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RETROSPECTIVA INIO ASANO #4
La vida... La vida no está tan mal. Cuando uno está vivo, tarde o temprano le ocurre algo bueno. Sé que suena a consuelo vacío... En realidad, pienso que en este mundo hay muchísima maldad. Sin embargo... estoy seguro de que la buena fortuna y la bondad ajena se encuentran ocultas muy cerca de ti. ¿No crees? Al menos, esto es seguro: el amanecer llega a todos por igual. Obtener algo de eso depende solo de ti.
La esperanza es aquello que impulsa al ser humano. Esperanza de obtener un mejor trabajo, esperanza de encontrar el amor, esperanza de sobrevivir a las inclemencias de la vida, esperanza de salir del atolladero... Esperanzas todas que se condensan en una sola palabra: felicidad. La sociedad contemporánea, esta era de la globalización, es la sociedad del ansia, donde una distracción se sustituye por otra con el objetivo de amenizar nuestro paso por la vida. Los pasatiempos, en el sentido más etimológico de la palabra, son juegos vacíos que tienden a crear adicción y alienarnos de manera irónicamente comunitaria del resto. Entonces, en una época donde se premia la distracción, ¿dónde encajan aquellos que la repudian o que buscan salirse de los márgenes de lo socialmente aceptable? Esta es la tesis que, en última instancia, prodiga Asano tanto en su obra anterior, El barrio de la luz, como en esta, si no en todas.
Los personajes del joven autor son, casi siempre, personas de a pie con algún giro característico. Donde El barrio de la luz mostraba identidades conflictivas, en ocasiones exageradas (un niño de instituto que hace negocios con suicidios, un criminal con un tercer ojo que en realidad quiere lo mejor para su supuesta hija...), El fin del mundo y antes del amanecer presenta directamente a gente corriente en todos sus aspectos, siendo la depresión su único hilo conductor. No todos lidian con la misma situación, pero existe un poso de tristeza, melancolía y abulia que conecta la mayoría de las historias.
Desde ese fantásticamente coloreado "Sin título" y el apasionante "Antes del amanecer", Asano parece lanzar un mensaje: que la vida no es una experiencia individual, sino una existencia comunal donde el espacio es compartido por personas de toda índole. Es un gran inicio a esta tesis poco a poco perfilada en los tomos anteriores, porque si Un mundo maravilloso conectaba las historias de sus personajes y El barrio de la luz los ponía a todos en el mismo barrio, El fin del mundo y antes del amanecer los convierte en un personaje colectivo que da vida al lugar que habita a través de sus relaciones y esa tendencia depresiva. No resulta extraño que se considere a Asano "una de las voces de nuestra generación", como he leído ya muchas veces: es un autor consciente de los problemas de la sociedad contemporánea que presta especial atención a esa enfermedad que asola el siglo XXI y la transforma en su protagonista absoluta.
Creo que, de todas las historias del tomo, la que mejor captura esa temática es "La rutina y depresión de la imaginativa Eiko", que lleva fascinándome desde la primera vez que la leí. Es realmente simple: una mujer alegre y soñadora vive su día a día haciendo a todos felices con su sonrisa y su vivacidad, pero al final del día llega a casa y "se pone a llorar un poco". Es condenadamente simple, sí, pero también un retrato genial de nuestra era.
Aun con algunos relatos continuistas, como "Alfalfa", Asano crea de manera especialmente astuta otras historias que se desmarcan de la fórmula a la que parecía haberse acostumbrado. "Domingo, 6:30 de la tarde" es una historia en tres partes que sigue las vidas de tres familiares en situaciones muy distintas, conectadas a través de dos temas: la evasión de la realidad y el (des)amor. No voy a negar las palabras del autor: estas historias no son las mejor hiladas del tomo y muchas veces su conclusión es algo ambigua. Aun así, siento un apego especial por las tres, en especial la del padre, precisamente por las interpretaciones que pueden extraerse de ellas. Son al mismo tiempo reflexiones sobre la existencia, búsquedas de la identidad propia y aceptaciones de que, quizá, la vida pueda no estar tan mal. Los tres personajes son enfrentados consigo mismos y, al final, aprenden de sus distintos encuentros que la situación inicial era no solo deseable, sino también preciada.
Esta búsqueda de la identidad se lleva a su máximo exponente, quizá por la individualización del sujeto, en "Tokio". Lejos de una posible proyección de Asano como mangaka en su personaje, creo que el autor logra explorar los distintos rincones del yo a través tanto del paisaje como de los recuerdos. Como la historia más novedosa de todas las que conforman el tomo, creo que es una fantástica muestra de las preocupaciones del autor que se consolidarían en Reiraku: el autor frustrado en busca de una plenitud para transmitir a través de su obra sentimientos de otro modo inefables. Esta búsqueda termina con una nota agridulce, como siempre con Asano, y es que esa escena del protagonista reviviendo en su "máquina del tiempo" la conversación que tuvo con una amiga cuyo contacto ya se ha perdido resulta tan melancólica como esperanzadora: el "yo" de ahora no es el mismo "yo" de antes; será mejor o peor, pero jamás el mismo. Ese es el primer paso para entenderse a uno mismo y por ello el relato culmina con la aceptación de la identidad actual en busca de un perfeccionamiento que llegará con el mañana, un amanecer de vidas muy diferentes que comparten un mismo objetivo. Que el fin del mundo suceda antes del amanecer tan solo es prueba de ello: incluso cuando todo parece perdido, el sol volverá a salir y un nuevo día lleno de posibilidades se abrirá ante todos. Es una conclusión bonita que no reniega de los horrores del mundo. Hay mucha maldad, pero hay que saber observar tras el velo y encontrar en las sombras aquellas personas o recuerdos capaces de llevar a uno hacia un futuro esperanzador.
Como puede verse, este tomo constata la evolución de un autor que, desde el inicio, tenía claros sus temas. Que fallara en transmitirlos no quiere decir que no permearan a todas sus historias; tan solo que con este tomo ha adquirido la madurez necesaria como persona y como mangaka para hacerlos llegar a la audiencia de manera efectiva. Sus temas jamás habían sido tan trascendentales sobre el papel; su entintado no tenía antes la definición de historias como "Tokio" y sus dibujos nunca habían logrado captar tan bien situaciones y emociones en apenas una viñeta. Desde la melancólica Eiko hasta la dolorosa máquina del tiempo, Asano ha demostrado un dominio sobre el medio que viene, por suerte, seguido de un deseo de autoperfeccionamiento continuo.
“hace diez años, cuando tenía diecisiete, tenía una excesiva autoconciencia y tenía una visión del mundo demasiado dura: sólo veía las partes más sucias de la sociedad y estaba preso por una constante sensación de “no aguanto más”. Le dije a mis amigos que moriría al cabo de diez años y que por el momento iba a tratar de esforzarme. Menudo autocierre. Y, ojo, que ese “al cabo de diez años” es ya el año que viene”.
Creo que mi conexión con Inio Asano parte por el hecho de que lo empecé a leer cerca de los 15 -sinceramente no recuerdo el año exacto- cuando me sentía como él a los 17. También sentía que no aguantaba más, y no me veía viva más allá de los 20. Y aquí estoy, estudiando una carrera que cada día me gusta más y contenta con la vida, dentro de lo que se puede.
“Soy una mujer del montón. Pero ya... no me importa”. Esa idea del “soy así y ya está” creo que se repite varias veces a lo largo de este manga; y es que la obra de Asano refleja muy bien ese asumirse como uno es -sea lo que sea que eso implique- que creo que es parte del paso de la adolescencia a la adultez. Tengo 23 y creo que jamás podré olvidar cómo me sentí cuando iba al liceo -leer manga o escuchar Base Ball Bear cuando voy sola por la calle a ciertas horas del día me devuelven esos momentos-, pero también siento que a estas alturas nada tiene la gravedad que sostenían las cosas a los 15. No quiero creer que me convertí en una persona apática -aunque sí pareciera haber mucho de eso en lo que escribe Asano-, sino más bien... ¿optimista? No sé.
Inio Asano también dice que le cuesta explicarlo, aunque para mí queda bien retratado en la figura del amanecer: “al menos esto es seguro: el amancer llega a todos por igual. Obtener algo de eso depende solo de ti”. Y no hay más.
El fin del mundo y antes del amancer contiene diferentes historias y en ese sentido, hay algunas que resaltan más que otras. Rescato muchísimo [Domingo, 6.30 de la tarde] y [Un mundo maravilloso].
Creo que mi conexión con Inio Asano parte por el hecho de que lo empecé a leer cerca de los 15 -sinceramente no recuerdo el año exacto- cuando me sentía como él a los 17. También sentía que no aguantaba más, y no me veía viva más allá de los 20. Y aquí estoy, estudiando una carrera que cada día me gusta más y contenta con la vida, dentro de lo que se puede.
“Soy una mujer del montón. Pero ya... no me importa”. Esa idea del “soy así y ya está” creo que se repite varias veces a lo largo de este manga; y es que la obra de Asano refleja muy bien ese asumirse como uno es -sea lo que sea que eso implique- que creo que es parte del paso de la adolescencia a la adultez. Tengo 23 y creo que jamás podré olvidar cómo me sentí cuando iba al liceo -leer manga o escuchar Base Ball Bear cuando voy sola por la calle a ciertas horas del día me devuelven esos momentos-, pero también siento que a estas alturas nada tiene la gravedad que sostenían las cosas a los 15. No quiero creer que me convertí en una persona apática -aunque sí pareciera haber mucho de eso en lo que escribe Asano-, sino más bien... ¿optimista? No sé.
Inio Asano también dice que le cuesta explicarlo, aunque para mí queda bien retratado en la figura del amanecer: “al menos esto es seguro: el amancer llega a todos por igual. Obtener algo de eso depende solo de ti”. Y no hay más.
El fin del mundo y antes del amancer contiene diferentes historias y en ese sentido, hay algunas que resaltan más que otras. Rescato muchísimo [Domingo, 6.30 de la tarde] y [Un mundo maravilloso].
reflective
medium-paced
Before Dawn and the End of the World is one of the first published works of Inio Asano. Much like his other early works (City of Light, What a Wonderful World), this story is told through a series of connected vignettes, some consisting of a single chapter and others a few, all with a common theme. The theme should come as no surprise to anyone who's ever read Asano. Put simply, it's nostalgia. That, however, does not do it justice. This is an intimate study of the overactive dreams we all have as children, our naive worldviews, our hope and optimism, our vibrant spirit of life... and how we lose sight of those things in adulthood. It's a story about remembering what it is that each of us lives for, reclaiming that old spark, and reconciling it with the harsh present of adulthood.
This is a collection of ten short stories by the author of What a Wonderful World and Solanin. The art is just beautiful. I could really just look at his art all day.
I really enjoyed all the stories. He does such a great job of showing these little everyday moments. For example, "A Day in the Melancholy Life of A-ko the Daydreamer" is just what it says, a day in the life of Eiko, a girl who works part-time in a little shop in a train station. "Sunday, 6:30 PM" is the same Sunday evening told from three different POVs on the day Katsuhiko and Wakana discover their father is missing (each of their POVs, as well as their father's). "Before Dawn" is another one that highlights how things are linked in ways we don't notice, as it follows a bunch of people through the hours before dawn. "Tokyo" is about a manga author who goes back to the town he grew up in for a casual reunion with his old elementary school classmates. None of the stories are anything huge or exciting, just ordinary little moments. I love it.
I really enjoyed all the stories. He does such a great job of showing these little everyday moments. For example, "A Day in the Melancholy Life of A-ko the Daydreamer" is just what it says, a day in the life of Eiko, a girl who works part-time in a little shop in a train station. "Sunday, 6:30 PM" is the same Sunday evening told from three different POVs on the day Katsuhiko and Wakana discover their father is missing (each of their POVs, as well as their father's). "Before Dawn" is another one that highlights how things are linked in ways we don't notice, as it follows a bunch of people through the hours before dawn. "Tokyo" is about a manga author who goes back to the town he grew up in for a casual reunion with his old elementary school classmates. None of the stories are anything huge or exciting, just ordinary little moments. I love it.
Ich bin ja keine regelmäßige Manga Leserin und deswegen völlig unbedarft und ohne Erwartungen an das Buch herangegangen. Die Bildsprache hat mir sehr gut gefallen, es gibt vor allem einige großartige Totalen. Inhaltlich waren mir die Figuren etwas zu weinerlich und sehr egozentrisch. Im letzten Drittel wird auch ein kurzer Text des Autors eingeschoben, der ein bisschen die Entstehung erklärt. Die stets mitschwingende Melancholie fand ich zwar ganz gut, aber die Monologe und Dialoge ein wenig stereotyp und simpel. Aber vielleicht geht auch durch die ÜBersetzungs ins Deutsche zu viel verloren.
Insgesamt auf jeden Fall einen Blick wert, v.a. für Leute, die mit den Standard Mangas nicht so viel anfang können
Insgesamt auf jeden Fall einen Blick wert, v.a. für Leute, die mit den Standard Mangas nicht so viel anfang können
I read this without any knowledge of the Japanese language. And yes, this is a book written in Kanji. Hence, I can only review the drawings and how the lettering hits me. It was a quite intense feeling, somehow trying to read the story simply from the characters' faces, the emotions rolling throughout the book: extraterrestrials, sex, tears, pop-manga teens, and an inkling that this book is drawn by the same guy who did "Death Note", which is one of my favourite comics. All in all: strange, weird and fun.