Por más que parezca que me costó mil años terminar esta lectura, es, en realidad, una lectura bastante fácil y rápida.
Es como una versión acortada –y centrada en Argentina– de la primera parte de Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, quizá sin tanta narrativa y poética uruguaya, pero definitivamente con el toque paranaense/litoraleño de sarcasmo y palazo; desde la introducción supe que me iba a agradar mucho este autor.
Es mucha información condensada en tan poquitas páginas que sorprende que a la vez sea tan detallada, y me da curiosidad ver cómo se desarrolla el autor en el resto de libros que componen este proyecto académico de divulgación histórica. Historia que nos hace muchísima falta recordar y repensar en tiempos corrientes.
Costó, por alguna razón, pero al fin, terminé esta lectura.
Me llevó tanto tiempo acabar un libro tan cortito que no puedo decir que haya sido tan revolucionario como hubiera esperado con ese título. Sin embargo, le dio palabras a muchas ideas sobre el acto de leer, de hacer lectura, de promoverla, que yo también comparto con la autora. Otras cosas, me dejaron un mal gusto—como esa idea de época que se tenía sobre el autismo, como algo menos que humano.
Más allá de todo ello, creo que un factor recurrente en estos libros que recalcan la importancia de leer, es que, paradójico al tipo de libro, nunca hacen hincapié en la importancia de la noficción. Estoy de acuerdo que hay que darle importancia a la ficción (de calidad), a esos libros que de leerlos te generan un mundo de interrogantes y que analizarlos y rebuscar entre las líneas las distintas imágenes que el autor oculta es importante para la formación de lectores y del pensamiento crítico; pero, al fin y al cabo, si hablamos de bibliodiversidad, y de calidad, y de pensamiento crítico, y de afrontar libros "difíciles", habría que darle más espacio en estos libros a la idea de leer noficción: historia, filosofía, ciencia, sociología, política, economía, en fin, todo aquello que nos lleve de la ficción a entender la realidad de la que ésta se nutre. Para mí, la aventura de leer es como una balanza en la que de un lado hay ficción y del otro noficción, y si nunca leemos más allá de la ficción nos va a faltar una parte fundamental para la comprensión de esa ficción que refleja esa sociedad que refleja las fuerzas históricas y sociopolíticoculturales que la conmueven. Y viceversa, si nunca leemos más que noficción, la realidad puede pesarnos de más y volver la lectura un ejercicio tedioso que llegamos a rechazar.
Más reflectivo que resolutivo. Un ensayo muy interesante pero no necesariamente atrapante a pesar de su título que no me dio mucho más que el lenguaje con el que poner en palabras cosas que ya sabía.
Una lectura sin duda interesante; siempre es satisfactorio atestiguar a la transformación en el pensamiento a lo largo de los años que un autor, sobre todo un filósofo de su talle, ha de inevitablemente abarcar. Creo que lo más interesante es ver la persistencia de su defensa sobre la necesidad material e histórica de una nación judía, seguido del hecho de que en principio hace una defensa de esa necesidad en la existencia del Estado de "israel" que con los años se transforma en dura crítica, a pesar de que, desde un mismo principio —que él admite— la conformación de ese Estado haya sido a través de la violencia (colonialista europea), despojando cientos de miles de palestinos con el fin de apoderarse de sus tierras a través, necesariamente, de la limpieza étnica y la masacre, y que desde un mismo principio la base sobre la cual "israel" también de 1948 —él diferencia la "israel" de 1948 de la posterior "israel" a la que critica— obtiene su apoyo político, económico, jurídico e internacional debido a las naciones cristianas; creo yo, entonces que los "israelíes" no se "cristianizaron", sino que siempre fue "israel" un producto cristiano disfrazado de judío, y que al fin y al cabo lo que se suponía que tenían de judíos perseguidos (considerando que hacían acuerdos con líderes cristianos) lo tenían más bien de europeos perseguidores (porque al final de cuentas, eso eran, y la colonización estaba, literal y figurativamente escrita dentro del proyecto). No voy a ser aquí extensivo sobre mi opinión propia respecto al conflicto —por más notoria que sea—, pero me pregunto hoy, al 6 de enero del 2024, cuáles serían las reflexiones que haría Rozitchner sabiendo lo que sabemos gracias a las redes sociales y gracias a de más publicaciones respecto de la historiografía palestina y de historia oral sobre la verdad de la realidad de una Palestina colonizada hace tres cuartos de siglo. Ojalá, se puedan liberar tanto los palestinos como el judaísmo de la persecución a la que los somete "israel".
A pesar de mi opinión respecto a aquello, sin embargo, se pueden además encontrar en este libro escritos sobre su vivencia de la experiencia judío-argentina que son simplemente maravillosas de leer.
Otra joya de la Sosa Villada. Aunque, en verdad, todos sus escritos son bendiciones en esta realidad.
Quizá no sea escritor, y por ende no pueda opinar mucho—porque no tengo mucho para decir respecto del acto y oficio de la escritura, pero como lector, hay mucho en esta reflexión en lo que estoy de acuerdo y que lo equipararía con el acto de la lectura. A lo mejor, se cree que la lectura no es tan íntima ni solitaria como la escritura, el hacer literatura, pero creo que sí, que, como dice Camila tanto saber escribir como saber leer se complementan para ser la primera separación de la familia; a lo mejor, la lectura no es de un texto propio, pero lo que se genera en consecuencia a partir de ese acto (sentimientos, reflexiones, pensamientos, respuestas, introspecciones, etc.), sí... Me voy de tema, quiero decir: Camila cuenta aquí su encuentro con la escritura; y yo con ella, con su escritura, constantemente me reencuentro con la lectura.
¿Será que es este, junto con Las malas, uno de mis favoritos de la Camila Sosa Villada? Confirmo. Y afirmo que no lo esperaba. Después de tanta narrativa, éste y El viaje inútil, eran dos pendientes que me quedaban de ella—la poesía nunca me interesó demasiado, por ello procrastiné esta lectura, pero admito que me equivoqué al creer que sería un poemario cursi de sus (des)amores, aún sabiendo que nunca es tan sencillo con esta autora, y que siempre explícita o implícitamente hace atravesar todo lo que caracteriza sus demás obras: aparte de principalmente ser travesti, la violencia simbólica, física o sexual, los (des)amores y la familia, también están presentes —creo que más característico de sus obras temparanas— la pequeña llama encendida de perspectiva clasista, y aquí se encuentra todo de forma contundente, porque Camila tiene ese don de, en tres, cuatro líneas, desordenar el orden establecido. ¿Qué más se necesita?
No sabría ni por dónde empezar a describir esta obra; obra que vengo esperando tres años, desde que le autore (ex-profe) nos contó que en algún momento sucedería esto: su publicación.
No era, para nada, lo que esperaba. Fue muchísimo mejor. En un principio creí que, como poeta, sacaría un poemario propio (porque ahora veo en la solapa que ha colaborado en otras antologías); después, creí que el libro se desenvolvería alrededor de un tema específico; fue sobre eso pero sobre mucho más, y no faltó poesía para contarlo.
Para ser poeta de esta clase hay que ser corajudo, y corajudo no se puede escribir sin Jor.
Hay una capacidad tan productiva de crear imágenes emocionantes con meras, sencillas palabras. A lo largo de todo el libro podía ver cómo se plasmaba cada lugar, cada escena, cada sentimiento frente a mis ojos en lo que recorrían las palabras, como quien viera una pantalla, un video, una película.
Fragmentos de una vida que quisiera pensarse inimaginable pero que logra situar en el imaginario de cada lector, que logra discutir nociones dadas por hecho en el sentido común, que logra disrumpir.
Hay un aspecto en particular que para mí destaca muchísimo, y quizá sea por la carrera a la que me aboco, pero los efímeros párrafos de su experiencia con la sordedad que le autore transmite en algunas partes me llamaron mucho la atención. Una condición indudablemente importante e indivisible de su persona, pero que pareciera pasar retratado más por el lado del capacitismo patologizante (y, por ende, legitimando esa patologización) y burocrático de la sociedad --que, desde luego, afecta-- que por el hecho de percibirse parte de aquella comunidad: la Comunidad Sorda; de pensarse Sorda socioculturalmente. Una curiosidad, nada más, para mí, que soy estudiante de Sordos...
Y no puedo no destacar el honor que me produce estar nombrado en los agradecimientos, porque si alguien debería dar gracias, soy yo. Gracias, Profe.
Una lectura quizá extraño dentro de lo que suelen ser mis hábitos lectores; he de admitir que nunca me había interesado previamente la matemática: este libro, con su sencillísimo y fácilmente entendible lenguaje da indicios de cuáles sean los porqués. Un libro del cual creo que mucha gente reacia a la matemática se beneficiaria. Quizá haya tenido mis complicaciones, vale aclarar que es una lectura dirigida a un público universitario, que ya tiene de por sí conocimientos matemáticos un poquito más avanzados que los míos, y por ende hubo partes que realmente me costaba entender, de los que no tenía realmente conocimientos previos como para poder comprender. Además, era muy dinámica, muy dialóguica la forma de presentar los puntos de la autora; mas no pude participar de los renglones de síntesis, las consignas o los cuadros y gráficos a completar por estar leyéndolo en forma digital, de forma que no practiqué donde la autora pretendía que lo haga (aunque muchos tampoco los entendiera, o no supiera qué agregar). Más allá de todo eso, sí disfruté Claves de la Matemática desde un principio y, sinceramente, hasta el final. Espero que mi empresa por (re)aprender matemáticas de sus frutos, teniendo ahora en cuenta las cosas que este libro me ha dado para pensar.
Un libro chiquito pero potente. Lo compré en un principio por ser la edición más barata que había del texto de Marx, Sobre La cuestión judía, pero el resto de textos aquí seleccionados fueron a su vez de sumo interés e importancia. Tanto que a Marx se lo tacha de anticuado o de que sus textos se han quedado en el tiempo, y yo me pregunto, ¿realmente, cuán anticuado y bárbaro sigue siendo el capitalismo que Marx hace casi doscientos años reflexionaba sobre los problemas que hoy aún acontecen?
Por otra parte, no se entiende de quiénes se queja el editor cuando habla del "marxismo oficial" o los "sucesores del marxismo" que "tergiversaron el marxismo"; parecen molestarles todas los movimientos históricamente marxistas y revolucionarios, y sin embargo se alude marxista... Varias veces me pregunté, leyendo sus comentarios y aportes, qué tipo de Lenin conceptualiza o a qué marxista leninista habrá leído que haya "tergiversado" a Marx y haya vuelto al socialismo una suerte de "estatismo" enfocado en la "economía nacional", cuando en su obra más célebre Lenin hacía hincapié en las teorías del Estado que Marx aquí desarrollaba; dicho sea de paso, me parece que se confunde el editor cuando entiende por economía nacional capitalista (lo que Marx critica) lo mismo que una economía nacional socialista supuso o supondría... El desarrollo del socialismo en un mundo que pretende ser unipolarmente capitalista no se puede desarrollar en un vacío aislado respecto del resto del mundo tan economizado. Por último, ni hablemos de lo que debe entender por "guevarista, castrista, estalinista" porque desde ya sé que es cualquier cosa.
Podría haber terminado este libro antes, sí, e irónicamente había un pasaje en el mismo sobre la procrastinación y la postergación del placer, o la felicidad. Pero en fin, hoy, el día en que finalmente termino esta lectura, es un día de política e infelicidad, que parece ser una pareja más común que aquella de política y felicidad que se analiza en el libro.
En un principio tuve la esperanza de que este libro fuese un cinco estrellas de principio a fin, se lo recomendé an todo el mundo, y sigo creyendo que es una lectura increíblemente interesante que aporta mucho a la forma de pensar la historia de la filosofía, la política y la felicidad, junto a todo lo que eso implica y nos suele interpelar cotidianamente. Mas, no soy particularmente dotado en el campo del psicoanálisis y el uso de éste como método de análisis de la filosofía y su historia, me causó varias complicaciones, especialmente en el capítulo de Kant, pero también un poco en el de Hobbes y el de Spinoza; por ello, creo que no pude rescatar del todo lo que la autora quería relegar a través de este estudio y me quedé con una cierta incompletud, a pesar de que en general logré entender el progreso de la relación entre política y felicidad y las ideas generales que cada autor analizado o alegoría utilizada buscaba reflexionar sobre la sociedad, la política, ética, justicia, los placeres y dolores, etc. La conclusión, por supuesto, fue una gran ayuda para recapitular todo esto tras haberme perdido entre tanto psicoanálisis.
Como digo, una lectura que sinceramente recomiendo porque es verdaderamente muy, muy interesante. Pero, recomendaría tener conocimientos sobre teorías freudianas o la escuela lacaniana, etc., sobre psicoanálisis.