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Aunque tiene algunos ligerísimos baches en la estructura narrativa (un par de conflictos que se resuelven fácilmente), esta lectura me resultó amena, jovial y, sobre todo, humana. Además, siendo extranjero, siento que he aprendido mucho sobre la juventud venezolana. Sus formas de hablar, de interactuar entre ellos, de enfrentarse a un país atrapado por una dictadura. Si bien es cierto que el habla es bastante local, no tuve ningún problema al momento de entender lo que los personajes decían y, de hecho, creo que ya hasta me aprendí algunas palabras venezolanas para cuando vuelva a visitar ese país. Por otro lado, se refleja bastante el modus operandi de la ideología chavista a través de los ciudadanos de a pie y eso me pareció sumamente interesante, pues se habla de los camisasrojas, de los opositores al partido y de sus aliados. Sin embargo, el libro no es moralista ni intenta darnos una lección política, todo está engranado a la perfección para que acompañe a la historia central sin robarle protagonismo. Y el final… Ufff, sumamente conmovedor, una bofetada de sentimientos. Quedé con el corazón chiquito, pero el alma más grande. Una verdadera delicia haber descubierto este libro.
No son cinco estrellas reales, porque no sé si las merece. Son cinco estrellas (papá) de nostalgia.
La voz de Eugenia se siente lograda (aunque me cae mal), a pesar de los momentos en los que se ve a leguas que la escribió un hombre. El estilo narrativo me pareció un poco fracturado, pero tiene sentido si lo ves como un retrato personal, casi un diario, escrito por una chama de diecisiete.
Si lo hubiese leido ante de irme me identificaría más, pero creo que hoy estoy menos molesta con Venezuela (aunque no sé si eso es verdad todos los días).
Me recordó el miedo que le tengo a olvidar (no puede ser más irónico), que siento que pasé tanto tiempo viendo hacia afuera que nunca sentí como debería, que amé la vida que tuve pero que a Venezuela nunca la pensé activamente, como más que un escenario desafortunado, que nunca aprendí a amarla, que no sé encontrarme dentro de mi venezolanidad, que la mayoría del tiempo me negué (y niego) a intentar.
Sánchez Rugeles escribe en las digresiones y enmiendas de la edición que leí que su "trabajo literario es la lectura singular de un país que no entiendo. En mis novelas, procuro formular preguntas a las que sé que brindaré respuestas erróneas e inconclusas". A lo mejor esa es la única relación que se puede tener con Venezuela, "un país que se ha acostumbrado a que su historia es un derrumbe", o por lo menos siendo parte de una generación "cuyo destino está en otra parte", o por lo menos hoy inventándome la vida en Argentina. No sé. Sigue corriendo el tiempo en estos 24 años de no saber.
La voz de Eugenia se siente lograda (aunque me cae mal), a pesar de los momentos en los que se ve a leguas que la escribió un hombre. El estilo narrativo me pareció un poco fracturado, pero tiene sentido si lo ves como un retrato personal, casi un diario, escrito por una chama de diecisiete.
Si lo hubiese leido ante de irme me identificaría más, pero creo que hoy estoy menos molesta con Venezuela (aunque no sé si eso es verdad todos los días).
Me recordó el miedo que le tengo a olvidar (no puede ser más irónico), que siento que pasé tanto tiempo viendo hacia afuera que nunca sentí como debería, que amé la vida que tuve pero que a Venezuela nunca la pensé activamente, como más que un escenario desafortunado, que nunca aprendí a amarla, que no sé encontrarme dentro de mi venezolanidad, que la mayoría del tiempo me negué (y niego) a intentar.
Sánchez Rugeles escribe en las digresiones y enmiendas de la edición que leí que su "trabajo literario es la lectura singular de un país que no entiendo. En mis novelas, procuro formular preguntas a las que sé que brindaré respuestas erróneas e inconclusas". A lo mejor esa es la única relación que se puede tener con Venezuela, "un país que se ha acostumbrado a que su historia es un derrumbe", o por lo menos siendo parte de una generación "cuyo destino está en otra parte", o por lo menos hoy inventándome la vida en Argentina. No sé. Sigue corriendo el tiempo en estos 24 años de no saber.
La verdad no quise tanto a Luis Tévez como se supone que había que quererlo, ni odié tanto a Eugenia como se lo merecía después de las estupideces que pensaba.
"Sí -agregó con petulancia- me imagino que son grandes poetas. El Canto del Loco debe ser el movimiento beat del siglo XXI; seguramente son los dadaístas del nuevo milenio".
Siento que conocer "Peter Pan" y tenerla en la lista de mis canciones favoritas fue una de las mejores partes de la experiencia de leer este libro, y quizás eso no es tan bueno como parece. Quizás alguien que no conociera la canción no habría conectado tan bien con la gran parte de la historia en la que se ve involucrada. (AUNQUE CASI QUE TODA LA LETRA APAREZCA AHÍ ESCRITA.)
Nunca había leído a Eduardo Sánchez Rugeles y ahora, después de hacerlo, siento que puedo escribir todos los libros que me de la gana, porque él lo hace parecer la cosa más fácil y chévere del mundo. Este libro tiene tantas venezolanidades que estoy segura que, para alguien que nunca haya venido a nuestro país, sería imposible de entender. Y eso me encantó. Me hizo sentir privilegiada de compartir nacionalidad con él; porque sí, escribió millones de groserías y cochinadas en esas páginas, pero eso es, en gran parte, lo que es la gente de aquí.
"El sudor se empozaba en mi espalda; la parte de atrás del sostén parecía una bolsita de Farmatodo enredada en una alcantarilla."
A veces, como en esa frase, me parecía que estaba trying too hard de recordarnos lo venezolano que es. Pero ya que, igual me encantó, así somos aquí.
"Sus dedos rodaban por el iPod mientras gritaba cosas como '¡Que vaina tan arrecha, Eugenia!, ¡que de pinga!' Luego pulsaba play, sacaba la cabeza por la ventana y, como una Heidi con problemas de identidad sexual, le cantaba a la montaña."
Lo mejor de todo: Vadier. Mientras lo leía sentía que estaba escuchándolo hablar en la sala de mi casa.
Ojalá no hubiese leído las últimas 20 páginas. Esta historia no se merecía un final así, como de novela grabada en Miami con actores venezolanos.
"Sí -agregó con petulancia- me imagino que son grandes poetas. El Canto del Loco debe ser el movimiento beat del siglo XXI; seguramente son los dadaístas del nuevo milenio".
Siento que conocer "Peter Pan" y tenerla en la lista de mis canciones favoritas fue una de las mejores partes de la experiencia de leer este libro, y quizás eso no es tan bueno como parece. Quizás alguien que no conociera la canción no habría conectado tan bien con la gran parte de la historia en la que se ve involucrada. (AUNQUE CASI QUE TODA LA LETRA APAREZCA AHÍ ESCRITA.)
Nunca había leído a Eduardo Sánchez Rugeles y ahora, después de hacerlo, siento que puedo escribir todos los libros que me de la gana, porque él lo hace parecer la cosa más fácil y chévere del mundo. Este libro tiene tantas venezolanidades que estoy segura que, para alguien que nunca haya venido a nuestro país, sería imposible de entender. Y eso me encantó. Me hizo sentir privilegiada de compartir nacionalidad con él; porque sí, escribió millones de groserías y cochinadas en esas páginas, pero eso es, en gran parte, lo que es la gente de aquí.
"El sudor se empozaba en mi espalda; la parte de atrás del sostén parecía una bolsita de Farmatodo enredada en una alcantarilla."
A veces, como en esa frase, me parecía que estaba trying too hard de recordarnos lo venezolano que es. Pero ya que, igual me encantó, así somos aquí.
"Sus dedos rodaban por el iPod mientras gritaba cosas como '¡Que vaina tan arrecha, Eugenia!, ¡que de pinga!' Luego pulsaba play, sacaba la cabeza por la ventana y, como una Heidi con problemas de identidad sexual, le cantaba a la montaña."
Lo mejor de todo: Vadier. Mientras lo leía sentía que estaba escuchándolo hablar en la sala de mi casa.
Ojalá no hubiese leído las últimas 20 páginas. Esta historia no se merecía un final así, como de novela grabada en Miami con actores venezolanos.
Estoy feliz con este libro. Es el primer (¿único?) young-adult venezolano que leo, idea que me ponía un tanto nerviosa al principio, no sabía qué esperar. Y resultó que me encantó.
Primero que nada, es un libro graciosísimo, me reía a carcajadas con las ocurrencias de estos personajes, sobre todo con Vadier (lo mejor de este libro). Cuando el autor nos presentó a los amigos y familiares de Luis Tévez se me hicieron bastante excéntricos, pintorescos, recuerdo haber pensando "Bueno, ellos están aquí pero no creo que sean tan importantes para la trama". Me sorprendió cómo los integró, especialmente a los amigos, además del character development que hubo en cada uno, tomando en cuenta que no necesitó colocarnos páginas y páginas para explicárnoslo, con sutiles comentarios o hechos pequeños lo demostró. ¡Genio!
También me hizo darme cuenta (un poco más) de lo mucho que cambia Venezuela, cada año que pasa hace que parezcan países diferentes. Lo digo por la "facilidad" con la que compraban comida, cosa que hoy en día es un poco difícil de hacer (Este comentario me hizo sentir bastante pobre), o la relativa tranquilidad con la que viajaban o pagaban un hotel. Sin embargo, es venezolanísimo, las expresiones, el contexto, cómo es el venezolano en realidad; con sus inventos, chistes que podrían considerarse una grave ofensa en otro país, y cómo no, con la maldición chavista. (Cabe destacar que las alusiones son importantes, no las colocó como algo dramático, pero tampoco las omitió. Fue como: Esas vallas asquerosas están ahí, dañándole la retina a la gente pero no haré un drama sobre esto.) Creo que para alguien extranjero sería un poco difícil comprenderlo.
Saliendo un poco del punto venezolano, y entrando a la zona ya, creo que Luis Tévez es significativo. Me explico, normalmente en estos libros los co-protagonistas suelen ser... bastante flawless, es decir, tienen sus desacuerdos, malas decisiones, pero al final del día son unos héroes, guapos y atrevidos. Luis Tévez (me gusta decir Luis Tévez) no, un muchacho mayorcito en bachillerato, con ansiedad social (epa, fact importante) y, honestamente, inútil. Casi podía escuchar a George Harris diciendo Inútil 1, inútil 2, en más de un par de veces en el libro.
Entre sus agridulces está que no romantizó la historia, ni a los personajes, ni al país, hecho que me gustó y la vez no. O sea, si tenía que decir que era un simple pueblo o que las cosas de acá no servían para nada, lo colocaba "sin pelos en la lengua" y está bien, porque es cierto. Pero cuando mencionó a la naturaleza tan a la ligera, dio dolor, esta tierra no tiene la culpa de que nosotros estemos sobre ella. Habían algunos saltos en la línea narrativa que me confundían un poco.
No es un libro inspirador, no vas a cerrarlo pensando "Te amo Venezuela". En general es un libro excelente, con muchas locuras, te vas a reír, te vas a molestar, vas a mentarle la madre (por enésima vez) al gobierno, hasta vas a filosofar acerca de la jerga venezolana. Como plus, soy bastante fan de los agradecimientos no convencionales y este se las trae. (¡No los ignoren!) También tengo una pregunta (un poco spoiler), ¿cómo Eugenia no salió embarazada?
Pd: Me gustó hacer esta reseña "nacionalista", ojalá pudiera hacer más. Todos juntos por literatura venezolana actual sin política, ni malandros.
Primero que nada, es un libro graciosísimo, me reía a carcajadas con las ocurrencias de estos personajes, sobre todo con Vadier (lo mejor de este libro). Cuando el autor nos presentó a los amigos y familiares de Luis Tévez se me hicieron bastante excéntricos, pintorescos, recuerdo haber pensando "Bueno, ellos están aquí pero no creo que sean tan importantes para la trama". Me sorprendió cómo los integró, especialmente a los amigos, además del character development que hubo en cada uno, tomando en cuenta que no necesitó colocarnos páginas y páginas para explicárnoslo, con sutiles comentarios o hechos pequeños lo demostró. ¡Genio!
También me hizo darme cuenta (un poco más) de lo mucho que cambia Venezuela, cada año que pasa hace que parezcan países diferentes. Lo digo por la "facilidad" con la que compraban comida, cosa que hoy en día es un poco difícil de hacer (Este comentario me hizo sentir bastante pobre), o la relativa tranquilidad con la que viajaban o pagaban un hotel. Sin embargo, es venezolanísimo, las expresiones, el contexto, cómo es el venezolano en realidad; con sus inventos, chistes que podrían considerarse una grave ofensa en otro país, y cómo no, con la maldición chavista. (Cabe destacar que las alusiones son importantes, no las colocó como algo dramático, pero tampoco las omitió. Fue como: Esas vallas asquerosas están ahí, dañándole la retina a la gente pero no haré un drama sobre esto.) Creo que para alguien extranjero sería un poco difícil comprenderlo.
Saliendo un poco del punto venezolano, y entrando a la zona ya, creo que Luis Tévez es significativo. Me explico, normalmente en estos libros los co-protagonistas suelen ser... bastante flawless, es decir, tienen sus desacuerdos, malas decisiones, pero al final del día son unos héroes, guapos y atrevidos. Luis Tévez (me gusta decir Luis Tévez) no, un muchacho mayorcito en bachillerato, con ansiedad social (epa, fact importante) y, honestamente, inútil. Casi podía escuchar a George Harris diciendo Inútil 1, inútil 2, en más de un par de veces en el libro.
Entre sus agridulces está que no romantizó la historia, ni a los personajes, ni al país, hecho que me gustó y la vez no. O sea, si tenía que decir que era un simple pueblo o que las cosas de acá no servían para nada, lo colocaba "sin pelos en la lengua" y está bien, porque es cierto. Pero cuando mencionó a la naturaleza tan a la ligera, dio dolor, esta tierra no tiene la culpa de que nosotros estemos sobre ella. Habían algunos saltos en la línea narrativa que me confundían un poco.
No es un libro inspirador, no vas a cerrarlo pensando "Te amo Venezuela". En general es un libro excelente, con muchas locuras, te vas a reír, te vas a molestar, vas a mentarle la madre (por enésima vez) al gobierno, hasta vas a filosofar acerca de la jerga venezolana. Como plus, soy bastante fan de los agradecimientos no convencionales y este se las trae. (¡No los ignoren!) También tengo una pregunta (un poco spoiler), ¿cómo Eugenia no salió embarazada?
Pd: Me gustó hacer esta reseña "nacionalista", ojalá pudiera hacer más. Todos juntos por literatura venezolana actual sin política, ni malandros.
Definitivamente un libro genial, que me sacó carcajadas, me hizo molestar, y me conmovió, con personajes hilarantes y profundos muy a su manera, creo nunca había leído un libro de un autor venezolano, fue una experiencia interesante.
At first, the English in this book felt a little clumsy; that seemed natural since it's been translated, but it didnt deter me from reading. As the story unfolded I found the characters extremely relatable, and my favorite part was the dialogue. I love how these characters interacted with one another.
Sure there was a small slow section in the middle, but after that I was hooked into Luis, Eugenia, Vadier and the rest of them. I looked up the songs as I read and lived in the moments with them while the story became profound. I wasn't sure how I was going to rate this book because of the odd English and the boring section but by the end, all I could do was relate and cry.
The characters feel real, the emotions run deep and the story is engaging so this book earned a 5 star rating from me.
Sure there was a small slow section in the middle, but after that I was hooked into Luis, Eugenia, Vadier and the rest of them. I looked up the songs as I read and lived in the moments with them while the story became profound. I wasn't sure how I was going to rate this book because of the odd English and the boring section but by the end, all I could do was relate and cry.
The characters feel real, the emotions run deep and the story is engaging so this book earned a 5 star rating from me.
Dada mi historia personal con este libro, siento que le debo una buena reseña, pero quedaré debiendo, al menos por ahora.
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Más de un día después de haberlo terminado, sigo teniendo una sensación rara, como pesada, y no estoy muy clara de cómo me siento realmente con este librito, pero haré un esfuerzo por dar una reseña sincera.
La primera vez que me enteré de que este libro existía fue en un propedéutico. Yo estaba pasando de cuarto a quinto año, tendría 16 años. Nos hicieron leer un extracto del libro para algo de lenguaje y quedé encantada. Sentí que lo habían escrito para mí. Desde entonces lo había estado buscando. Vale, tampoco es que fue una búsqueda exhaustiva, pero sí le tenía el ojo puesto y nada que aparecía el pana, hasta que se me ocurrió ver si estaba en mercado libre, y sí. Ya tenía como 19 años. Imagínense. Suena gafo, pero para mí es como si hubieran pasado miles de años.
Total que lo compré hace un año, creo, pero finalmente decidí leerlo ahora casi por obligación. Le di largas al asunto por infinidad de razones: ¿y si no me gusta? ¿y si es una mierda? ¿y si esto era para mi yo carajita y ya pasó ese tren y perdí los riales? Pero al fin logré hincarle el diente a la cosa y, si bien no creo poder decir que me arrepiento de no haberlo empezado antes, sí estoy muy feliz de haberlo leído y de haberlo comprado. No creo que esté entre mis favoritos, pero estoy segura de que volveré a él más de una vez.
¿Lo estás leyendo? Esa vaina es como la versión literaria de Caracas Ciudad de Despedidas
Comentario de un amigo cuando le comenté que estaba leyendo Blue Label. No estoy en desacuerdo.
Eugenia Blanc: inmamable. Mi primera impresión de ella fue que se nota a leguas que a esa chama la escribió un hombre. Siempre se nota. La ejecución no estuvo mal, sin embargo, y cuando uno se acostumbra a sus comentarios de cotufa, hasta cae bien. Es tolerable, pues. Pero coño, qué tipa tan snowflake y fastidiosa. Creo que lo que más me obstinaba de ella era que me recordaba mucho a mí. Una vez me dijeron que yo era como un velero a la deriva. Creo que eso la describe bien. Como yo, está perdida en el espacio. Como yo, todo lo juzga. Como yo, quiere largarse de esta mierda y no volver jamás. Es molesto verse uno reflejado en un personaje tan detestable.
Sobre los otros personajes no tengo mucho que decir. Me gustaron. No los amé, pero me cayeron bien en su mayoría, y me encantó que, si bien eran personalidades imposibles, improbables, también tenían una humanidad y una fragilidad muy sinceras y palpables. Tipo, yo sé que jamás en la vida voy a encontrarme con un grupo de gente así, pero se sentían reales. Todo lo que sucedía se sentía real, la verdad. Llegó un punto en que olvidé que lo que estaba leyendo era una obra de mera ficción, y por eso las cosas me dolieron como me dolieron.
No hay nada más sabroso que un buen road trip. De hecho, no hay tal cosa como un mal road trip. I'm a sucker for road trips. Si se trata de un road trip, lo más probable es que me guste. Este libro, evidentemente, no es la excepción. Incluso tenía un soundtrack (no muy bueno, pero esa es mi opinión). Y, aunque este fue un road trip "chimbín" (en el sentido de que, por lo general, los paisajes tienen un papel fundamental en la historia, mientras que aquí apenas se les menciona cuando hace falta, y se hace en un tono medio despectivo), me lo vacilé de pies a cabeza. Sexo, curda, musiquita, nuevos amigos. Esos son, más o menos, los cuatro pilares de un road trip bien hecho, así que podemos decir que Blue Label superó la prueba.
Algo que no me sacudo de encima es esa sensación medio pesada que transmitía la historia de que algo malo va a pasar, que hay que estar alerta, que tenía que saborear bien los buenos momentos porque todo se iba a ir a la mierda, como en efecto lo hizo. Mentiría si dijera que muchas veces sentía como mariposas en el estómago, como un nerviosismo extraño. Este libro cargaba encima una atmósfera gris, y eso en sí mismo es algo muy valioso. Me hizo sentir. Me hizo llorar. Me hizo pensar. Coño, qué vaina tan fea ese amor imposible que sentí en mi interior, como si me estuviera pasando a mí.
No estoy muy acostumbrada a leer latam, pero le estoy agarrando el gustico. Sobre todo a la venezolana. Después de leer tantas historias gringas con las que no me termino de identificar, por mucho que me gusten, es refrescante sumergirme en una historia que acontece en mi ciudad, en mi país, en mi tiempo. La literatura latinoamericana tiene un algo que no he encontrado en otra parte. No es que yo sea una letrada, pero en serio tiene una honestidad y una simplicidad muy especiales. Todo es un drama y todo es una tragedia, y eso puede ser cansino, pero los autores latinos tienen una forma de expresarse tan linda y sencilla y romántica sin ser romántica. No se caen a cuentos, los personajes no suelen ser ni ricos, ni bellos, ni gran vaina; de hecho, les saltan los defectos, y eso, creo forma parte de la esencia del encanto.
Como decía, le estoy agarrando el swing a leer cosas made in venezuela porque es fino entender plenamente, ver bien todos (bueno, casi todos) los lugares que aparecen en la historia, sentir que de verdad soy parte de ella, y no una mera observadora.
Hablando ahora de lo técnico, me llamó la atención el excesivo uso de palabras en inglés en esta historia. O sea, yo entiendo. El autor quiso resaltar la sifrinería de los personajes, supongo que ese contraste entre lo que son y lo que pretenden ser. Ok, yo entiendo que Luis & Co. eran una banda de hipsters, pero quién coño dice cosas como "happening". Además, cuesta creer que una chama que se nota que no habla inglés y que no sabe ni quiénes son los Rolling Stones, use palabras como "disgusting" o "bluff". O sea, yo le meto al spanglish todo el día, todos los días, y de verdad no recuerdo haber usado la palabra "bluff" en mi vida. Me pareció un poco pretencioso todo ese tema, pero, por otro lado, fue sabroso leer tantos coloquialismos y groserías sin tapujos.
Muchos se quejan del final, y con toda razón. Qué vaina tan mayamera y ridícula. Sin embargo, me leí mi vaina con un nudito en la garganta y, sinceramente, aunque pienso que pudo ser otra cosa, no me molestó en lo absoluto.
Ya para terminar, que me estoy extendiendo mucho, quiero mencionar que leí la versión corregida por el autor, quien hizo un pequeño apartado extra donde habla de la novela y aclara varias cosas, entre ellas que realmente no hizo muchas correcciones. Sin embargo, me encantaría leer la versión original. Sin embargo, la versión corregida trae un prólogo escrito por no recuerdo quién (y me da fastidio averiguarlo) que me dejó una frase que, según yo, resume muy bien lo que es Blue Label/Etiqueta Azul. Dice algo como que este es un libro sobre una generación sobre la que no se ha escrito y que huye de una cultura que ni siquiera conoce.
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Más de un día después de haberlo terminado, sigo teniendo una sensación rara, como pesada, y no estoy muy clara de cómo me siento realmente con este librito, pero haré un esfuerzo por dar una reseña sincera.
La primera vez que me enteré de que este libro existía fue en un propedéutico. Yo estaba pasando de cuarto a quinto año, tendría 16 años. Nos hicieron leer un extracto del libro para algo de lenguaje y quedé encantada. Sentí que lo habían escrito para mí. Desde entonces lo había estado buscando. Vale, tampoco es que fue una búsqueda exhaustiva, pero sí le tenía el ojo puesto y nada que aparecía el pana, hasta que se me ocurrió ver si estaba en mercado libre, y sí. Ya tenía como 19 años. Imagínense. Suena gafo, pero para mí es como si hubieran pasado miles de años.
Total que lo compré hace un año, creo, pero finalmente decidí leerlo ahora casi por obligación. Le di largas al asunto por infinidad de razones: ¿y si no me gusta? ¿y si es una mierda? ¿y si esto era para mi yo carajita y ya pasó ese tren y perdí los riales? Pero al fin logré hincarle el diente a la cosa y, si bien no creo poder decir que me arrepiento de no haberlo empezado antes, sí estoy muy feliz de haberlo leído y de haberlo comprado. No creo que esté entre mis favoritos, pero estoy segura de que volveré a él más de una vez.
¿Lo estás leyendo? Esa vaina es como la versión literaria de Caracas Ciudad de Despedidas
Comentario de un amigo cuando le comenté que estaba leyendo Blue Label. No estoy en desacuerdo.
Eugenia Blanc: inmamable. Mi primera impresión de ella fue que se nota a leguas que a esa chama la escribió un hombre. Siempre se nota. La ejecución no estuvo mal, sin embargo, y cuando uno se acostumbra a sus comentarios de cotufa, hasta cae bien. Es tolerable, pues. Pero coño, qué tipa tan snowflake y fastidiosa. Creo que lo que más me obstinaba de ella era que me recordaba mucho a mí. Una vez me dijeron que yo era como un velero a la deriva. Creo que eso la describe bien. Como yo, está perdida en el espacio. Como yo, todo lo juzga. Como yo, quiere largarse de esta mierda y no volver jamás. Es molesto verse uno reflejado en un personaje tan detestable.
Sobre los otros personajes no tengo mucho que decir. Me gustaron. No los amé, pero me cayeron bien en su mayoría, y me encantó que, si bien eran personalidades imposibles, improbables, también tenían una humanidad y una fragilidad muy sinceras y palpables. Tipo, yo sé que jamás en la vida voy a encontrarme con un grupo de gente así, pero se sentían reales. Todo lo que sucedía se sentía real, la verdad. Llegó un punto en que olvidé que lo que estaba leyendo era una obra de mera ficción, y por eso las cosas me dolieron como me dolieron.
No hay nada más sabroso que un buen road trip. De hecho, no hay tal cosa como un mal road trip. I'm a sucker for road trips. Si se trata de un road trip, lo más probable es que me guste. Este libro, evidentemente, no es la excepción. Incluso tenía un soundtrack (no muy bueno, pero esa es mi opinión). Y, aunque este fue un road trip "chimbín" (en el sentido de que, por lo general, los paisajes tienen un papel fundamental en la historia, mientras que aquí apenas se les menciona cuando hace falta, y se hace en un tono medio despectivo), me lo vacilé de pies a cabeza. Sexo, curda, musiquita, nuevos amigos. Esos son, más o menos, los cuatro pilares de un road trip bien hecho, así que podemos decir que Blue Label superó la prueba.
Algo que no me sacudo de encima es esa sensación medio pesada que transmitía la historia de que algo malo va a pasar, que hay que estar alerta, que tenía que saborear bien los buenos momentos porque todo se iba a ir a la mierda, como en efecto lo hizo. Mentiría si dijera que muchas veces sentía como mariposas en el estómago, como un nerviosismo extraño. Este libro cargaba encima una atmósfera gris, y eso en sí mismo es algo muy valioso. Me hizo sentir. Me hizo llorar. Me hizo pensar. Coño, qué vaina tan fea ese amor imposible que sentí en mi interior, como si me estuviera pasando a mí.
No estoy muy acostumbrada a leer latam, pero le estoy agarrando el gustico. Sobre todo a la venezolana. Después de leer tantas historias gringas con las que no me termino de identificar, por mucho que me gusten, es refrescante sumergirme en una historia que acontece en mi ciudad, en mi país, en mi tiempo. La literatura latinoamericana tiene un algo que no he encontrado en otra parte. No es que yo sea una letrada, pero en serio tiene una honestidad y una simplicidad muy especiales. Todo es un drama y todo es una tragedia, y eso puede ser cansino, pero los autores latinos tienen una forma de expresarse tan linda y sencilla y romántica sin ser romántica. No se caen a cuentos, los personajes no suelen ser ni ricos, ni bellos, ni gran vaina; de hecho, les saltan los defectos, y eso, creo forma parte de la esencia del encanto.
Como decía, le estoy agarrando el swing a leer cosas made in venezuela porque es fino entender plenamente, ver bien todos (bueno, casi todos) los lugares que aparecen en la historia, sentir que de verdad soy parte de ella, y no una mera observadora.
Hablando ahora de lo técnico, me llamó la atención el excesivo uso de palabras en inglés en esta historia. O sea, yo entiendo. El autor quiso resaltar la sifrinería de los personajes, supongo que ese contraste entre lo que son y lo que pretenden ser. Ok, yo entiendo que Luis & Co. eran una banda de hipsters, pero quién coño dice cosas como "happening". Además, cuesta creer que una chama que se nota que no habla inglés y que no sabe ni quiénes son los Rolling Stones, use palabras como "disgusting" o "bluff". O sea, yo le meto al spanglish todo el día, todos los días, y de verdad no recuerdo haber usado la palabra "bluff" en mi vida. Me pareció un poco pretencioso todo ese tema, pero, por otro lado, fue sabroso leer tantos coloquialismos y groserías sin tapujos.
Muchos se quejan del final, y con toda razón. Qué vaina tan mayamera y ridícula. Sin embargo, me leí mi vaina con un nudito en la garganta y, sinceramente, aunque pienso que pudo ser otra cosa, no me molestó en lo absoluto.
Ya para terminar, que me estoy extendiendo mucho, quiero mencionar que leí la versión corregida por el autor, quien hizo un pequeño apartado extra donde habla de la novela y aclara varias cosas, entre ellas que realmente no hizo muchas correcciones. Sin embargo, me encantaría leer la versión original. Sin embargo, la versión corregida trae un prólogo escrito por no recuerdo quién (y me da fastidio averiguarlo) que me dejó una frase que, según yo, resume muy bien lo que es Blue Label/Etiqueta Azul. Dice algo como que este es un libro sobre una generación sobre la que no se ha escrito y que huye de una cultura que ni siquiera conoce.
Al igual que muchas personas que comentaron sobre esta novela, debo decir que al principio me pareció superficial, vaga, una lectura muy ligera, me recordó mucho a las novelas coming-of-age de John Green. OJO. Esto no quiere decir que eso me molestara. La tomé como una lectura fresca y agradable, disfrutaba mucho tomar un break y leerla. Sin embargo, a medida que va avanzando el libro, toma mucha más seriedad. El contexto de los personas y su evolución es más seria. Cuando logras conocer a Eugenia y a Luis, ya estás atrapado. Es pertinente decir que realmente sí representa la frustración que siente la mayoría de los adolescentes de clase media del país. O simplemente puedo hablar por mí y todos los grupos de amigos que he conocido. Esa urgencia de largarse, y al mismo tiempo de empezar a vivir, experimentar, es fundamental y lo comparto con Eugenia.
Blue Label / Etiqueta Azul me dejó, personalmente, una gran nostalgia por los buenos momentos y por las oportunidades que como jóvenes tenemos.
Creo que no se debe descartar, no se debe pasar por alto, y si se es adolescente en Venezuela, recomiendo leerla.
Blue Label / Etiqueta Azul me dejó, personalmente, una gran nostalgia por los buenos momentos y por las oportunidades que como jóvenes tenemos.
Creo que no se debe descartar, no se debe pasar por alto, y si se es adolescente en Venezuela, recomiendo leerla.
adventurous
challenging
dark
emotional
funny
mysterious
sad
tense
fast-paced
Plot or Character Driven:
Character
Strong character development:
Yes
Loveable characters:
Yes
Diverse cast of characters:
Complicated
Flaws of characters a main focus:
Yes
Graphic: Cancer, Cursing, Death, Gun violence, Mental illness, Sexual content, Suicidal thoughts, Suicide, Terminal illness, Medical content, Grief, Suicide attempt, Alcohol
Minor: Ableism, Addiction, Biphobia, Drug use, Infidelity
Al principio, quise desestimar este libro con un "ves, esto lo podría haber escrito yo sin rollo", pero sabía que era motivado por la envidia. ESR hizo, con extrema habilidad y convicción, lo que yo aún lucho enconadamente por lograr: crear en su heroína, Eugenia Blanc, un personaje femenino real, de sangre y hueso. Yo he conocido a Eugenia, le di clases de inglés, se burló de mí en bachillerato. Eduardo me hizo añorar mi adolescencia, soñar por volver a ella y vivirlas aventuras que no viví. La sola razón por la que le doy cuatro estrellas y no cinco es porque a veces no entendía las largas exposiciones, aparentemente sin objetivo. A lo mejor a la segunda... (Y sí, estaba escuchando "Visions of Johanna" mientras escribía esta reseña.)