoco me atraía demasiado. Pero este libro me ha reconciliado con un autor al que tenía bastante tirria.

El ritmo del libro es pausado y constante y me ha encantado cómo ha sabido llevarlo a pesar de una constricción que restringe mucho las opciones narrativas y, a la vez, obliga al autor a intentar superarla: la división de capítulos en tríadas. Cada capítulo centrado en uno de los tres protagonistas. Aunque parezca natural, construir la tensión de este modo, sobre todo cuando durante más de la mitad de Elantris las tramas no se influyen directamente aunque se entrecrucen.

Como dice Sanderson en el epílogo: las historias con personajes cándidos, amables e interesantes pesan muchísimo más antes que un sistema de magias excelente, un worldbuilding exhaustivo o una acción trepidante. Hay algo íntimo y secreto en descubrir la acción en los conflictos de los personajes y del mundo en que viven, sus tribulaciones privadas, sus diferencias y sus semejanzas... La tensión y la acción están presentes en todo el libro; la violencia, la magia, la parte fantástica, parece reservarse al final. Y sin embargo funciona sorprendentemente bien como novela de fantasía épica, y aquí volvemos a una subversión de expectativas: el conflicto es épico, las consecuencias son épicas, los héroes son épicos, clásicos, trágicos... pero la historia se desarrolla en su cotidianidad, entre chanzas, comidas, antes o después de los eventos que la aristocracia considera importantes. Es lo que está detrás del escenario lo que hace que el escenario resulte épico. Por supuesto, la "cotidianidad" representada no deja de ser la de las clases altas, y el discurso ideológico que hay detrás de esta representación es evidente.

Volviendo a los personajes, Raoden me ha recordado constantemente a una mezcla de Odiseo y Héctor: un hombre piadoso e ingenioso, con capacidad natural de liderazo porque era capaz no de ser respetado sino apreciado por sus seguidores. En su historia hay connotaciones trágicas, pero especialmente trágico es el desarrollo de Hrathen, su anagnórisis hacia el final, su orgullo castigado. Por desgracia, y sé que esto cambia en futuras novelas, un personaje tan potente y aristotélico en su concepción de la política como Sarene (el modelo de gobierno alternativo que propone en sus reuniones clandestinas es una aristocracia donde los esclavos no son menos esclavos pero "se sienten" menos esclavos), que tiene momentos brillantes, deja de brillar hacia el final del libro y acaba siendo un sucedáneo de traumas psicoanalistas por su "condición de mujer": desea ser amada, aceptada, casarse... y así
Spoileres capaz de aceptar un segundo plano inferior al de muchísimos secundarios en cuantro Raoden descubre su verdadera identidad (otro guiño a Odiseo disfrazado de mendigo)
. Los secundarios son, en general, bastante buenos, lo suficientemente simples como para ofrecer un espacio sin conflictos y lo suficientemente profundos para sorprender o mostrar algún desarrollo.

Sobre el mundo de Arelon, su magia y su malidición poco tengo que decir. En worldbuilding Sanderson es tan meticuloso y cuidadoso que hace que todo resulte natural, que el escapismo se ejecute con facilidad. No exige ningún esfuerzo por parte del lector para sumergirse en sus páginas. Lo he leído y disfrutado mucho, y no porque sea una novela trepidante, sino al revés: porque siendo fantasía épica, ha encontrado una historia, un ritmo y unos giros propios que ha hecho que sea agradable de leer, que deje un gran sabor de boca. El estilo supuestamente denso e inexperto de Sanderson respecto a sus otras novelas (gracias a los traductores que siempre se esfuerzan en embellecer las obras de los demás) no lo veo como peor sino más bien diferente. A mí, personalmente, me gusta más este estilo, tal vez menos depurado, pero más auténtico, y que lo acerca, creo, al estilo más desgarbado de Abercrombie.

En fin, supongo que seré de los pocos que digan que, si alguien quiere comenzar a leer a Sanderson, comience por aquí: autoconclusivo, interesante, ligero y una muestra de todo lo que estará por llegar.