De esos libros que se leen en un tirón pero que claramente no me leí de un tirón de pajoso y desaprovechado nomás. Bueno, el hábito vuelve de a poco...
La leí por el lesbianismo, primero y principal, por ser una de esas novelas de la narrativa argentina semicontemporánea y "de culto", y lésbica. Tengo que diversificar mi biblioteca y me vino re bien María Felicitas Jaime. Me gustó—la disfruté, incluso. En el sentido sexoafectivo, de las interrelaciones entre todos los personajes: es increíble la vigencia de las formas de relacionarse de las lesbianas, fue lo primero que le comenté a mis amigas. Unas intensas, otras desapegadas, la representación literaria de las 'relaciones cuirplatónicas', avanzadísimas para la época o quizá es que el progreso es solo una ilusión y realmente es tan fácil estereotipar.
Un pormenor, para mí, y no tan menor porque era un tema recurrente en la novela, era la cuestión política. Esas ideas de fin de siglo, del "fin de la historia" y "fin de las ideologías"... En un principio no tenía muy claro dónde estaba parada nuestra querida Mariana (si es que no es más que nuestra querida María), ¿una suerte de centroizquierda? Porque rechaza la derecha, antiperonista pero no gorila, se proclama de izquierda, es de esa capa media pequeñoburguesa y pseudointelectual, e ironiza las acciones de la izquierda desde la condescendencia a la vez que parece satirizar, pero no tanto, el pensamiento de la clase media argentina. Muy confusa la cuestión: exactamente lo que esperaría del liberalismo político de la época que hasta día de hoy no se despega.
Igualmente, y a pesar de todo, me pareció muy llevadero todo. Lo recomendaría con el ojo crítico con el que recomiendo leer todo, siempre.
El Archivo de la Memoria Trans Argentina verdaderamente es un regalo al mundo; la labor que conllevan para la preservación y conservación de la historia es admirable, y no tiene precio, por eso es tan importante apoyar publicaciones como Kumas –y todas sus demás, y hermosas publicaciones– para que que se sostengan y no perdamos historias que hacen, que son al fin y al cabo, parte de nuestra historiografía nacional.
Kumas, lo dice Camila Sosa Villada en su propuesta, no se hace de las formas literarias y técnicas de comunicación efectivas de medios que han sido exclusivos, sino que inspira en el lector la forma de conversaciones al aire: es, en realidad, un rescate que se extiende hacia la palabra escrita de historias documentadas en su proyecto Archivo Oral.
La historia del trasvestismo, transexualidad y transgeneridad en Argentina ha tenido muchísimas protagonistas, muchas que ya no están, otras que la siguen peleando, pero estas iniciativas de archivar la memoria sirven para mostrar, aunque sea de ínfimos fragmentos, cómo se compone la historia oculta, y hasta día de hoy de las más violentas por su vigencia en el tiempo, de nuestro país.
También muestra la multiplicidad de perspectivas que existen, ofreciéndonos gran variedad de opiniones en una diversidad de historias de vida que a veces, por casualidad, se entretejen. Kumas es una forma de hacer realidad aquello que sostenía Lohana Berkins acerca del valor crítico de la diferencia, porque entre tantas cosas que hacen a la unicidad de cada una, también está el interlineado que las une.
Me devastaban las notas al pie de página, cuando las habían, porque revelaban datos, no solo de muerte, sino de procedimientos u ocurrencias de las que les más jóvenes, en este afán del aislamiento e individualismo neoliberal, no somos conscientes, porque el sentido de comunidad –y con él, nuestra memoria– se está perdiendo, y la dictadura, que las travestis de más de ciencuenta y cuarenta años han conocido por más de la mitad de sus vidas, parece nunca acabar o volver con más fuerza y nos encontramos desprotegides por culpa de la ignorancia: por esto creo importantísimo el acceso a publicaciones como Kumas, no únicamente para nosotres de la comunidad LGBT, sino a cualquier mano curiosa que verdaderamente se interese por aprender sobre la realidad que se le escapa.
Una lectura corta, fugaz, de fin de año para anticiparme al inminente aburrimiento de verano. Sin embargo, no fue solo eso, fue todo un recorrido que en menos de dos horas me llevó, con la simplicidad de su narrativa, por escenarios recónditos de mi provincia.
De venir de leer una obra de Barrandéguy, a leerme esta crónica atemporal –por el vaivén en los años narrados y la vigencia de la historia– situada en su ciudad natal; quizá ella particularmente no haya sido la protagonista de esta crónica, mas fue una figura imborrable de la cultura comunista provinciana, de la cultura y el comunismo gualeyos, y siento que entre Habitaciones y La internacional entrerriana descubro nuevos mundos a la vez que aprendo de realidades hermanas.
Podría fácilmente haberle puesto cinco estrellas, quizá después lo cambie... Verdaderamente lo merece pero también está eso de las buenas crónicas: siempre me dejan un pequeño vacío al que manoteo como ahogado por un poquito más.
Habitaciones, del singular habitación: afecto y efecto de habitar; en expresión, semejante a vivencias, del hecho de vivir. Porque eso es Habitaciones de Emma Barrandéguy, una forma de habitar, de vivir el mundo hasta que no puede más que desembocar en la literatura y haciendo, como dice su sinopsis, de la literatura parte de la experiencia.
Emma Barrandéguy se detiene en todo, y a la vez no para. Ésta es de esas obras que no es posible soltar, porque no se puede dejar de pensarla, pero que resentidamente hay que pausar para procesar la furiosidad de sus ráfagas. Cartas cortas, monólogos que rebalsan. La intensidad de la introspección en relación a la historia y lo ajeno hacen eso que, encubiertamente, buscaba: deslumbrar. Al punto que desconcierta, entre tantas perspectivas condensadas en efímeros párrafos donde no sobra ni una sola palabras. A regañadientes caracterizada por su contexto y sus contradicciones "E." no deja de sernos incómodamente cercana; espejismo de la condición humana.
Afán de volcar en letras lo que se casi se lleva para siempre dentro, la autora es clara en su confrontación consigo misma y el mundo, entre él, quien lee. Completamente desinhibida en su talento de hacer pensar con interrogantes y reflexiones que merecen -y parecen plantear la necesidad- de múltiples relecturas donde se renueve el foco de análisis. Porque es incontable la cantidad de cosas que se pueden discutir desde acá, y me sería infinito el tiempo necesario para tocarlas por separado y en intersección e interacción la una con al otra. En esta primera vez me enfoqué claramente en las dos cuestiones que sobresalen: la política y el lesbianismo en la primera mitad del siglo. Tópicos de gran contenido para ensayar, pero no los únicos, sin duda. Hay muchísimo más que acompaña.
Me llevé nuevas formas de comprensión leyendo esta obra, primero entendida como ficción y, después de investigar, con la noción de veracidad que se rescata de lo que provoca y relata.
Ha sido un trayecto fascinante. Dándome, en un año tan flojo de papeles y tapas, un cierre excepcional de las lecturas del año.
The amount of time spent wanting to get to this read and finally savoring it can't be measured, but it all tasted a bit like blood--from the anxious nail-biting need to get my hands and eyes on it, to the punch after punch to the gut finally engaging with it meant.
Was I dumb or an optimist for ever expecting a work with such title and historical context to be anything other than dose after dose of violence? And yet, despite the narrative crudeness of the experience of being different under fascistic capitalism's inherent violence, Stone Butch Blues evokes nothing more than inspired reflection. A true showcase of resilience; a true case of holding its weight in history. It has that evergrowing tone reminiscent of Camila Sosa Villada's Las malas (Bad Girls/The Queens of Sarmiento Park)--(and I think anyone who liked SBB, would enjoy BG and viceversa)--(sorry for never wasting a chance to recommend these beautiful reads.)
Feinberg is a truly missed talent: as an organizer, a speaker and as a writer. I still have much more of zir to unveil, thankfully, my experience with zir's work doesn't, couldn't possibly, end here.
When it comes to this particular book, this particular reading experience, for me, it was pretty close hitting. There's so much to be said about the simple and yet entirely poetic ways with which Leslie Feinberg manages to portray such acts of hate and love and self discovery, opening zir heart to the world while somehow still preserving some intimacies, still keeping in some parts the tightlipped character of the butch she was and wrote about, to the point that these would invoke even the most enstranged, casual, unrelated reader's tears, what with such depictions of life's struggle for survival. There's so much to learn from zir.
The strength shown in Jess Goldberg resolute decision to survive, to be acknowledged as a butch, a 'he-she'. and later organize reminds me of Lou Sullivan's quote from his diary: "How am I going to all of a sudden be closety again after coming so far out so succesfully?"
As someone who came out as a lesbian in my early teens, later transitioned to 'male' through testosterone, passes as a man (but never identified as such), and is once again rethinking whether I might be a lesbian, this read is much more meaningful than I could ever put into words--I don't have to, though, chapter 19 of this work does it for me.
Please, do yourself a favor: read Stone Butch Blues! Drag King Dreams is next in 2025. But, hopefully, I can also find zir other works somewhere or print them out for myself.
¿Procrastiné leer una historieta de setenta y seis páginas por tres meses cuando tranquilamente podría haberla leído en una hora? Sí.
La verdad es que no conocía a Altuna, lo encontré de casualidad, chusmeando, como hago cada tanto, el catálogo del Fondo de Cultua Económica y no sabía qué esperarme. Tenía una idea, sí, lo investigué un poco, entendía que se trataba de una represión distópica, bien sórdida, de la sociedad del capitalismo tardío—cosa que por supuesto me fascinó, pero nada podría realmente prepararme para lo que me estaba a punto de encontrar.
Es hiperbólico, es chocante, pero no es mentira, es visceral, pero es la realidad retratada. Se impone en el ficcionario político del lector como factor discursivo. Ese roce de la decadencia social con un erotismo que no oculta más que explotación al cuadrado es muy interesante; trae a la cabeza otras historias, ficticias y reales: las de Camila Sosa Villada (quien es el paragón para todo), Miss Saigon con esa piel de gallina que te deja Eva Noblezada cantando The Movie in my Mind, la Historia misma como la contaban Michael Parenti, Irish Chang e Ilan Pappé. Es todo increíblemente crudo y no lo consideraría «entretenido» o «disfrutable», pero sí merecedor de más ojeadas.
Diría lo mismo que digo siempre, que me encanta cuando el arte hace pensar, hace hablar, y tiene ese trasfondo político que lo envuelve y contextualiza y se puede analizar interminablemente, pero este ya ni sería un «fondo» sino una realidad que aún vivimos, y que más Betos tenemos que empezar a luchar.
Well, yes! It did take me a million years to finish this book—first year of university can drive anyone crazy, I'm sure our protagonist here would certainly agree!
Now, before getting into the tids and bits of this book and my thoughts on it, I'll have to preface everything by saying that I saw (a bootleg of) the Broadway musical before reading the original Maguire work and oh, boy... did I hear just so much about everything... How the book was so much darker, how everyone who liked the book hated the play adaptation and how everyone who loved the play adaptation hated the book, how the book sucks, how the play is rushed, how Maguire writes, how it's all fake woke, how it's overdone—oh my god, it was never-ending.
I think, I think, a three is precisely the rating both the book and the movie deserve. Hell, maybe even a two point seventy-five... I don't know.
I find myself thinking and I get it. I get almost all the changes done in the play to this piece of work, and they ultimately kind of tell two different stories, don't they? Is it fair to judge them as one? I liked the book, and I really liked the play, but it is true that the play is truly deceitful of what one can find in the book; yet, I wouldn't say the book is so dark that it's unreadable or would make anyone squeamish, I'd say it's the play that strips itself of so much of the nuance!
Elphaba is intersex, everybody is gay as hell, Fiyero was Black! The whole damn thing is about colonialism and imperialism! And we've lost the damn plot! Both play and book! It makes me sick.
I love it when a story and a world makes you think, because that's what reading should be about: thinking! And what nobody seems to want to do when it comes to this book in particular that is so clearly dripped out in social commentary that it's all you get in the book for the better part of what? Three quarters of it? And then it all kind of... comes crashing down? So damn odd, I can't understand it. The pace is slow enough that you won't realize it at times and will dread it at others, and it's slow enough that you'll have to run your memory back over and over again to previous events, and yet, all the hints, all the spectacle, all the waiting, even all the twists are for so little in the end because it maddens you as much as it maddens every last remaining character.
While I could go on forever, let me cut this short. It wasn't the darkest thing I've read, however many people I've read say otherwise online, and I really enjoyed most of it, because all the buildups, at least in the first four chapters, were actually nice (and I personally enjoyed Maguire's writing! I think it was quite on par with the world he was building and the story he was telling); but I thought it was going to be better. I knew not to get attached, and I didn't, because none of the characters were present enough to be cared about, but it left me the same sour taste as They both die in the end did, like I'd wasted a lot of energy to be put off by a lousy way of things.
I don't know how tempted I am to read the other books in the series I am, don't really think I will any time soon. Or the supposed prequel Maguire has in the works about young Elphaba—Elphie. Or the movie for that matter! Even though I was reading this in preparation to that, too, because I was really excited. I can only find everything wrong with the way they're all going about it.
Anyways, I'm kind of glad I got this book over with. I'm not even close to halfway through my year goal and don't think I'll make it but I hope whatever my next read is is better. I need something like a refresher that isn't academic papers.
Flaws of characters a main focus? It's complicated
4.75
Como en mi reseña de ayer de El Capital, el manga, casi cinco, pero no cinco, estrellas porque inevitablemente la adaptación tiene que recortar puntos para que la historieta fluya como cualquier otra, sin embargo, y teniendo en cuenta que el Manifiesto como tal tampoco es tan largo, se supo abordar una gran cantidad de contenido esencial de forma accesible para, considero yo, todas las edades, como forma introductoria a aquel texto clasiquísimo e importantísimo—este sí, de lectura obligatoria.
Se los voy a prestar a mi hermano, a ver qué capta él.
Me parece una introducción fantástica e increíblemente creativa a una obra que debería ser esencial y de lectura obligatoria para el entendimiento de nuestra sociedad y la generación del conocimiento y pensamiento crítico. La única razón por la que le doy casi cinco, pero no cinco, estrellas es porque las cuestiones económicas son cosas que hasta explicado con dibujitos se me dificulta del todo entender, y, es como admite la obra misma, no más que una introducción resumida, adaptada de la obra original por lo que entedidamente es necesitario complementar esta introducción con El Capital en sí y/u otras guías que ayuden a internalizar toda la información.
Por más que parezca que me costó mil años terminar esta lectura, es, en realidad, una lectura bastante fácil y rápida.
Es como una versión acortada –y centrada en Argentina– de la primera parte de Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, quizá sin tanta narrativa y poética uruguaya, pero definitivamente con el toque paranaense/litoraleño de sarcasmo y palazo; desde la introducción supe que me iba a agradar mucho este autor.
Es mucha información condensada en tan poquitas páginas que sorprende que a la vez sea tan detallada, y me da curiosidad ver cómo se desarrolla el autor en el resto de libros que componen este proyecto académico de divulgación histórica. Historia que nos hace muchísima falta recordar y repensar en tiempos corrientes.