linorris_'s reviews
88 reviews

El ojo del mundo by Robert Jordan

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4.0

Quiero empezar la reseña siendo honesto: empecé esta novela, esta saga, porque una de las críticas que leí sobre ella es que se parecía demasiado a El señor de los anillos. Yo no entendía cómo eso podía ser algo malo en un principio; había leído a los autores más famosos de la fantasía actual como Sanderson o Abercrombie y, aunque me gustaron, me superion a poco. La vastedad de la Tierra Media, los temas simples, clásicos, eternos que trata Tolkien y la nostalgia de un pasado legendario era lo que más me llamaba la atención, lo que más disfrutaba de estas novelas. ¿Por qué elegir entre lore ligero, acción, o historia desarrollada en personajes si se podía tener todo ello, si la propia lectura me obligaba a sumergirme en un mundo fantásticamente lejano cuyo autor se había esforzado en presentarme estúpidamente cercano? Para mí, el misterio en la fantasía está en esa distancia entre lo creíble y lo increíble: el presentar lo segundo como lo primero y hacerlo cosa de magia, y que la magia no sea más que eso que forma parte del mundo. Algo así dice Chesterton en Ortodoxia cuando habla de los cuentos de hadas, donde todo es posible con unas reglas absolutamente arbitrarias e inquebrantables.

Pero no he venido aquí a hacer comparaciones que siempre son subjetivas y, por tanto, injustas. El caso es que sí: El Ojo del Mundo se parece bastante a El señor de los anillos, a veces hasta demasiado, sobre todo si hablamos de la estructura del libro:
Spoilerel inicio festivo, la formación de la compañía, la disolución de la misma, el paralelismo con las minas de Moria, una especie de Gollum
Spoiler(Padan Fain)
, un Rey sin corona...
Pero eso no impide que Jordan hable con voz propia, incluya su propia mitología y dé suficiente profundidad al mundo como para que se sostenga por sí solo. Esta primera novela es un gran homenaje al legendarium de Tolkien, y por ello condensa su principal obra en un único volumen; también es, sin embargo, el comienzo de una historia totalmente nueva. La referencia y el homenaje presentan ciertos puntos de partida que, tanto en este libro como (espero) en los próximos, el autor sabe (y sabrá) aprovechar como trampolines hacia su propio mundo.

Aunque he echado en falta, sin duda, cierta profundización en los personajes, no en su construcción, sino en sus distintas maneras de hablar (que, más allá de chascarrillos o didascalias, pueden resultar difíciles de distinguir), éstos están muy bien desarrollados. Todos tienen sus motivos, aunque estén ocultos, y explican las acciones que se desarrollan en las páginas de la novela, y las decisiones que toman al final de ésta. Todos se desarrollan de forma pausada y certera, y no es para menos: si la Rueda teje según sus designios nada de lo que ocurra en esta saga, por ínfimo que parezca, ha de ser fortuito. Espero que siga siendo así en los siguientes volúmenes.

Especial mención en su desarrollo, por supuesto, a Rand, el protagonista. Si en El señor de los anillos me cautivaba el tema de la amistad que atravesaba a toda la Compañía, aun cuando estuviera separada, aquí el tema constante es la pérdida de la inocencia. Y es que estos protagonistas no son señores de 50 años como los de Tolkien: son muchachos de apenas una veintena a los que la Rueda, el destino, la vida, les pasa por encima y han de confiar ciegamente en desconocidos para salir con vida.

"¿Por qué?", le le asaltó una duda en lo más recóndito de su conciencia, "¿para que todo acabe como en uno de los cuentos de Thom, en que los héroes encuentran un tesoro y derrotan al malo para vivir luego felices para siempre? Algunas de sus historias no tienen ese final. A veces los protagonistas mueren. ¿Eres acaso un héroe, Rand al'Thor? ¿Eres un héroe, pastor de ovejas?"


La amistad aquí está tratada desde un punto de vista más naíf, más cursi, del mismo modo que la pérdida de la inocencia está casi caricaturizada en la esperanza de Sam por el regreso, o en la inseguridad de Merry en el Pelennor. Así, los temas se invierten, y vemos en algunas citas de Rand cómo es consciente de que nada va a volver a ser igual, vuelva o no a casa después de su aventura, sea o no un héroe (por eso, tal vez, sea el único personaje que no para de mirar atrás en toda la novela; vaya adonde vaya, lamenta siempre no poder darse la vuelta y, además, abandonar su último hogar improvisado).

La tarde estaba ya avanzada cuando cruzaron la población y, al iluminarse sus ventanas, sintió un arrebato de añoranza. "A pesar de su aspecto", susurró una vocecilla en su interior, "no es tu hogar. Aunque entraras en una de esas casas, no encontrarías a Tam allí. Y, si estuviera, ¿te atrverías a mirarlo a la cara? Ahora ya sabes ciertas cosas, ¿no?" [...] "Tan parecida a la tuya y, sin embargo, no la volverás a ver, ¿verdad?"


Una novela monumental, ambiciosa y delicada, un cuento de hadas, sí, de hadas, muy extenso. Tengo muchas ganas de descubrir más sobre este mundo.
La Gran Cacería by Robert Jordan

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4.0

La muerte es más liviana que una pluma, el deber más pesado que una montaña.


Esta cita que encabeza la reseña es una que está presente en todo el libro, de principio a fin, sea de manera literal o sea por lo que transmite la propia novela. No me equivocaré si señalo que el principal tema de esta novela es el deber entendido en un sentido muy amplio. El deber como algo que guía y a la vez atrapa a nuestros protagonistas, como una montaña bajo la cual uno sólo puede buscar la mejor postura para no morir aplastado, como me dijo una vez un amigo.

El deber no podemos pensarlo en este mundo separado de la Rueda, que teje según sus propios designios. La Rueda, los ta'veren, los hilos que tejen su historia, apenas tienen elección. El deber de cumplir con la Rueda, sí, pero esto no implica que el deber se cumpla dejándose arrastrar por las Eras; la misión se completa cuando uno reconoce y asume el deber y está presto a cumplirlo, sea cual sea el precio.

Algo así le ocurre a Rand durante toda la novela. Rehúye desesperadamente de su destino, pero ¿para qué? La Rueda teje para él y sabe que no tiene escapatoria. Pero ese tejido está llevando consigo a todas sus relaciones: a sus amigos, a la mujer que ama, a otras personas que se ha encontrado por el camino. Tanto, que cuando se reencuentra con
SpoilerThom Merrilin
éste, por ahora, se siente aliviado de haber quedado al margen de ese torbellino que es Rand al'Thor. Así pues, el conflicto es la otra cara de la moneda del deber: Rand tiene deberes para consigo mismo, para con los demás, para con las Aes Sedai
Spoilery para con el resto del mundo
. Experimenta la traición en sus propias filas, el distanciamiento de sus amigos, la vergüenza de saber quién es y, por tanto, el peso del deber.

Cuando comencé esta saga, me pregunté cómo se podría mantener el interés durante tantísimas páginas. Y ahora lo he entendido: aquí vemos cómo nacen los héroes, con la presión de la Rueda (y con algún deus ex machina y con sus miedos, dudas y temores. Vemos cómo hacen elecciones no siempre acertadas, cómo se enfrentan a sus amistades, cómo soportan el dolor. En La Gran Cacería ocurren, por supuesto, sucesos épicos como el que da nombre a la novela, pero es una novela de un ritmo más tranquilo. Tenemos localizaciones más bien estáticas, bien definidas, en las que se desarrolla la acción. Porque la acción no está en el movimiento exterior, en las cosas que ocurren, sino en el interior de todos los personajes, en sus conflictos y en la tarea de asumir que son un Hermano Lobo, una Aes Sedai
Spoilero el mismísimo Dragón Renacido
.

Por supuesto que hay mucha acción e intriga, pero no me ha parecido ni lo más importante ni lo más disfrutable; antes bien, los momentos de calma y diálogo, de revelaciones, de reflexión, son los que dan peso a esta novela, son los que hacen a los personajes unos seres de carne y hueso en nuestra imaginación. Tal vez por eso la muerte de
SpoilerIngtar
genera mucha más conmoción que la de Thom Merrilin en la anterior entrega.

Los personajes son mucho más profundos, y esta introspección constante es posible gracias a un perfecto equilibrio entre acción y separación de tramas. Aparte de los acontecimientos que motivan a los personajes a través de sus llanuras y nuestras páginas, tenemos hasta cinco tramas bien diferenciadas: 1. Lan y Moraine 2. Egwene y Nynaeve 3. Padan Fain, Domon, Bornhald y los seanchan 4. Rand, Hurin y Loial 5. Mat, Perrin e Ingtar.

Cada trama tiene sus relaciones con todas las demás, sus propias revelaciones y sus propias escenas de acción que acercan a todos a la batalla del final, pero también presenta momentos de reflexión que nos permiten imaginar y anticipar la vastedad que nos queda por leer. Y en todas ellas perseveran el deber y el conflicto. A Jordan le ha sentado estupendamente alejarse del homenaje a Tolkien y dejarnos a nosotros, como lectores privilegiados, un punto de vista lo suficientemente amplio como para tantear con impaciencia, como quien tantea el Saidin o el Saidar, todo lo que está por venir.
Panza de burro by Andrea Abreu

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4.0

Ha sido un libro muy incómodo de leer, como incómodo es tanto lo que se cuenta como cómo se cuenta en sus páginas: la historia de dos amigas que acaban de entrar al instituto, durante un larguísimo verano en un barrio marginal de un pueblo tinerfeño que, a comienzos de los 2000, con la burbuja de la construcción, abraza el turismo como la única manera de "montarse en el dólar", como dice varias veces la protagonista que le dice su padre.

Evidentemente, esto no es así. La protagonista, sin nombre, sólo llamada "shit" por su mejor amiga, Isora, tiene la oportunidad de ver en su barrio y en su propia casa como el aluvión de trabajo nunca llegó a implicar un aluvión de dinero. Encaramada a un poyo de un jardín, ve una escena que da cuenta de la situación de la isla:
Estaban los guiris en la piscina, en la piscina bañándose y cogiendo el sol sin sol y comiendo salchichas de esas piconas en las mesitas de la terraza debajo de los paraguas de palmeras. Supuse yo que estaban cenando, porque mi madre decía que los guiris jediondos cenaban a las seis de la tarde. Desde lo alto del muro a lo lejos solo podía ver puro viejo, puro viejo quemado y rojo como cangrejos moros.

Y es que Tenerife no es por todas partes el paraíso que buscan los guiris, ni siquiera aquellos que llegan a las casas rurales donde trabaja la madre de shit. Su barrio es un barrio próximo al volcán, cubierto siempre de nubes y calima, un barrio casi vertical, en constante pendiente que, sin embargo, sólo a sus afueras consigue escapar de la columna vaporosa del cielo y deja entrever un mar que, en cualquier caso, resulta decepcionante: gris, aburrido, del mismo color que el cielo allí arriba.

Nuestras protagonistas comienzan el verano con la triste certeza de que ese año, una vez más, tampoco verán la playa. Así que tenemos la oportunidad de conocer su barrio y a qué se dedican las muchachas durante esos largos meses. Empecé la lectura disfrutando más bien poco de lo que leía. Me habían avisado de que había demasiada escatología, a veces sin mucha explicación. ¡Pero esa ha sido la gracia! La escatología no tiene ninguna explicación: sigue teniendo el misterio gracioso e insondable que tiene para las niñas el decir palabrotas, a la vez que, con la primera regla y el éxito incontestable de Pasión de gavilanes comienzan a intuir que ese mundo gracioso a veces puede dar mucho miedo. Al menos a shit le da miedo.

No he podido evitar sentirme profundamente identificado con shit cuando habla del amor que tiene por Isora: un amor como el que tiene un niño a un cachorro de gato que lo ignora, que lo quiere tanto que lo estrujaría hasta que le estallaran los ojos. En realidad, me pregunté muchas veces si en realidad shit quería a Isora. Supongo que sí, de una manera ruda y bestial como yo quería a mis amigos. Pero también pude leerme en esas líneas en que dice que "siempre que estaba enfadada con Isora me gustaba imaginarme desgraciada...", en esa dependencia brutal, en la inseguridad constante de saber que tu amiga de la infancia está creciendo más deprisa que tú, que te enseña siempre cosas y tú sólo puedes hacer que te interesa o te importa porque quieres que juegue un rato más porque sabes, en el fondo, que nunca jamás podrás tener esa facilidad para ser mayor que tiene ella. Entre la envidia y la admiración una, y entre la soberbia y el desprecio la otra.
E isora continuó diciendo que Zuleyma la del bar le había contado que después de follar a las mujeres se les quedaba el chocho latiendo. Y dijo chocho y no pepe y yo me sentí tan lejos de ella. Esa frase me bajó por la garganta de una mala forma, como si me hubiese atragantado, como un trozo de comida arrastrándose por el camino que no era, por el camino viejo, como decía abuela. Me di cuenta de que Isora estaba en otro lugar, un sitio del que yo no alcanzaba a ver ni el principio y por un momento tuve miedo, miedo de que se diera cuenta de mi inocencia, de que se cansara de mi cabeza asintiendo y mi boca cerrándose.

Me he reconocido en estas páginas, en la escatología constante, en el misterio del sexo por descubrir, en la impaciencia y el miedo, en las dudas sobre la propia identidad. Y a la vez que me reconocía, las descripciones líricas y brutales de Andrea Abreu me ha permitido reconocer la realidad de otras niñas que tampoco entendieron qué pasó el 11 de septiembre de 2001 cuyas madres, a veces, antes de la crisis, probablemente estuvieran limpiando la casa en la que mis padres y yo pasamos nuestras últimas vacaciones. Sus descripciones son certeras y no por ser realistas, sino por acercarse al expresionismo, porque nos transportan al entorno a través de unas imágenes vaporosas. Y sí, claro, esas imágenes son muy a menudo escatológicas, como han de serlo en las cosas que solemos olvidar de cuando teníamos 12 años (como que el mundo existía exactamente tal y como hablábamos de él, en la oralidad que se muestra irreductible en esta novela), porque en realidad tampoco nos fijábamos tanto en las cosas y tampoco nos importaban tanto.
El Silmarillion by J.R.R. Tolkien

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4.0

Un libro doloroso de leer, donde la aventura, la épica o la victoria que gobiernan otras obras de Tolkien quedan empañadas por la nostalgia y una constante sensación de pérdida. Bueno, y también porque a veces es un lío tremendo.

Me han llamado especialmente la atención todas las secciones que tienen que ver con la música: la búsqueda de Maedhros, Beren y Lúthien, los Hijos de Húrin... los duelos musicales (y no sólo en el Ainulindalë), la importancia de la oralidad, el poder (la magia) que transmite la música en un mundo en constante cambio.